Desde el primer encuentro quedó sellada una amistad que trascendió a los momentos más cruentos de la lucha contra el COVID-19. A partir de entonces establecimos una especie de colaboración directa a través de la cual, como periodista de Tribuna de La Habana pasé a formar parte de su equipo de trabajo, en una rela-ción de respeto que fortaleció vínculos casi familiares.
La última de mis llamadas al doctor y profesor Luis Curbelo Alfonso, sucedió hace apenas dos semanas. El tono de su voz me resultaba diferente y asumí que el agotamiento comenzaba a generar secuelas. “Pase por aquí el lunes”, me dijo, y razones de trabajo me impidieron cumplir con el encuentro, por primera vez.
Ahora el impacto de su partida física me estremece. De forma intermitente comienzo a recordar la forma en que describió los resultados de trabajo como principal directivo del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR). Eran sus confesiones, expuestas de una manera diáfana, como si fuera aún el estudiante de aquel curso de administración de salud que estableció un antes y un después en su vida profesional.
“Siempre tengo presente el momento en que asumí este tipo de responsabilidad al frente del Hospital General Docente Comandante Pinares (antiguo San Cristóbal) de la actual provincia de Artemisa. No tenía experiencia de dirección o gerencia de una institución médica y menos para aquella en la cual llegamos a tener más de 700 camas”.
“Por suerte me enviaron a un diplomado de dirección. Teníamos un profesor mexicano, quien nos hizo una pregunta relacionada con el lugar por el cual debíamos comenzar el análisis del funcionamiento de un centro hospitalario. Ninguna de las respuestas le satisfizo. Entonces concluyó: "Lo primero es dirigirse a las áreas de lavandería, calderas, cocina, ver los sistemas ingenieros. Si eso está bien, además de la limpieza, todo funciona adecuadamente.
“En nuestra institución colocamos al más alto nivel las actividades relacionadas como el soporte de las fundamentales: asistencia médica, investigación y la docencia. Esa es la importancia que ofrecemos al vincular los diferentes partes de información de cada área, después de concluir una guardia e iniciar cada jornada matutina.
“Además de las reuniones de la parte económica, coordinación, control y administrativa, exigimos conocer todos los problemas ocurridos durante 24 horas y cómo lo vamos a resolver en el orden operativo. Es una entrega de 20 minutos. Entonces recorremos el centro para conocer los detalles de las situaciones planteadas por quienes concluyen una jornada de guardia médica, el estado de los pacientes, programación de cirugías, además de escuchar el parte de los responsables de garantizar lo relacionado con la electricidad (índices de consumo diario).

“Debemos tener en cuenta la valoración de cada recurso y su empleo eficaz es parte de lo aprendido hace más de tres décadas. Me refiero al funcionamiento de los grupos electrógenos, agua, reservas de combustibles para una contingencia, disponibilidad de transporte, entre otros imprescindibles para la vitalidad del hospital. Esto nos hace funcionar como un equipo de interacción y apoyo.
“Nos llena de orgullo haber recibido la Bandera Proeza Laboral porque en nuestra condición de centro de tercer nivel de atención en Salud e institución de máximo nivel del país, logramos mantener la disponibilidad del ciento por ciento de nuestras capacidades hospitalarias a tiempo completo.
“No se disminuyó en absoluto la actividad de atención médica. Incluso cuando promovimos que algunos pacientes –de acuerdo a las evaluaciones de su enfermedad- no vinieran a consulta. En consecuencia, sostuvimos los chequeos de seguimiento a través de la consulta telefónica con sus respectivos médicos. Sostener la unidad es la génesis de nuestro trabajo como médicos y esencia de cada logro alcanzado.
“Trabajamos pensando como país: cada cual lo que le toca, sosteniendo la interacción, la eficacia de los equipos multidisciplinarios, en función de nuestros pacientes. Significa mucho para nosotros que la juventud esté presente sobre todo en momentos complejos”.

Así evoco al especialista la partida física, a los 72 años, un bastión en el apoyo a la formación de nuevos especialistas, de establecer el vínculo académico con la práctica profesional y fundamentada en las investigaciones que permitió al INOR, el aporte de procedimientos y técnicas de avanzada en la lucha contra el cáncer.
Al Especialista de Primer Grado en Cirugía General y Diplomado en Administración de Hospitales, nacido el 24 de noviembre de 1950, en La Habana. A quien fuera miembro de la Sociedad Cubana de Salud Pública, al directivo con una larga trayectoria de trabajo al servicio del pueblo, a quien poseía con orgullo la Medalla de Combatiente Internacionalista, después de cumplir misiones en la República Popular de Angola (1978-1979), Haití (2000-2004), Brasil (2004-2005) y Argelia (2007-2011). Jefe de Misión en Haití y Brasil, director de la Escuela Salvador Allende, del Hospital Oftalmológico República de Argelia.
Condecorado (2017) con la distinción Félix Elmuza, estímulo que otorga la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), por su colaboración en la batalla ideológica y aportes en la preservación de la salud de los profesionales de la prensa.

En horas de la mañana del lunes 4 de julio se realizará un homenaje en el INOR a quien tuvo la responsabilidad de dirigir esta institución por más de una década.
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hombres como el doctor y profesor Luis Curbelo Alfonso, no mueren porque viviran el los corazones de los familiares que como yo tuve y tengo la dicha de haberlo conocido, sencillo,honrrado,onesto, con esa exigengia firme y una sonrrisa de corazon llegue a sus hijos, familiares y amigos mas sercanos nuestro mas sentidos pesame.