La Empresa Eléctrica de La Habana deberá seguir apostando por las soluciones organizativas, los conocimientos y la innovación en todos los niveles de su estructura. Unido a grandes dosis de esfuerzo y responsabilidad individual, esas serán las claves para sortear las carencias de recursos materiales y financieros que también durante el actual calendario ya se avizoran.
El director general de la entidad, ingeniero Mario Castillo Salas, reconoció que al igual que el precedente, este año será bien complejo de gestionar. “Seguirán las restricciones de los portadores energéticos que impactan en la generación y en la insuficiencia de la energía con vistas a cumplir con los planes”, dijo, al tiempo que lanzó una clara invitación a sus trabajadores: mostrar el alto nivel de compromiso que les caracterizó en 2021 cuando alcanzaron positivos resultados y ahora van por más.
De acuerdo con Castillo Salas, para cumplir todos sus encargos y continuar transformándose hacia una organización que cada día sume clientes satisfechos, es preciso incrementar la efectividad de la gestión del capital humano a través de una adecuada política de seguridad y salud en el trabajo.
Fue este uno de los tópicos ampliamente abordados en un encuentro, donde se valoró el camino transitado en 2021 y las metas de los actuales doce meses, en cuyo centro debe estar la observancia de todo lo dispuesto para no tener que lamentar la pérdida de vidas, como ocurrió en noviembre pasado con un liniero.
Si se tienen en cuenta que más de la mitad del personal de la empresa habanera se desempeña de forma directa en alto riesgo, urge redoblar las inspecciones para detectar deficiencias y que estas sean vistas como violaciones; exigir más y controlar mejor, como señalaron varios directivos de municipios.
Otro reto es reforzar los puestos claves, por eso prevén la formación de cien linieros; una particularidad es que se admiten mujeres en esta actividad tradicionalmente de hombres, y como lectoras. Asimismo, es una meta certificar las competencias laborales de todo su personal cada dos años.
La Empresa Eléctrica en La Habana distribuye y comercializa energía a más de 850 000 clientes. En la reunión se puntualizó sobre el imperativo de apegarse más a las causas que les generen insatisfacciones, a partir de aplicar mecanismos y sistemas más novedosos, así como reanimar las instalaciones, con prioridad las que están de cara al pueblo.
Un informe expuesto por la Ingeniera Leysi Hernández, González, directora comercial, reconoce que la causa raíz de las más de 33 000 quejas atendidas el año pasado tiene relación con insatisfacciones derivadas del proceso comercial, en lo cual las personas tuvieron razón o razón en parte.
“Los administradores deben responder por la calidad de la facturación; no se pueden admitir errores de lectura y clientes a quienes no se les lee su metrocontador; igual deben buscarse variantes con las casas cerradas, ponderando la autolectura como una modalidad viable”, insistió.
No disponer de los recursos materiales necesarios impidió cumplir los compromisos para asegurar nuevos servicios, aumentos de capacidad y variados de lugar del contador de energía en el tiempo establecido; sin embargo, Hernández González admitió que no faltan cuestiones subjetivas.
Al cierre del año estaban creados los mecanismos para que las personas cuyos equipos se afecten por casusas imputables a la empresa (Daño a la Propiedad) se les indemnice -si así lo desean-, con equipos en MLC. De igual manera se trabaja por implementar la Resolución 400, que enmarca legalmente el procedimiento para reponerlos.
Desarrollar e incrementar ingresos a partir de los servicios a terceros -en el año que finalizó se obtuvo un ingreso de 240 000 pesos-, disminuir las pérdidas eléctricas, crecer en el encadenamiento productivo con la industria nacional, cuyas alianzas ya dan frutos, así como atender mejor a los jóvenes y disponer de sistemas de control que impidan los hechos de corrupción o delictivos, figuran entre las prioridades de una entidad cuyos retos, todos, pasan primero por la satisfacción del cliente interno.
Merecido fue el reconocimiento a los integrantes de la brigada en caliente de líneas aéreas, que enfrentó una misión muy compleja en estructuras de alta tensión y otras tareas relacionadas con la central eléctrica flotante; también a los linieros y lectores cobradores, quienes asumieron sus encargos en los momentos más críticos de la pandemia, y a dos “jóvenes de corazón”, que acumulan cuatro décadas de experiencia: los ingenieros Alberto Ponce Pérez y Leopoldo Ibáñez.
De manera especial llegó el respeto de los eléctricos capitalinos al Ingeniero Pedro Felipe de las Casas, “jubilado pero jamás retirado”, como suele decir cuando habla de su centro, al que todavía le entrega sus mejores energías.



Ver además:
Ojalá que se pudiera decir lo mismo de la Empresa de Saneamiento de La Habana. Por ejemplo, en el Consejo Miramar, Playa, hay cientos de fosas de aguas albañales desbordadas desde hace meses.
En mi experiencia, creo que sí han mejorado muchísimo en la atención a quejas de clientes y en sentido general los servicios de oficina comercial. Ni hablar de los linieros. Tradicionalmente han sido ejemplo de lo que hay que hacer para mantener un servicio.
No tenemos quejas de los compañeros que trabajan en las líneas eléctricas, pero sí de las compañeras que contestan en la pizarra 1-8888, las informaciones son imprecisas y cuando se le pide que sean más precisas contestan: "Eso fue lo que me dijeron", eso es maltrato al cliente que sí paga su factura todos los meses (a pesar de que está bien alta), en lugar de decir: "Vamos a llamar al Despacho, espere en línea por favor". Pues no lo hacen, para eso mejor que las pongan a trabajar en otras oficinas y adiestren a otro personal más calificado para que las sustituyan.
Debate muy interesante sobre problemas medulares que afectan hoy la calidad de tan preciado servicio para los capitalinos, el número de quejas habla por sí solo. Por mi parte voy a mantener mi insatisfacción con los servicios de esta empresa mientras vea en las calles de nuestra capital encendida a plena luz del día una luminaria del alumbrado público gastando injustificadamente la electricidad y el presupuesto del estado de nuestro país, sean estas de bombillos de alógeno o de lo que sea, no hay excusa o pretexto para tamaña sinrazón.