Fue el 2021 un año de grandes retos para los trabajadores de Aguas de La Habana (AH). La pandemia, el recrudecimiento del bloqueo, con su angustiosa expresión en las limitaciones de recursos, salideros aquí y acullá, sequía y un sinfín de etcéteras más, pusieron bien alto la varilla al colectivo, cuyos integrantes, no obstante, se las ingeniaron para remontar los desafíos y con el adiós a diciembre, dejaron atrás 12 duros meses, en que, a pesar de tanto escollo, tampoco fueron pocas las realizaciones.
Se sabe. Producir agua exige un elevado consumo de electricidad. Por consiguiente, a partir del reordenamiento económico y monetario en la Isla, las nuevas tarifas eléctricas, unido al incremento salarial, provocaron que, a una empresa económicamente consolidada como AH, le planificaran perdidas por un monto de 168 millones de pesos.

“Nos resistimos a la idea de representar una carga financiera para el país”, aclara Leonel Díaz Hernández, su director general, quien explica que después de diseñar estrategias y buscar alternativas para suplir carencias y ser más eficientes, e innovar e innovar, trabajaron muy duro, lo cual se tradujo en más de 60 millones de pesos de utilidades, al cierre de año.
No fue fácil. El 2021 también dejó sentir los efectos de una sequía que arrastraba de la etapa precedente. Excepto Cuenca Sur, el resto de los acuíferos subterráneos fundamentales asociados al abasto a la ciudad, transitaron hacia una situación desfavorable, Jaruco y Almendares-Vento; y crítica, en el caso del Ariguanabo, vinculada a los municipios del oeste: La Lisa, Playa y Marianao, que en consecuencia, en materia de suministro, les ha tocado la peor parte.
“En función de estabilizar el abasto, apostamos a las inversiones, sobre todo aquellas capaces de garantizar la interconexión entre sistemas, para llevar líquido desde los lugares con mayores disponibilidades hacia los menos favorecidos”.
Eso explica la ingeniera Yanet Morales Mesa, Directora Técnica en funciones de la entidad, presta en adelantar que, lógicamente, optaron por favorecer a Ariguanabo, con la ejecución del mayor número de proyectos, en su mayoría interconexiones para alimentar las reservas del acuífero, desde Cuenca Sur –obra que avanza y existe el propósito de concluirse en el 2022- y también desde los pozos Rincón 3 y Rincón 4 y Rincón 5 (pertenecientes a la Cuenca Vento), este último favoreció, además, el suministro a la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), el mayor centro de aislamiento COVID-19, de los que hasta el momento han funcionado en La Habana.
Aclara que asimismo realizaron otros entrelazamientos dirigidos a beneficiar zonas poblacionales, es decir consumidores, de este para otros sistemas, y así contribuir al alivio.
A la par se avanzó en el tema de sustitución y rehabilitación de redes, a un ritmo que permitió completar, 36 kilómetros, entre una y otra cosa, y de los cuales 5 km corresponden a conductoras.
Si bien el ingeniero Francis Alberar y de Lara (¡816-1887), se ganó el título del Señor de las Aguas por sus proyectos, obras y realizaciones en el orden hidráulico, los trabajadores de esta paradigmática empresa, han asumido su legado con mucha responsabilidad, y bien podríamos llamarles los Señores y las Señoras de las Aguas.

Y ahí para probarlo están las conexiones hidráulicas y sanitarias de las comunidades recién inauguradas, que si bien fue una etapa que en materia de viviendas no permitió avanzar mucho y cumplir los planes, les puso el reto de entrar en los 67 barrios capitalinos con desventajas, y llevar el agua y evacuar los desechos, a lugares como el Fanguito, La Güinera, el reparto (Patricio) Lubumba…, y otros tantos donde la habitual cargadera de agua para su almacenamiento es cosa de un triste pasado.
Tal vez, con toda razón, alguien alce voces para hablar de un salidero derrochador que choca, molesta y moja; o de algún hueco que quedó después de terminado el laboreo, y quienes se cuente entre ellos, seguro lo harán sin saber que no les llegó toda la mezcla asfáltica que habían pactado (mil 400 de 4 mil), y faltaron muchos pieza y accesorios para taponear los salideros.
Pero aun así y pese a la sequía, produjeron 516 millones de metros cúbicos de agua, eliminaron 31 mil salideros, y lograron que de 17 mil personas que recibían el líquido por carros cisternas permanentemente, solo queden poco más de 7 mil.

Hay mucho más. Entre instalaciones y reposiciones fueron montados más de 15 metros contadores, incluso avanza la medición a la salida de las fuentes de abasto. También se consolidó la actividad de saneamiento, con acciones tan imprescindibles como el Colector encargado de la evacuación de las aguas negras generadas por los vecinos de San Miguel del Padrón. Y habría que mencionar también de los alcantarillados en los alrededores del complejo hotelero de 1ra. y 70, y del reparto Primero de Mayo.
Y haría falta todo un periódico solo para hablar del programa de gestión de escombros, una práctica que nació experimentalmente en el 2019, únicamente implementado en Centro Habana, y ya ha incorporado a La Habana Vieja.
Consiste en la recogida, procesamiento y posterior empleo en el tape tras concluirse una obra en la vía, de las ruinas generadas a partir de derrumbes y demoliciones, que acumuladas cuando no se gestionan, afean la ciudad y obstruyen el tránsito vehicular y el drenaje.
Frente a tanta entrega y derroche de sacrificio como beneficiarios estamos obligados a ser consecuentes y hacer la parte que nos toca: emplear el agua eficientemente y ahorrarla.

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En el edificio ubicado en Galiano 123 entre Ánimas y Trocadero, en Centro Habana residen ancianos enfermos y desvalidos y ,niños. Desde hace mas 10 días no le entra agua a la cisterna. Aguas de La Habana se comprometió a enviar un inspector. Lo cual no ha sucedido. La situación es desesperante.
Espero que este año, puedan arreglar los salideros de agua que hay en toda la calzada de luyano debido a los huecos que hay en la avenida y salideros de agua de los relojes cuanto mililitros de aguas se están despilfarrando, y estamos hablando del ahorro de tan apreciado liquido.