Esta institución, situada en el municipio de Playa, hoy forma parte de Grupo de las Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas (BioCubaFarma). Constituye un sistema que abarca la investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos biológicos, obtenidos a través de los métodos de la biotecnología moderna.

Al ser inaugurada el 1ro. de julio de 1886 por Fidel Castro, este expresaba: “El Centro es grande, pero yo espero que sean grandes también los resultados científicos que se obtengan”.

Un poco de historia

En 1978 se organizó un equipo de científicos para comenzar las primeras investigaciones de la ingeniería genética cubana en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC). Este trabajo continuó en 1981, con la producción del primer Interferón cubano, que se utilizó en el tratamiento de pacientes con dengue y conjuntivitis hemorrágica, y en 1982 se creó el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) con notables resultados.

Mientras construían el CIGB continuaron las investigaciones. En 1984 se publicó el primer número de la revista Interferón y Biotecnología, la cual cambió su nombre en 1990 por Biotecnología Aplicada. En 1985 se celebró el Taller Internacional sobre Ingeniería Genética y Biotecnología en el CIB y al año siguiente quedó inaugurado oficialmente con su actual nombre.

Hoy es un complejo científico productivo de primer nivel con la misión fundamental de desarrollar vacunas humanas y veterinarias, medios diagnósticos, proteínas por vía recombinante para diferentes usos terapéuticos, además de incursionar en otras líneas vinculadas a la esfera agropecuaria y la acuicultura.

La institución en la actualidad

El CIGB tiene el reto de lograr medicamentos innovadores de alto valor agregado con patente cubana, dirigidos a favorecer el mejoramiento de la calidad de vida de la población, incrementar y diversificar los rubros exportables y sustituir importaciones.

Constituye una prioridad contribuir a la autosuficiencia y sostenibilidad alimentaria de la nación, mediante la búsqueda de productos y tecnologías que eleven de manera notable los rendimientos y las capacidades nacionales de producción en aquellos renglones de alta prioridad.

Para dar respuesta a sus desafíos sus científicos y técnicos laboran en la ejecución de un conjunto de novedosos proyectos investigativos. Figuran en la lista de los más promisorios, el relacionado con el péptido CIGB-500, fármaco en desarrollo que en los ensayos clínicos muestra evidencias de tener efecto cardioprotector, y los vinculados con el péptido CIGB-814 para el tratamiento de la artritis reumatoide y el CIGB-845, dirigido a la terapia de enfermedades cerebrovasculares.

El Heberprot-P, su producto líder, fue creado por Jorge Berlanga Acosta, el cual ha constituido uno de sus resultados más reconocidos, pues es el único medicamento para el tratamiento de la Úlcera del Pie Diabético, que resuelve una necesidad médica no satisfecha a nivel mundial. Este acelera la cicatrización de las lesiones e incide de manera significativa en la reducción del riesgo de sufrir una amputación de los miembros inferiores en más de un 70 % de los casos tratados.

Entre sus logros están el HeberFERON, la Proctokinasa y el HeberNasvac. El primero se indica para combatir el cáncer de piel más frecuente: el Carcinoma basocelular. El segundo es un supositorio para el tratamiento de las hemorroides agudas y el último es una vacuna terapéutica nasal y subcutánea para tratar a pacientes que padecen Hepatitis B crónica.

De igual manera, trabajan en el desarrollo de la biotecnología agropecuaria. Entre sus resultados más significativos destacan el HeberNem, bionematicida ecológico que favorece el crecimiento de los cultivos; el Gavac, inmunógeno contra la garrapata del ganado bovino y el Porvac, vacuna contra el virus de la peste porcina clásica.

En la actualidad existen autorizaciones de uso (registro sanitario) de productos creados en el CIGB en diversos países, fundamentalmente de América Latina, Asia y en Rusia.

Contribución en la lucha contra la COVID-19

Científicos y especialistas en salud de Cuba, pertenecientes a BioCubaFarma realizan ensayos clínicos de nuevos medicamentos para el enfrentamiento a la pandemia por la enfermedad COVID-19, algunos de los cuáles ya muestran resultados preliminares alentadores.

Desde hace algunos años, el CIGB ha creado y producido una gama de fármacos de alto valor terapéutico utilizados exitosamente en diversas enfermedades. Varios de ellos ya han mostrado su valía contra el SARS-CoV-2, como el de acción antiviral Interferón Alfa 2b Humano Recombinante y el anticuerpo monoclonal Itolizumab.

También el CIGB-258 ha mostrado resultados significativos. Este fármaco, destinado a tratar las enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis, y con una preclínica ya avanzada, regula la hiperinflamación. Su uso ha logrado disminuir significativamente los índices de mortalidad de pacientes en estado grave y crítico, aquejados por la COVID-19.

En un estudio reciente se comprobó que en los pacientes graves la sobrevida fue del 92%, y en el caso de los críticos fue del 73%, después del tratamiento con CIGB-258. Visto en su conjunto, la sobrevida para todos los enfermos, incluyendo los graves y críticos, fue de un 81%, resultados muy alentadores si se compara con los reportes internacionales, donde la tasa de sobrevida de los pacientes con la COVID-19 en estado crítico, no sobrepasa el 30%.

Por sus demostrados logros, El Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) otorgó un autorizo de uso de emergencia al CIGB-258, ahora nombrado Jusvinza, para el tratamiento de la COVID-19, y fue incluido de manera oficial en los protocolos de tratamientos de la enfermedad.

El inyectable presentó potencialidades en el tratamiento de esta enfermedad, por su capacidad de reducción de los niveles de citoquinas, que controlan la magnitud de la respuesta inflamatoria, proceso que ocurre en pacientes complicados. Incorporado en el protocolo nacional e incluido en el tratamiento de pacientes críticos y graves, se utiliza en las unidades de cuidados intensivos de todas las instituciones sanitarias del país y está disponible para otros países del mundo.

Vale destacar que el CIGB constituye la mayor inversión de investigación científica realizada en Cuba y la primera institución en combinar las funciones de investigar, producir y comercializar sus productos. Su desarrollo científico no se detiene, con sus notables resultados y su aporte en la sustitución de importaciones contribuye al avance de la economía cubana, pero sobre todo a salvar vidas humanas.

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