Esta vez la convocatoria tuvo que ver con quienes (mejor) saben querer y cuando de prodigar cariño se trata, lo hacen brotar transparente y cristalino, como si fuera un arroyo. En consecuencia, el entusiasmo desbordó las capacidades de cuántos fueron convocados al convite o sencillamente se enteraron de las sorpresa que los mayores le querían regalar a los fiñes del barrio.

Y así, los “loquillos chiquitos” se entregaron a la mejor celebración del Día Internacional de la Infancia, que podía soñarse en estos tiempos de escaseces y limitaciones; tal vez en la más modesta, pero al mismo tiempo más entusiasta conjugación de esfuerzos y voluntades, que los vecinos recuerdan, para que los niños del barrio también tuvieran su fiesta, hecha a la medida del momento; muy contado lo que en buena lid lleva una fiesta (caramelos, refrescos, croquetas, peyis, dulces), pero risa, música, alegría y amor, a raudales.
Y lo mejor de todo fue que si organización, comestibles y bebestibles, corrieron a cargo de los papás y las mamás, y las autoridades locales, en colaboración con los mejores cuntrapropistas del barrio, el espectáculo le tocó montarlo a los mismos infantes, en una suerte de regalo mayúsculo de principitos para principitos, que de trasfondo deja ver cuán importante son los niños para los cubanos.

Si me preguntaran, aplaudiría la iniciativa de hacer un llamado a dirigir la mirada a tan importante sector poblacional, con la designación del 1ro. de junio como Día Internacional de la Infancia; pero también alzo mi voz en réplica, en tanto, nuestros hijos, los hombres y mujeres de mañana, merecen más que una simple jornada, incluso, a mi juicio, todos los días del almanaque resultarían insuficientes para reverenciar y hacer y dar, en justa medida, a quienes son la mejor de las simientes.
Eso, cuando el mundo sabe de niños que se ven precisados a trabajar para ayudar con el sustento familiar o mueren víctimas de la guerra que desataron los hombres, sin haber disfrutado del juego a plenitud.

No voy a ponderar los disfrutes y derechos de los infantes cubanos. Solo invito a salir a la calles, cualquier día de la semana, en el horario de entrada o salida a las aulas.
Apenas un bebe de la Isla abre los ojos e inmediatamente es vacunado contra 13 enfermedades que son flagelos mortales, en muchas regiones del mundo.
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