Ser joven, es sinónimo de alegría y empuje, y hasta de un cierto grado de irreverencia y desenfado, mezcla que les hace capaces de enfrentar los retos más complejos y les convierte en presente y futuro de la nación. Toca a los jóvenes, por la fuerza que les asiste en esos años mozos, donde el cansancio parece no existir, en unos casos asumir, y en otros acompañar, en la realización de las tareas que a otros, con más años, se les hace difícil realizar.

Lograr cumplir con los retos que estos tiempos de escaseces imponen requiere que ellos marchen unidos, cual las aguas infinitas de un río interminable, junto a quienes tienen, por la experiencia de los años, la capacidad de servirles de guía en el camino a seguir. Solo así, han de convertirse en continuidad de quienes les antecedieron, y en guía de los que, por fuerza de la vida, habrán de ser su relevo en un futuro que cada día les es más cercano.

Hacerlo poniendo su impronta personal, acorde a los tiempos en que viven, es el mayor de los retos que debe afrontar la juventud. Yamara Laura es una de esas jóvenes que, desde las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), saben que el futuro está en sus manos, y que con cada acción que realizan, por pequeña que parezca, lo están edificando.

Secretaria del Comité de Base en el IPU Roberto Labrada, en el habanero municipio de Cotorro, Yamara fue una de las voces que en días recientes se dejó escuchar en la Asamblea de Balance de la UJC en el Cotorro. Para ella, "la historia y la forma de estudiarla son fundamentales", pues considera que la historia "es lo más importante y una de las cosas más bellas que tiene cualquier país. Es la principal formadora de la ideología de cada ser, por eso es necesario aprenderla, y aprenderla bien". Visión que le vuelve heredera del pensamiento de Martí, de ese Martí que expresará "hagamos la historia de nosotros mismos, mirándonos el alma, y la de los demás, viviendo en sus hechos".

Yamara refiere que es necesario para la UJC como organización "acrecentar el trabajo ideo-político, en la juventud para hacerle frente al gigante de las siete leguas". Ello constituye una clara alusión a lo expresado por José Martí en su ensayo Nuestra América, cuando refiriéndose a los peligros que correr el aldeano vanidoso, es que, "con tal que quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, ole cercano en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima...". Y es que el desconocimiento u olvido de la historia se erigen un peligroso muro contra el desarrollo de cualquier país que desconozca los peligros que ha debido vencer, y aquellos que le rodean.

Entonces, a de sembrarse desde la cuna, como si fuese parte del ADN mismo, el conocimiento de quiénes somos, que es igual a decir, conocer, conocer nuestras raíces, y al mismo tiempo, conocer de la actualidad en que vivimos.

Por ello la afirmación de Tamara de que "nosotros, la juventud del Cotorro, y de toda Cuba, hacemos Cuba" no es una simple frase vacía, sino una demostración más de que es la juventud la principal responsable de construir desde el presente, el futuro del país, y que ese futuro, está en buenas manos. Y cómo no ha de ser así, cuando el propio Martí, al referirse a la juventud expresara que esta "es la edad del crecimiento y el desarrollo, de la actividad y la viveza, de la imaginación y el ímpetu".

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