Preguntona, indagadora, quedé en silencio. El periodismo no sirvió para saltar el asombro. Ante mí un hombre que participó como combatiente en la lucha contra bandidos, en Playa Girón y Angola. Conoció el silencio, el tufo del monte, la alerta frente al enemigo -por el vuelo de los pájaros-, el olor a pólvora, el sonido de las ráfagas de ametralladoras. El joven que vio a los paracaidistas enemigos en el aire y que sintió miedo. Un ser humano que, en silencio, aún guarda su vida en un cofre, marcado por heridas que pueden abrirse y hacer brotar los recuerdos que selló su memoria.

Visitaba su casa porque la esposa, quien había sido mi jefa en el informativo de la Televisión, llama y dice pasa por acá. Sabía que José Gregorio González Perdomo era un militar retirado; pero jamás imaginé que tenía en sus hombros, el grado de Mayor del Ministerio del Interior y se empeñe en guardarlo entre sus tesoros más íntimamente queridos “porque de eso no se ostenta (vive)”. 

Insisto. Muestra medallas del Consejo de Estado, de Lucha contra bandidos, Combatiente de Playa Girón, Internacionalista de II grado, 50 Aniversario del triunfo de la Revolución y de las FAR, entre otras condecoraciones. Hace la historia: algunos hechos se quedan en anécdotas truncas que no emergen y permanecen atrapadas en su pecho. La guerra duele. Luchar por la paz tiene un precio, alto. 

Lo interrumpo y pregunto: ¿En su hoja de ruta por la vida, vio a Fidel? “Sí”, responde. “Había visitado la Comandancia en el Salto del Hanabanilla. Luego se dirigió al hospital de campaña interesado por los heridos y fue a vernos. Fidel inyecta confianza, valor, inspira… e, increíblemente, ante una situación candente sentí alegría”

Este hombre cuenta, luego de días tratando de que narrara su vida para compartir las vivencias en una entrevista, que a los 15 años en su natal municipio San Miguel del Padrón se incorpora a la Revolución triunfante y participa en la fundación de la Organización Revolucionaria Integrada (ORI) donde labora en trabajos voluntarios, participaría en la organización y entrenamiento de las patrullas juveniles y forma las filas del Batallón 113 de la Milicias Nacionales Revolucionarias que fuera movilizado al Escambray, en la antigua provincia de Las Villas, para entrar en la lucha contra bandidos.

Hay silencio en la sala de su casa. Adivina la pregunta y como un susurro dice: “La verdad, de la verdad es que en la batalla de Playa Girón me impactó el tiroteo, impresionante, vi al enemigo por el aire en paracaídas”. Respondí: “Demasiado valor, solo tenías 17 años”.

Rememora otra página de su existencia y traslada la memoria miles de kilómetros de la Isla. Era el año 1997, y Angola el próximo destino, sería cuadro de la misión, asesor y recogería a personal en el aeropuerto. Precisamente en esa misión cuando hay un intento de golpe de Estado contra el Presidente Agostinho Neto. Sale a las calles a recoger familias.

No puedo despedirme sin preguntar: ¿Y ahora qué haría Mayor (retirado) del Minint José Gregorio González Perdomo, en su tiempo libre?

Se le aviva la mirada: “Trasmitir a la juventud nuestras experiencias, que se hagan conversatorios con personas que lucharon por esta Revolución, divulgar testimonios de los cuales solo he dado fe de vida en la casa de los combatientes”.

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