Un nuevo Entrecruzamiento de mujeres, con la exposición de buenas prácticas e iniciativas productivas, se realizó esta jornada en la Finca Jaramillo, de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Orlando López, en La Lisa.
Esta acción es una de las iniciativas del proyecto de cooperación internacional Apoyo a la implementación de sistemas integrados y articulados para la producción agropecuaria, en el ámbito de la agricultura urbana, suburbana y familiar de La Habana.

El intercambio, organizado por la filial de La Habana de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), encargada de la ejecución del proyecto, tiene como anfitriona a la productora Amalia Salazar Ruz, quien compartió conocimientos y experiencias con una representación de las mujeres beneficiarias del proyecto y decisoras seleccionadas en cada una las cooperativas y las mini industrias involucradas en el proyecto en el municipio Marianao, explicó Aurelia Castellanos, presidenta de ACPA en La Habana.
Con la facilitación de Castellanos y Vivian Leiva González, también de la filial habanera de la ACPA, en el entrecruzamiento se abordaron temáticas relacionadas con la producción de alimentos, la participación femenina en la agricultura, sus iniciativas en la conservación de los frutos de la tierra, con los que contribuyen tanto al autoconsumo familiar como a su comercialización local para la obtención de ingresos familiares.
Este tipo de acción incluye un breve recorrido por las fincas, donde se muestran en la práctica los resultados alcanzados
Al estilo de Amalia
Amalia Salazar es una mujer persistente. La Finca Jaramillo, abarca 2,18 hectáreas en diferentes áreas. Ella, al frente de su familia, ha convertido un terreno del cual se extraía tierra para otros espacios productivos, en un lugar de referencia en La Lisa.

Según compartió en el encuentro, para revertir el estado del suelo, tuvieron que agregar materia orgánica y ponerle mucho empeño y prácticas agroecológicas. Fue un experimento a cielo abierto, probando cuáles cultivos sobrevivían en estas condiciones.
Esa voluntad de hacer les ha permitido contar hoy con frutales diversos, cultivos varios, hortalizas y viandas. Una parte de las producciones las cosechan en la casa de cultivos.
No conforme solo con los cultivos, Amalia, su esposo, uno de sus hijos y el apoyo de tres trabajadores, desarrollan la cría de peces de agua dulce en cuatro estanques, habilitados para ello luego de años de otros usos. A su vez, dedican sus jornadas al fomento de aves y ganado caprino y mayor. Igualmente, cuenta con una minindustria certificada, que le permite la transformación y conservación de sus producciones, para un mayor aprovechamiento, sobre todo, en los picos de cosecha. Esa minindustria se convirtió en una fortaleza en los tiempos más crudos de la pandemia de COVID-19, cuando con sus conservas abastecieron hospitales y centros de aislamiento.

En estos momentos, explicó Amalia Salazar, la pequeña industria se encuentra en proceso de ampliación y mejoras, que posibilitará obtener un mayor volumen de productos y fortalecer la inocuidad.
El proyecto Apoyo a la implementación de sistemas integrados y articulados para la producción agropecuaria, en el ámbito de la agricultura urbana, suburbana y familiar de La Habana. que cuenta con financiamiento de la Generalitat Valenciana y el concurso de dos organizaciones no gubernamentales: Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL) y Veterinarios sin fronteras-Justicia alimentaria, se desarrolla en la mayoría de los escenarios productivos de Marianao: las CCS Amistad con los Pueblos, Cuba socialista y Nguyen Van Troi; la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Dos Ríos y la Unidad Empresarial de Base Oeste, de la Empresa Agropecuaria Metropolitana, señaló Castellanos.
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Bien por la compañera Aurelia Castellanos, presidenta de ACPA en La Habana, ella es una mujer emprendedora y luchadora.