Con responsabilidad, conciencia y prevención, La Habana se adapta a la vida dos años después. El lavado de las manos, el distanciamiento físico y el uso correcto del nasobuco han sido nuestros mejores aliados en el enfrentamiento a la COVID-19. Las medidas de prevención contra la pandemia nos han acompañado en nuestra vida cotidiana desde hace más de dos años. En la actualidad los casos de coronavirus han disminuido en todo el país, debido al alto nivel de inmunización alcanzado mediante la aplicación de las vacunas, los refuerzos y el accionar responsable de la población cubana.
La no obligatoriedad del uso del nasobuco es una medida aplicada en Cuba que cada persona ha interpretado de manera diferente.
“En los medios de comunicación se ha informado del peligro de la COVID-19 y las personas han tomado conciencia sobre la importancia del cumplimiento de las medidas de prevención. Cuando iba camino al trabajo en una “gazella” pude comprobar que todos los pasajeros usaban el nasobuco correctamente.
“Al escuchar la noticia de que ya no es obligatorio su uso, pensé que iban a ser más quienes dejarían de usar esta prenda, pero he visto que muchas personas continúan cuidándose de esa forma”, afirma Avelino Rodríguez Rojas, Jefe de Equipo de la Unidad Básica de Productos de Higiene en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo.
“Yo también lo uso y opino que es muy positivo hacerlo en espacios cerrados y en el transporte público”, expresó Tania Figueredo Estrada, notaria de la notaría Cerrada de Paseo, de Centro Habana, quien ratifica la forma en que la población ha adquirido percepción del riesgo y comprende el peligro que representa no usarlo como es debido. Subraya que esta prenda es de uso obligatorio en su centro de trabajo, donde hasta el momento no han tenido que llamarle la atención a nadie por no usarla.
“El nasobuco debería usarse en las guaguas, colas y lugares públicos. Yo lo uso a diario porque trabajo en contacto directo con las personas, y pienso que no debemos bajar la guardia, la pandemia no se ha ido del todo, aunque se evidencia una gran disminución de los casos en todo el país”, sugiere Milagros Sera Ramírez, dependienta de comercio de la Tienda Flogar en Centro Habana.
“Aunque en la actualidad algunos no cumplen con todas las medidas higiénicas contra la COVID-19, considero que en estos dos años la sociedad ha adquirido mayor responsabilidad en cuanto al cuidado de la salud individual y colectiva. Este virus es muy contagioso y llegó para quedarse”, señala Ornedis Sol Jones, mecanógrafo y cuentapropista residente en el municipio de Centro Habana.
Sol Jones agrega que la no obligatoriedad del uso del nasobuco es una buena noticia pues llevamos muchos meses de lucha constante contra la pandemia, pero opina que también es necesario el uso de esta prenda porque previene numerosas enfermedades respiratorias.
“Esta es una medida oportuna y acorde con el nivel de inmunización que tiene la población, ya conocemos las formas de cuidarnos, y a partir de ahora el uso del nasobuco es una elección personal. Yo voy a seguirlo usando en espacios cerrados como tiendas y hospitales”, asegura Oscar Enrique Reyes, mecánico de mantenimiento jubilado, que vive en el municipio Centro Habana.
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