La Escuela Militar Camilo Cienfuegos (EMCC), de Capdevila es un lugar para deleitarse y volver. Fundada en noviembre de 1978 acumula historias para contar, las más, aquellas, que cautivan y enamoran: Promociones sonadas, ganadores de concursos (docentes, artísticos y culturales), a todos los niveles; aportes en la cosecha de la papa y otras actividades agrícolas, nombres de ilustres (en varios frentes y ramos) que un día formaron parte de su matrícula, celebraciones colectivas, con bombos y platillos, para sus quinceañeras…
Ahora allí cursan el bachillerato, quienes, vencida la secundaria básica, y con residencia en aalguno de los municipios de la capital, quieren formarse como oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en cualquiera de los perfiles, niveles y especialidades que se estudian en las instituciones docentes de nivel superior de la institución.
Las EMCC constituyen el eslabón esencial y primero en la formación de los futuros oficiales de las FAR. Sus alumnos son, al decir del General de Ejército Raúl Castro Ruz, titular del ramo desde 1959 hasta febrero de 2008, el tesoro más preciado de las Fuerzas Armadas. De ahí que si de evocaciones se trata, cualquier mirada a los “camilitos” siempre resultará válida y oportuna.
CAPDEVILA
Hoy es 14 de junio y el Ejército Occidental cumple 62 años de fundado. La víspera, en ocasión de la efeméride, Tribuna de La Habana visitó la EMCC, de Capdevila, ubicada en Boyeros, única de su tipo en la capital, entre las cuatro con que cuenta el Mando (Mayabeque, Artemisa y Pinar del Río).

Grata es la impresión al primer golpe de vista. Y de llegar a recorrer el plantel y adentrarse en sus interioridades, entonces invita. Reinan limpieza, disciplina y orden, lo mismo en las aulas que en los dormitorios; en el teatro y el comedor, en los baños y a lo largo de los grandes corredores, y hasta en los espacios deportivos abiertos, los amplios pasillos y las extensas áreas verdes que rodean al plantel dentro del perímetro interior.

Mientras los preuniversitarios tradicionales están estructurados por Cátedras; los EMCC, cuentan con Departamentos; lógicamente, Capdevila también: Preparación Física, Matemática, Informática, Cultura Política, inglés, Historia, español, Química, Biología y Geografía.


El plan de Estudio es similar a los preuniversitarios subordinados al Ministerio de Educación, con la diferencia que en estos centros de enseñanza militar se imparte además la asignatura de Panorama de la Cultura cubana.
“El claustro lo integran 68 profesores”, explica Herli Montero Luciano, subdirector docente, quien pondera el alto nivel de profesionalidad y experiencia que les caracteriza. “El 64% tiene 10 años o más de ejercicio, de ellos 12 son reincorporados, es decir, regresaron después de haberse jubilado”, agregó.
Ese es el caso de la profesora Isabel Bell Vaillant, jefa del Departamento de Física, y con varias décadas en las aulas al frente de los alumnos.
Isabel es fundadora de los “Camilitos de Capdevila” y casi también del sistema de EMCC. Cuenta que era alumna del Instituto Técnico Militar José martí y le pidieron hacer un cambio para formarse como profesora para impartir clase en los nuevos planteles de enseñanza militar que habrían de fundarse, a partir de la suerte de clonación de que sería objeto la primera Escuela Militar Camilo Cienfuegos, inaugurada el 23 de septiembre de 1966, en las afueras de la entonces Habana, a instancia del en aquel momento ministro de las FAR, Comandante Raúl Castro Ruz.

“Me estrené como trabajadora, de cara a los alumnos, en los camilitos. No he hecho otra cosa desde mi primer día hasta hoy. Ha sido un laboreo incesante de enseñanza, pero también aprendizaje, de muy larga data. Los últimos nueve lustros he permanecido en esta misma escuela. Prácticamente toda una vida. Llegué a la docencia en respuesta a un reclamo ante el déficit de profesores y aquí me enamoré del magisterio, de los alumnos y en particular los de este tipo de enseñanza, quienes sin dejar de ser jóvenes, son un poquito más aplicados, respetuosos, y con unos padres muy preocupados”, acotó Isabel.
SER CAMILITO, AVALA
En los Camilitos de Capdevila nada constituye plato de segunda mesa, asegura Herli.
“Al final, una cosa guarda relación con la otra. La limpieza y el orden con la disciplina y el placer, y estos con el sentido de pertenencia, la dedicación y también el respeto. Y así todo. Las actividades deportivas y culturales, tributan a una formación más completa y a la vez el alumno disfruta al practicarlas.

“No potenciamos esto en detrimento de aquello, aunque insistimos mucho en la docencia, sobre todo en las asignaturas básicas: Matemática, Español e Historia, a la postre las materias a examinar para el ingreso a carreras de nivel superior. Asimismo hacemos mucho hincapié en la continuidad de estudio. En los camilitos, de aprobar y trabajamos muy fuerte en función de lograrlo, nadie se queda sin carrera”.


Quizás por eso “el Camilito siente orgullo de ser Camilito”, como asegura Amelia Bravo Arzuaga, estudiante de duodécimo grado, política de la compañía femenina, quien quiere estudiar la carrera de Relaciones Internacionales, para lo cual se apoya en su promedio docente superior al 99%.
“Ser egresado de una EMCC constituye un aval de lujo”. Así piensa Amelia, “Se sabe, las exigencias de la disciplina militar, a lo largo de tres años, moldean y a la postre dejan su huella. Uno saca sus cuentas y termina por agradecer los resultados, tanto como nuestros padres. Y na´, no es como algunos se imaginan, entre col y col, repollo, y al final, la pasamos bien”.




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