Esta vez la convocatoria tuvo que ver con quienes (mejor) saben querer y cuando de prodigar cariño se trata, lo hacen brotar transparente y cristalino, como si fuera un arroyo. En consecuencia, el entusiasmo desbordó las capacidades de cuántos fueron convocados al convite o sencillamente se enteraron de las sorpresa que los mayores le querían regalar a los fiñes del barrio.

Foto: Elías Argudín Sánchez

Y así, los “loquillos chiquitos” se entregaron a la mejor celebración del Día Internacional de la Infancia, que podía soñarse en estos tiempos de escaseces y limitaciones; tal vez en la más modesta, pero al mismo tiempo más entusiasta conjugación de esfuerzos y voluntades, que los vecinos recuerdan, para que los niños del barrio también tuvieran su fiesta, hecha a la medida del momento; muy contado lo que en buena lid lleva una fiesta (caramelos, refrescos, croquetas, peyis, dulces), pero risa, música, alegría y amor, a raudales.

Y lo mejor de todo fue que si organización, comestibles y bebestibles, corrieron a cargo de los papás y las mamás, y las autoridades locales, en colaboración con los mejores cuntrapropistas del barrio, el espectáculo le tocó montarlo a los mismos infantes, en una suerte de regalo mayúsculo de principitos para principitos, que de trasfondo deja ver cuán importante son los niños para los cubanos.

Foto: Elías Argudín Sánchez

Si me preguntaran, aplaudiría la iniciativa de hacer un llamado a dirigir la mirada a tan importante sector poblacional, con la designación del 1ro. de junio como Día Internacional de la Infancia; pero también alzo mi voz en réplica, en tanto, nuestros hijos, los hombres y mujeres de mañana, merecen más que una simple jornada, incluso, a mi juicio, todos los días del almanaque resultarían insuficientes para reverenciar y hacer y dar, en justa medida, a quienes son la mejor de las simientes.

Eso, cuando el mundo sabe de niños que se ven precisados a trabajar para ayudar con el sustento familiar o mueren víctimas de la guerra que desataron los hombres, sin haber disfrutado del juego a plenitud.

Foto: Elías Argudín Sánchez

No voy a ponderar los disfrutes y derechos de los infantes cubanos. Solo invito a salir a la calles, cualquier día de la semana, en el horario de entrada o salida a las aulas.

Apenas un bebe de la Isla abre los ojos e inmediatamente es vacunado contra 13 enfermedades que son flagelos mortales, en muchas regiones del mundo.

Ver además:

La oportunidad de crecer y construir el futuro de la Patria