Puede que las cosas estén muy tensas y hasta haya que llevar todas las cuentas a punta de lápiz e incluso aplazar cuestiones que en otras circunstancias resultarían impostergables, pero si algo Cuba no habrá de fallarle es al verano, con sus multiplicada opciones recreativas; sobre todo, porque es no fallarle a los niños, los jóvenes y la familia.
Y es que en los fiñes y adolescentes son parte esencial del santuario de una Cuba consciente de que en materia de recreación se precisa más y mejor, pero que de la misma manera acaba de dar fe –hasta en los más apurados rincones de la geografía insular- de que a partir de hoy no habrá escatimo, en el propósito de avecinar jornadas de pura alegría y esparcimiento, colmadas de actividades, que si bien pudieran llegar cargadas con mayor cantidad de mejores opciones para el esparcimiento, por lo menos ningún rincón por recóndito que pueda parecer, permanecerá en el olvida, y habrá para casi todos los gustos.

Y cómo sucede con cuanta actividad la comunidad organiza, también para el inicio oficial de la etapa veraniega, Aldabó volvió a pintarse escenario propicio. Y a la voz de arrancada
-dada en el parquecito local, escenario de los grandes acontecimientos del barrio-, pese al imponente sopor estival, el programa empezó con mucho ajetreo.
Enseguida los fiñes se entregaron a los juegos y competencias, de esos y esas que heredaron de sus abuelos: zancos, halar la soga, suiza; y disfrutaron de un espectáculo, que además de la actuación de un payaso adulto, contó con las peripecias e interpretaciones de sus propios coetáneos, matriculados en la Casa de la Cultura, de Altahabana.

Fue una jornada que marcó el inicio oficial de una etapa en la cual sobrevienen las vacaciones masivas de hijos y padres, y por consiguiente, todos quieren pasarla lo mejor posible, con los niños y jóvenes liderando el jolgorio, que en lo adelante habrá de ir in crescendo, con el aporte darán e intentarán todo, para no fallarle a la familia cubana.

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