Tras una inversión renovadora, posible a partir de un crédito gubernamental de la Federación de Rusia, quedó inaugurada oficialmente la Acería Eléctrica de la Empresa Siderúrgica José Martí (Antillana de Acero), en el Cotorro.

A la ceremonia asistieron el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez; Ricardo Cabrisas Ruiz, viceprimer ministro y titular del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex); y su homólogo de la Federación de Rusia,vic primer ministro Dmitry Chernyshenko.

Con la presencia de los ministros Eloy Álvarez Martínez, de Industrias; y  René Mesa Villafaña, de la Construcción; el primer secretario del Partido en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar; el gobernador de la ciudad, Reinaldo García Zapata, entre otras autoridades empresariales, gubernamentales y políticas, Reinier Guillén Otero, director general de Antillana, explicó detalles del proceso productivo de la acería, desde la recepción de la chatarra, materia prima principal para la fabricación de las diferentes calidades del semiproducto, y las palanquillas de acero al carbono, que se emplean en la laminación para la obtención de las barras (cabillas).

Las máximas autoridades de La Habana participaron en la ceremonia. Foto: Raquel Sierra

La comitiva realizó un breve recorrido por las naves, donde se acometieron labores propias de la inversión: la instalación de grúas en el área de carga, semiproductos, materia prima para la laminación de barras de acero (cabillas).

Estas nuevas grúas son parte del proceso inversionista. Foto: Raquel Sierra

Al intervenir en la ceremonia, Álvarez Martínez señaló: “hoy es un día trascendental para la colaboración entre los gobiernos de Cuba y Rusia. La puesta en marcha de la acería eléctrica es un ejemplo de la materialización exitosa de la cooperación económica, comercial, científico, técnica entre nuestros países y nuestras empresas".

Por su parte, Chernyshenko calificó de histórico el momento “cuando todos juntos podemos ver los resultados de la modernización y ampliación de la Empresa Siderúrgica José Martí. Es el primer proyecto en los últimos 20 años de gran magnitud en la esfera de la metalurgia en Cuba".

“La acería eléctrica proporcionará metal a la economía cubana y también contribuirá a las exportaciones. Es simbólico que la empresa  que se construyó mano a mano por la Unión Soviética y Cuba ahora está adquiriendo un nuevo aliento. Es un buen ejemplo de la cooperación ruso-cubana y de las amplias capacidades de los dos países y de sus industrias, dijo, y pidió agradecer con aplausos a todos los que contribuyeron a la construcción durante cuatro años, semana a semana, día a día”, señaló el viceprimer ministro ruso.

De acuerdo con Guillén Otero, “la pandemia de la COVID-19 impuso el reto de trabajar diferente, manteniendo a distancia los intercambios técnicos, ejecutándose por la parte cubana las obras civiles y de montaje de los equipos tecnológicos de la acería eléctrica. Es el caso de la depuradora de gases, la mesa de enfriamiento, transferidor de la máquina de vaciado continuo, las grúas, entre otros muchos ejemplos los cuales fueron realizadas de manera exitosa durante el año 2022 y lo que va del 2023, quedando pendiente la asistencia técnica para la puesta en marcha de nuestra acería eléctrica”.

A su vez destacó cómo supieron sobreponerse a las sanciones a la Federación de Rusia por occidente y del bloqueo a Cuba por parte del gobierno de los Estados Unidos, que también afectaron en gran medida el buen desarrollo del proyecto, así como las cadenas logísticas de suministros entre Rusia y Cuba, igualmente afectadas, lo que obligó a acudir a un tercer país para los envíos del equipamiento.

En representación de la empresa contratista rusa Industrial Engineering LLC, su director general, Vadin Nicolayevich Velichko, destacó que “la complejidad y la singularidad de este proyecto radica en el hecho de que más del 90 por ciento de todo el equipamiento suministrado se produjo íntegramente en Rusia y según las tecnologías rusas”.

Según dijo, fue un verdadero reto para la industria rusa debido a que esta planta fue profundamente modernizada por la Unión Soviética entre los años 1960 y 1990  y cuando comenzó la reconstrucción algunas de aquellas empresas ya no existían o habían perdido sus competencias. Entonces, recalcó, “fue necesario diseñar y suministrar nuevo y moderno equipamiento con la alta tecnología para revivir las competencias perdidas y fabricar equipos con un alto nivel de calidad”.

“Como resultado, según la opinión del cliente cubano la industria hizo frente a la tarea perfectamente. Esto involucró más de 20 grandes empresas en toda Rusia, desde Calingrado hasta los Urales y si tenemos en cuenta a todos los participantes en las cadenas de producción y cooperación entonces el número total de empresas involucradas en el proyecto supera las 60”.

De acuerdo con Velichko, para la parte cubana este proyecto es también una prueba grande y compleja, se realizaron obras gigantescas de construcción e instalación de gran envergadura. El volumen de equipos y materiales suministrados supera las 9.000 toneladas.

Para el empresario, “esta es una de las plantas modernas construidas por Rusia en América Latina, puede llamarse con seguridad una vitrina de la industria pesada y usarse como una demostración de nuestras capacidades de producción para socios y clientes de América Latina y otros países amigos”.

Fueron reconocidos jóvenes, empresas y personas con contribución importante a la ejecución de la inversión. Foto: Raquel Sierra

En el encuentro se reconocieron a las empresas que participaron en el proyecto: Antillana de Acero, Acinox Comercial, Acinox Ingeniería e Industrial Engineering LLC, así como otras con destacada contribución: EMTA, CEDAI, DIVEP, Unión Nacional Eléctrica, Empresa de Obras de La Habana y los contingentes Mella, Moa y Cienfuegos.

Fueron reconocidos jóvenes, empresas y personas con contribución importante a la ejecución de la inversión. Foto: Raquel Sierra

 A su vez, se entregaron reconocimientos a los jóvenes Roberto Lorenzo Rodríguez Alba, Francisco Romero Carneado y Christopher Lucien González Estrada. Se decidió homenajear también a dos personas que estuvieron en la obra desde sus inicios: Alfredo López Valdés y Norberto Pérez Morales.

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