Cada 16 de septiembre se conmemora el Día internacional de la preservación de la capa de ozono, la cual se deterioró a niveles sin precedentes, al inicio de la primavera de 2020, en grandes partes del Ártico, debido a la continua presencia de elementos que la reducen y a un invierno muy frío en la estratosfera, según información de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Los científicos de dicha organización aclararon que el deterioro de la capa de ozono habría sido aún peor de no estar vigente su protección mediante el llamado Protocolo de Montreal, que busca acabar con la producción y el uso de sustancias que la reducen, como los hidrofluorocarbonos (HFC).

Estas sustancias pueden permanecer en la atmósfera durante decenios y sus concentraciones en ella son todavía lo suficientemente elevadas como para causar una grave destrucción de la capa de ozono, la cual actúa como filtro de las radiaciones ultravioletas procedentes del Sol. Estas provocan una alteración del sistema inmune en los seres humanos, con riesgo de contraer cáncer de piel, entre otras afecciones; y en animales y plantas una disminución del ritmo de crecimiento.

Una niña camina por las capas de hielo del Ártico en Barrow, Alaska. La pérdida de hielo en el Ártico es uno de los efectos del calentamiento global Foto: ONU

Petteri Taalas, secretario general de la OMM, advirtió que "el nivel de pérdida de ozono que se experimenta durante un determinado invierno depende de las condiciones meteorológicas. La pérdida de ozono en 2020 muestra que tenemos que permanecer vigilantes y mantener observaciones continuas".

La formación de un agujero de ozono se debe a las temperaturas extremadamente frías (por debajo de -80°C), la luz del Sol, las condiciones de viento y los productos químicos dañinos. La mayor parte del agotamiento de la capa de ozono en el Ártico tiene lugar dentro del llamado vórtice polar.

Se trata de una región de vientos circulares rápidos que se intensifican en el otoño y aíslan la masa de aire dentro del vórtice, manteniéndolo muy frío, lo que puede ocasionar un impacto capaz de producir un agujero en el ozono de la estratosfera.

Como resultado de las inusuales condiciones atmosféricas durante el pasado invierno, las concentraciones de ozono sobre el Ártico alcanzaron un mínimo histórico para el mes de marzo, disminuyendo a menos de 220 unidades Dobson, una medida del espesor de la capa de ozono, que normalmente se considera como el nivel de agujero de ozono. El mínimo llegó en ocasiones a tener solo 205 unidades Dobson.

En condiciones normales, los valores más bajos de ozono observados sobre el Ártico durante marzo son al menos de 240 unidades Dobson.

En abril, el aumento de las temperaturas en la estratosfera provocó que el vórtice polar se encogiera y se rompiera en dos vórtices más pequeños y separados, lo cual permitió la combinación con aire rico en ozono de la atmósfera inferior. El calentamiento ocurrido detuvo las condiciones que favorecen las reacciones de agotamiento del ozono, las nubes estratosféricas polares y terminó con el evento de agotamiento.

El agujero de la capa de ozono sobre el Ártico había alcanzado su mayor tamaño en marzo pero en abril se cerró Foto: Tomada de Telesur

El episodio se puede repetir

Pese a cerrarse, la OMM advirtió que las condiciones meteorológicas y las temperaturas varían cada año provocando una fluctuación en la gravedad del deterioro del ozono, abriendo la puerta a que se produzcan ocasionalmente grandes reducciones del ozono en el Ártico.

De igual manera, aclaró que las temperaturas de la estratosfera en el Ártico no suelen bajar tanto como las del Antártico, ni permanecen bajas durante un período de tiempo prolongado.

La extensión máxima del agujero de ozono de esta primavera en el Ártico fue mucho menor en comparación con la extensión media de un agujero del Antártico y el orificio de Ozono del año pasado sobre la Antártida fue el más pequeño registrado desde el descubrimiento de dicho agujero.

Una leve recuperación

De acuerdo con las evidencias científicas, estamos lejos de la total recuperación de la capa de Ozono, la cual se podrá lograr única y exclusivamente si todos los países se comprometen verdaderamente con las obligaciones que han adquirido a través del Protocolo de Montreal.

Su objetivo principal es la protección de la capa de Ozono mediante medidas que contribuyan a controlar la producción total mundial y el consumo de sustancias que la agotan, con el objetivo final de eliminarlas, sobre la base del progreso de los conocimientos científicos e información tecnológica.

Durante más de tres décadas, los países han trabajado para reducir radicalmente el uso de productos químicos que agotan la capa de Ozono, utilizados principalmente por la industria de la refrigeración, por lo que se está recuperando.

El Protocolo de Montreal puede conllevar a un resultado igualmente significativo en relación con el cambio climático a través de su Enmienda de Kigali, ratificada por 81 países, la cual está dirigida a la eliminación de los HFC, potentes gases que se utilizan en los sistemas de refrigeración. Su supresión podría reducir el calentamiento global hasta 0,4 grados centígrados en el curso de este siglo.

La capa de ozono protege nuestra atmósfera durante generaciones Foto: ONU

Conmemoración en Cuba

La celebración de 2020 tiene una connotación especial porque se cumplen 25 años de fundada la Oficina Técnica de Ozono (OTOZ) perteneciente al Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (Cubaenergía) adscrita a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (Aenta) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Foto: Tomada de Juventud y Técnica

Debido a la pandemia, la OTOZ convocó al concurso nacional virtual: “Desde la casa Protegiendo la Capa de Ozono” dirigido a infantes y adolescentes en las modalidades de dibujo, poesía, cuento e historieta.

La Isla entregó el instrumento de ratificación de la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal sobre las sustancias que agotan la capa de ozono, en el que reafirma su compromiso de eliminar los elementos dañinos.

En 2017, recibió el Premio de Ozono, el mayor estímulo del Protocolo de Montreal para controlar y eliminar la producción y el consumo de sustancias de ese tipo.

La OTOZ coordina y controla el programa nacional de implementación del Protocolo de Montreal, suscrito el 16 de septiembre de 1987, encaminado a la erradicación en el país de las sustancias agotadoras de esa especie de sombrilla protectora del planeta.

Dentro de los resultados obtenidos durante estos años de labor está la eliminación del bromuro de metilo en el sector agrícola, al dejar de emplearse como plaguicida en la fumigación de semilleros de tabaco y en cultivos protegidos de hortalizas, plantas ornamentales y viveros de café, básicamente.

Lo anterior implicó la introducción en la práctica productiva de métodos biológicos alternativos de control de plagas y de la tecnología de bandejas flotantes, a fin de resguardar a las posturas del ataque de hongos y otros microorganismos dañinos. Igualmente quedó excluido de aplicarse en el saneamiento de silos, almacenes e instalaciones de la industria molinera.

También resalta la supresión total de los clorofluorocarbonos (CFC) en la refrigeración doméstica y comercial, así como en la fabricación de aerosoles farmacéuticos e industriales, junto a la capacitación de miles de técnicos y mecánicos entrenados en diferentes cursos de buenas prácticas. Una parte esencial de los esfuerzos nacionales en esta esfera se dirigen a la erradicación paulatina de los HCFC.

Los expertos aún buscan alternativas para sustituir las sustancias nocivas para la capa de ozono, en dependencia de su uso. Las disposiciones del Protocolo plantean que las Partes basen sus decisiones futuras sobre fundamentos científicos actuales, así como toda la información ambiental, técnica y económica, la cual es evaluada por un panel de expertos de la comunidad internacional.

Referencias

Sitio web de la Organización de Naciones Unidas (ONU) 

Revista digital Juventud y Técnica