La aceptación que ha tenido en la comunidad donde se ubica la Unidad Comercial Almendares, trasciende –
por su ejemplo de atención al cliente– más allá de los consejos populares de los municipios de Plaza de la Revolución y Playa, que resultan colindantes. María Mercedes Conyedo Herrera, gerente, dialoga en exclusiva para los lectores de Tribuna de La Habana.
“Es la tienda insigne de la Cadena de Tiendas Caribe, porque es la primera que surge en la provincia La Habana. Estos resultados que exhibimos tiene relación directa con el trabajo de formación profesional en nuestros jóvenes; a partir de la experiencia de trabajadores (entre los fundadores) con mayor experiencia para lograr el buen servicio.
De esta manera se logra un balance generacional de sustitución y continuidad de la calidad del servicio con los nuevos trabajadores, lo cual nos permite depurar nuestras fuerzas y comprometer a los que ingresan en mantener las tradiciones que nos identifican.
La clave del éxito no solo está en la capacitación, sino en la exigencia y correspondencia de la disciplina, en forma diaria.
“Resulta importante para que una unidad comercial tenga resultados y garantizar que el sistema de trabajo avance a niveles de satisfacción. Para nosotros los jóvenes deben asumir ese protagonismo a partir del dominio de las diferentes técnicas del comercio. Les exigimos el uso correcto del uniforme, la forma en la cual deben dirigirse a los clientes. Identificamos a esos clientes fidelizados que residen en esta comunidad. Son quienes advierten los cambios, nos alertan de las deficiencias con las críticas oportunas. Nos incentivan con sus consejos.
—¿Por qué esa confianza en los jóvenes como relevo?
—Fui, en mis tiempos, cuadro dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas, del Partido, de la Central de Trabajadores, por eso entiendo la importancia de la continuidad y la reserva. Generalmente hice, durante mucho tiempo, el trabajo político. Nos hemos propuesto convertir a nuestro centro de trabajo en referencia de los nuevos trabajadores. Debemos escucharlos, darles confianza, pues traen ideas innovadoras que pueden ser valiosas para realizar los cambios necesarios en función del servicio.
“Es verdad que a veces se equivocan, pero ahí estamos para corregirlos. No creo en esa frase de que la juventud está perdida. Cuando se le enseña y se le disciplina resultan los mejores trabajadores. Hoy los tenemos para la reserva del cargo de gerente, de jefe de piso, para cualquiera de los cargos intermedios, en nuestro caso: especialista comercial y contabilidad. Saben que el servicio no puede estar condicionado a la presencia del gerente de la unidad comercial, sino en todo momento.
“Estamos preparados para aumentar la gestión de venta, en cuanto disponemos de productos. Antes de aplicar estos procedimientos de exigencia y disciplina, los planes de venta no se cumplían. Ahora estamos por encima, porque intervienen todos los trabajadores en ese proceso de servicio. Estamos, prácticamente, al cumplir el plan del año.
“Por supuesto, no estamos ajemos a los factores externos que inciden en cualquier actividad comercial de nuestro país debido al bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, es una realidad palpable, pero tenemos algo muy importante: la unidad en un colectivo permite el logro de cualquier meta y enfrenta desafíos.
“Cada día definimos nuestro derrotero. Sabemos a dónde vamos, cuáles son las fallas en nuestro sistema de trabajo y cómo corregirla. El mercado apenas promediaba la mitad de lo que obtenemos hoy en el mercado en MLC. No aumentamos la cantidad de personal, sino que aplicamos las técnicas y la exigencia como explicaba al principio.
“Nuestros clientes resultan el valor más importante. De ahí que logramos este principio de trabajo en el cual los valores de honestidad y los principios, conforman la identidad de nuestros compañeros. El componente político-ideológico es determinante. Aquí, en un matutino, se habla de estas cuestiones relacionadas con la economía y otras cuestiones de interés social que inciden sobre las familias en nuestro país.
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Estimados compañeros de Tribuna, soy parte de la "comunidad" dónde está la tienda Almendares. No sé si Ustedes la visitaron, pero el artículo no se aviene totalmente a la verdad. Le voy a contar lo visto en mis visitas como cliente: - No todos usan el uniforme correctamente, algunos no lo usan. - Empleados conversando entre ellos, algunas veces sentados sobre una nevera o sobre el mostrador de una caja registradora. - Productos a punto de vencerse que les "rebajan" unos centavos pero se advierte en el ambiente cuando te los venden que hay alguna cosa que no está bien. - Neveras de cárnicos y mariscos con mal olor y charcos de agua en su alrededor y en los de las neveras y exhibidores de jugos y refrescos. - Generalmente funciona una sola caja. - El área de perfumería y aseo tiene una sola empleada y cuando esta necesita salir cierra, a veces más de 40 minutos y eso sucede mientras en la parte de alimentos hay siempre alguno sin hacer nada. - En esa misma área hay una barrera que impide acercarse a los productos de aseo que debes tratar de ver desde la distancia. - Descarga de productos directamente del transporte a la tienda en horario de atención al público interrumpiendo dicha atención. - La carne de cerdo no tiene ni etiquetado ni precio. Son trozos envueltos en nylon o papel de retactilar sin ninguna identificación. - A veces, en compras grandes pueden cobrarte algo de más. - El surtido es pobre e inestable, pero eso no es responsabilidad de ellos. Tampoco es su culpa que las cajas no tengan un display que permita al cliente ver lo que le van cobrando. A su favor, son atentos ante cualquier pregunta o señalamiento.