¿Qué sentimos cuando miramos y ese olor de salitre preñado de evocaciones nos envuelve? Y volvemos a ese sitio concurrido de la ciudad, solo por nuestros recuerdos, y caminamos sus calles como si estuviéramos dentro de la propia historia de una parte de nuestras vidas que contamos desde lejos.
Imaginar a Ernest observar, escuchar, sentir el raro sortilegio que provoca Cojímar como un meandro, tal vez el más seductor y femenino, o quizás el más masculino de toda La Habana donde recalan las historias y los sueños de marineros como ese que inspiró al escritor estadounidense en un relato que surca de un siglo a otro intacto sin envejecer la perpetua lucha que representa a un hombre y gran pez, en el mayor protagonista: el mar.
La pequeña ciudad devenida Atenas, no por sus columnas, sino por lo intacto de su rostro urbano que seduce, empuja y nos devuelve una y otra vez, en cualquier lugar de nuestro propio universo y se convierte en patrimonio intangible de nuestros sueños.








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Muy bonitas fotos,acompañada de un buen escrito sobre este pueblo de pescadores y historia,desde la época colonial hasta nuestros tiempo,,ahora sería muy bueno llamar la atención sobre la suciedad de su playa en la desembocadura del río ,así como el gran abandono en el que se encuentra sus áreas límites con el reparto Alamar ,me refiero al Golfito hermoso lugar que se hace imposible disfrutar mirando tanto abandono se debería dar un cambio y revertir esta situación,un lugar que se presta para pasar el día en familia el restaurante es un vergüenza porque no se reconstruye las pista de golf mucho se pude hacer en toda esta área solo falta voluntad para que nuestros jóvenes ,adulto y niños cuentes con un lugar de esparcimiento,un parque rústico ,área para parrilladas etc,podían cambiar tan fea imágenes que mal contrastes con las fotos del reportaje
Hermoso lugar, lastima de playa desperdiciada, pero si siguen descargando los desechos en sus aguas, de qué manera va a mejorar? Más allá de la voluntad de sus habitantes, Eso lleva voluntad de recursos manejados por el gobierno, hacer un sistema adecuado de desagüe de aguas albañales es un proyecto q no depende de un individuo, sino del estado.
Lindo reportaje, bonitas fotos. Todos los días el ómnibus de mi trabajo recorre parte de este lugar hermoso, Cojímar. El mar es algo que los cubanos debemos agradecer, símbolo de paz y amor, que debemos cuidar manteniéndolo limpio y venerar, algo que no todos los pueblos del mundo tienen, y algunos no muy cerca y hay personas que se mueren sin ver el mar. No me imagino mi vida sin ver el mar, en los duros años 90, por las tardes de los sábado y/o domingo bajaba la calle Galiano tomando del brazo a mi pequeña hija y creció sentadas las dos en el muro del malecón donde conversábamos y le explicaba y contaba muchas cosas, comprábamos rositas, maní o cualquier otra cosa que pasaban vendiendo y estábamos a gusto porque sólo una puesta de sol, el olor del mar, era suficiente para ser felices. Enseñar a nuestros hijos estas pequeñas grandes cosas valen la pena y sus recuerdos son para siempre.