“Los Camilitos de Capdvila son los Camilitos de Capdevila. Paradigma entre sus similares de toda la Isla”, me afirma rotundo, en un cruce de palabras, corto, informal, fuera de programa, el teniente coronel Jorge Legrá Borges, con la intención de decir mucho con poco y eludir el autobombo, tal vez como si dicho así no fuera necesario sacar a relucir sus argumentos.

Sin embargo, agrega razones: “Somos la primera en el tiempo dentro del grupo de escuelas militares Camilo Cienfuegos, que hoy existen, la de más larga experiencia, y también mayor capacidad de matrícula”.

Son algunas de las singularidades que distinguen la Escuela Militar Camilo Cienfuegos (EMCC), de Capdevila, de la cual Legrá Borges es director. Pero próximo a cumplir 46 noviembres de existencia, el centro exhibe otros atributos, que aunque comunes a sus pares de otras provincias, hacen de ella una institución ideal, para quienes, concluida la enseñanza secundaria, quieran vencer el bachillerato y hacerse de una carrera universitaria.

“Año tras año exhibimos, elevados índices de rendimiento académico. La retención escolar es envidiable y eso dice mucho del grado de satisfacción de los alumnos, aun cuando el rigor del reglamento en sí mismo y la exigencia para hacerlo valer, no dejan margen a la indisciplina y el relajamiento”.

Más de un cuarto de siglo de ejercicio profesional vinculado a centros de enseñanza militar hacen de Herli Montero Luciano, el subdirector docente, una voz autorizada para hablar del tema.

Herli Montero pondera tanto la calidad del claustro de profesores como del colectivo de alumnos. Foto: Elías Argudín Sánchez

“Ni robots con uniformes ni encartonados adolescentes, nos enfocamos en la formación de muchachos que se parezcan a sus contemporáneos de la misma edad, pero que sepan comportarse en concordancia con el momento y lugar, que estén a la altura de su tiempo, e inicien el camino de la formación profesional con una base multilateral sólida, dotados de las herramientas imprescindibles para enfrentarse a exigencias docentes de mayor complejidad”.

CAPDEVILA POR DENTRO

Visitamos la escuela, el pasado año, por esta misma fecha. Ahora volvemos, en ocasión del cumpleaños 63 del Ejército Occidental (14 de junio). Tiene su lógica. Las EMCC son el manantial principal y primario del cual beben instituciones docentes de nivel superior (cadetes) de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), al decir del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder histórico de la Revolución, quien fuera ministro del sector desde 1959 hasta febrero de 2008.

Grato siempre resulta acercarse a la EMCC de Capdevila, la única que existe en La Habana, que también recibe a educandos de la Isla de la Juventud. Suerte de gran casa común donde comienza una historia con principio y final jubilosos. Matriculan quienes tras optar, movidos por diversas razones, cumplen determinados requisitos para luego graduarse convertidos en mejores seres humanos, desde el punto de vista personal y académico.

Y puede que no haya nada comparable al seno familiar, aupados por los mimos maternales, pero, sin lugar a dudas, la limpieza, el orden, una alta cobertura docente, el buen estado de las instalaciones e incluso, hasta el rigor y la disciplina, hacen de la EMCC capitalina, un envidiable segundo hogar.

Así piensan Isabel Bell Vaillant y Yolanda Castillo Torres, jefa de la Cátedra de Física, aquella, y profesora de matemática, de larga experiencia, esta; ambas integrantes del claustro del centro, desde aquel ya lejano primer día de clases.

Isabel Bell asegura que en la escuela se siente como si estuviera en casa. Foto: Elías Argudín Sánchez
Yolanda salió de las aulas de la universidad a las aulas de la EMCC, de Capdevila. Foto: Elías Argudín Sánchez

También lo corroboran muchos alumnos, entre ellos, Yanela Ávila y Leif Eriksson Álvarez Oro, militantes de la Unión de Jóvenes comunistas, y ambos con la intención de continuar estudios de nivel superior, en la licenciatura en Traducción e Interprete.

Leif Eriksson, no tiene ascendencia militar en su familia, pero está convencido que no hay mejor opción que los camilitos para vencer el bachillerato. Foto: Elías Argudín Sánchez
Yanela Ávila, llegó a los camilitos movida por las influencias de su papá, quien es oficial de las FAR. Foto: Elías Argudín Sánchez

A favor de la EMCC hablan las decenas de miles de bachilleres que de la instalación han egresado, entre quienes hay cuadros y oficiales de las FAR, en todos los eslabones de la cadena de mando; médicos, científicos, profesores, periodistas… Lo fue también, el que, aunque muy joven, ya teniente coronel Jorge Legrá Borges.

La buena fama de que goza el plantel la tiene muy bien ganada. Apunto un pequeño detalle, muy a la vista, pero por lo general ignorado: Los fines de semana, cuando nuestros camilitos se mueven por las calles de la ciudad, de camino a casa, a la salida del pase, lejos de las miradas de padres y profesores, todos sin excepción, van de uniformes, impecablemente vestidos. Y hasta se les nota el orgullo.

Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez

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