Nuevamente las calles del Vedado fueron testigos del reclamo de Cuba al derecho que tienen los pueblos a vivir en paz y decidir su destino, sin injerencias de terceros. Ante las crecientes amenazas del gobierno de Estados Unidos hacia el pueblo de Venezuela, miles de cubanos se dieron cita frente a la estatua ecuestre del libertador Simón Bolívar, ubicada en la Avenida de los Presidentes, para condenar tan bárbaro proceder.

Y es que por más que nuestros detractores quieran, Cuba no puede voltear el rostro, y hacer como si no pasara nada, y olvidarse del vecino que ve amenazada su paz, por más colosal que sea el adversario a que deba oponerse. No está escrito en los genes de los hombres y mujeres honrados desentenderse de lo que ocurra en patio ajeno, y agachar temerosos la cabeza, como aquellos cuya dignidad quedó postrada ante los caprichos del imperio.

No sería digno de los herederos de Martí, ver de qué lado de la balanza se vive más cómodo, o plegarse a los conceptos de democracia que Estados Unidos intenta imponer al mundo, con tal de vivir cómodos a su sombra, olvidando que el decoro y la dignidad no tienen precio.

Foto: Oscar Alvarez Delgado

Por ello, más de 50 000 cubanos, en representación de los nacidos en la Mayor de las Antillas, desafiaron este 17 de octubre, el sueño y la frialdad de la madrugada para acudir a la cita frente a la estatua ecuestre de Simón Bolívar, y exigir el fin de la política terrorista del gobierno de Estados Unidos hacia Venezuela.

Hoy, más que nunca, se hace necesario cumplir con ese mandato de nuestro Apóstol José Martí cuando expresó: "Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar, en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes". En medio de la multitud congregada, sitio de combate donde en esta oportunidad me tocó estar, la unidad se hacía palpable, se multiplicaba, crecía a cada instante.

Cada acción realizada, desde el canto Joroco venezolano, identitario del hermano pueblo de Bolívar, calaron fuerte en el alma de los presentes. En el acto no podía faltar la poesía, ni la presencia de nuestros improvisadores, o la canción por Venezuela, muestras de que la defensa de la paz es tarea de todos.

Como nunca antes, en medio de la multitud que reclamaba paz por Venezuela, sentí el reclamo de nuestro Apóstol cuando expresó: "Deme Venezuela en que servirle, ella tiene en mí un hijo", y sentí el sano orgullo de ser uno de los más de 4 381 759 cubanos que firmamos en apoyo de la Revolución Bolivariana.

Foto: Oscar Alvarez Delgado

En el acto, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República de Cuba, entregó a Pedro Infante Aparicio, vicepresidente de la Organización del Partido Unido de Venezuela y primer vice presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, el cuadro y un ejemplar de los libros de firmas, encabezado por la firma del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana.

Foto: Estudios Revolución

Con anterioridad, Infante Aparicio había expresado a los presentes que traía "un abrazo eterno, y una gratitud infinita del pueblo de Venezuela, para esta tierra sagrada de José Martí y de Fidel Castro", así como un saludo solidario y agradecimiento del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, al tiempo que denunció las acciones que el gobierno de Estados Unidos realiza contra Venezuela. De igual forma, denunció y rechazó las campañas contra los migrantes latinoamericanos y su persecución judicial en Estados Unidos, y exigió el derecho de los pueblos a vivir en paz".

Las palabras centrales del acto estuvieron a cargo de Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, quien expresó:

"Compatriotas, Bolívar nos abraza y venimos ante él, al igual que Martí, porque como nos enseñó Fidel, Bolívar es uno de los hombres más grandes de la historia, y con esa convicción queremos ratificarle nuestro compromiso con Venezuela".

"Bolívar profetizó que Estados Unidos parecía destinado por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad", agregó, para acto seguido denunciar que "Hoy, la misma potencia que el denunció pretende someter a la Venezuela Bolivariana con la aplicación de medidas coercitivas unilaterales, guerra subversiva y mediática, el despliegue de buques y aviones de guerra en el Caribe, en franca violación del derecho internacional, y de los propios principios de la carta de las Naciones Unidas, y la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, adoptada por los Jefe de Estado y de Gobierno, en la II Cumbre de la CELAC, en La Habana, en el 2014".

Este día ha sido una nueva jornada de unidad y amor entre los pueblos de Cuba y Venezuela, donde, una vez más, se dio a conocer al mundo los desmanes del imperio norteamericano y se reclamó el cese de cualquier acción que ponga en peligro, no solo la paz en nuestra área geográfica, sino en cualquier rincón del mundo.

Pero, sobre todo, ha sido una jornada de unidad, donde los pueblos de Cuba y Venezuela han dejado nuevamente en claro no estar dispuestos a vender su dignidad a nadie, y la necesidad de defender la paz, desde la trinchera que sea menester hacerlo en cada momento.

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