Los caminos se cruzan en silencio, bajo el sortilegio de las miradas.

Las caricias encuentran puerto en labios donde las palabras brotan como bálsamo de indulgencia ante la espera.

Desde este amanecer no cuentan las horas, el tiempo ha dejado un espacio a los que sueñan.

La tarde no tiene prisa y el canto que nos convoca del amor provoca el deseo de recitar, un verso, allí frente al mar, el malecón serpentinero, la risa de un pionero que su madre "aprisiona" entre esos lazos de amor.

Otro que entiende su mirada, en medio de la tonada que susurra el cantor.

Toda la ciudad-hogar, plena de versos, gana el espacio de un beso, en cada imagen compartida.

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

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