A partir de los comentarios que hemos recibido de ustedes sobre la transportación pública de pasajeros en La Habana, confeccionamos nueve preguntas y definimos las autoridades responsabilizadas en responderlas.
Las primeras tenían que ver con la disminución de la transportación de ómnibus (los conocidos naranjas y azules), las causas y la manera en que podía revertirse esto. Hoy, en una transmisión por la página de Facebook a las 6:30 p.m., intentaremos responderlas.
Les adelantamos que transformar la deteriorada situación del transporte público de pasajeros en La Habana pasa por múltiples variables. Algunas de ellas dependen del ingreso de divisas para invertir, sobre todo en los vehículos, otras, más en nuestras manos, tienen que ver con la profesionalidad con que se asumen los problemas y la responsabilidad inmediata de buscar soluciones, para convertir los limitados recursos con los que contamos en pasajeros transportados a sus destinos.
El análisis del año 2023 de la Empresa Provincial de Transporte en La Habana sucedió hace unos días. Y allí estuvimos con ellos.
No fue posible el cumplimiento de su acción principal, en este caso, el servicio de transportación pública de pasajeros. Hubo una disminución de 45 millones 94 mil 600 pasajeros. Y las causas principales se resumen en: baja disponibilidad técnica de los medios de transporte, inestabilidad y limitado abastecimiento de combustibles y lubricantes, el deterioro acumulado de las infraestructuras y las condiciones en que se desempeñan los trabajadores, todo lo que deriva en problemas organizativos y de disciplina que conducen a un deterioro en las capacidades y la calidad de los servicios.
Compartimos con ustedes algunos datos de interés:
La empresa ofrece 129 rutas, distribuidas de la siguiente forma: rutas principales 17; rutas alimentadoras 112; rutas sociales 32; rutas suburbanas 54; rutas con destino fuera de provincia 4: 3 a Mayabeque, 1 a Artemisa; servicios de flete: 34 ómnibus con 42 contratos.
Dentro de las dificultades para mantener el servicio están: déficit de combustible físico en algunas terminales, lo que obliga a trasladar sus ómnibus a tomar combustibles en otras, sin respaldo productivo; el inadecuado estado de las vías, con 21 desvíos y 53 posibles desvíos; la no utilización óptima de los GPS para el control del servicio, entre otras.
240 ómnibus diarios trabajan como promedio. Y no se ha podido implementar en todas las terminales la APK Urbanos.
Las proyecciones para 2024 incluyen incrementar el rigor en las actividades del mantenimiento planificado y la revisión técnica, así como más control de los recursos dedicados a estas tareas; trabajar en la optimización de los medios técnicos; proporcionar motivación a los trabajadores y mejorar sus condiciones y medios, lo mismo en oficinas que en talleres.
Casi al cierre, debatimos un rato sobre las visiones de nuestro trabajo, que aunque duro en tiempos tan complejos, sigue siendo de servicio. Opinar sobre labor que desempeñamos es un derecho de la población y el camino es verlo como una oportunidad de transformar algo. La puntualidad, el trato, la información, la sensibilidad, ser estrictos cumplidores de las leyes del tránsito, tener canales de retroalimentación con las personas, esas cosas son actitudes, no recursos financieros que faltan.

Para el final, la pregunta:
¿Qué vamos a hacer distinto este año? ¿Qué necesita una empresa de transporte para lograr todo eso? Hablamos de autonomía, de cerrar ciclos, de evitar malas prácticas en las operaciones, de cumplir los itinerarios (dentro de lo posible, no hay suficiente combustible), del índice de satisfacción de pasajeros, del salario medio de los trabajadores, del índice de eficiencia energética (el petróleo debe convertirse en pasajeros transportados), de la accidentalidad, y del uso austero del dinero en plan y los recursos: gastar solo en lo que genera transportación de pasajeros.
También hablaremos de la importancia del papel que ejerce la dirección general de Transporte de La Habana, órgano estatal del gobierno provincial encargado de la planificación y el control de los servicios para tratar de optimizar el uso del que tenemos.
De nosotros depende que la población habanera recupere la confianza en el servicio público de transporte. Es el mayor empeño.
Pero de todo eso hablaremos hoy y no solo tendremos en la transmisión a los responsables de la transportación en La Habana, hay otros invitados de lujo. Dialogaremos con ellos.
(Tomado del perfil de Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, ministro de Transporte)
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