Cada día lo vivimos. La búsqueda de víveres estresa el bolsillo y el cerebro. Producir alimentos, suficientes y sostenibles, deviene uno de los mayores desafíos para Cuba.
Problemas organizativos y de recursos. Prohibiciones y restricciones. Concepciones verticalistas y socioambientalmente inadecuadas. Todo eso y mucho más debe ser corregido para transitar a mayores producciones.
En esa cuerda, en abril pasado se aprobaron medidas que persiguen dinamizar el sector, en consonancia con el Plan de soberanía alimentaria y educación nutricional. Algunas tuvieron luego adecuaciones, a partir de pegar el oído a la tierra. ¿Está todo resuelto? Ni remotamente, quien así lo crea debe seguir escuchando el río.
Las medidas, por sí solas, no llenarán ni la tarima, ni la jaba, ni la mesa. Aplicarlas en todo su sentido y profundidad, seguir destrabando nudos, escuchando lo que tienen que decir los que están en el surco y buscando soluciones, allanarán, poco a poco, el camino a la ansiada soberanía alimentaria.
El campo tiene la palabra
Tribuna de La Habana sondeó sobre el tema en diferentes formas productivas de Marianao, donde el apoyo de las autoridades municipales está abriendo caminos para aterrizar las medidas. Norexi Díaz Álvarez, presidenta de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Dos Ríos desde 2014, señala que a raíz de las medidas se amplió el objeto social, lo que permite abrir el diapasón de los productos que cultivan, así como fomentar la cría de especies menores para el autoconsumo de los 16 socios.
Por otra parte, apunta, la reducción de las tarifas de luz y agua “ha motivado a tener más producción, a sentirse más comprometidos, con más sentido de pertenencia con la cooperativa y con nuestro país”.
Con 5,08 hectáreas y mucha potencialidad humana, dice, tienen posibilidades de comercializar de forma directa sus producciones sin intermediarios, beneficiar a la comunidad donde está enclavada la unidad, llevarlos a mercados del territorio y ver crecer sus ingresos.
Con las puertas que les abren las nuevas disposiciones, estos “grandes en corazones, pensamiento y perspectiva” preparan un terreno con vista a posibles ventas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
“Creo que, para las 63 medidas, se recogieron las inquietudes que tenían los campesinos y los obreros agrícolas del país. Hay bastantes facilidades, no hay tanta traba para ir a las tiendas ni recibir créditos”, opina Alexis Ferrer Díaz, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Oeste, de la Empresa Agropecuaria Metropolitana.
En la entidad, que atiende establecimientos productivos en Playa, La Lisa y Marianao y cuenta con cuatro organopónicos en Playa y uno en La Lisa, se han podido garantizar insumos como semillas y fertilizantes, de manera que ese no sea un obstáculo para la producción.
Según el director, uno de los disgustos era el sistema de salarios, que fue modificado: “Ahora es ingreso menos gasto y, lo que produzcan por encima de lo acordado, ellos lo van a cobrar y no hay ningún tipo de problema con eso”, dijo.
A su vez, destacó la autonomía otorgada a las unidades y la creación de los colectivos laborales, que agrupan a los 134 trabajadores de la UEB en los tres municipios.
A su juicio, “la agricultura ha cambiado, hay motivaciones en los productores, creo que están contentos, que las medidas fueron bien pensadas y que van a dar la comida que verdaderamente necesitamos para la población”.
La Cooperativa de Créditos y Servicios Cuba Socialista es una de las unidades productivas de Marianao. Su jefe económico, José Ángel Leyva, considera que las disposiciones adoptadas en abril “han tenido un efecto positivo en nuestra cooperativa, tanto en la organización de los agricultores en función de la producción como en el ordenamiento de los flujos. Hoy tienen la posibilidad de comercializar sus productos de una manera más ventajosa para ellos y la cooperativa; hay flexibilidad, lo que puede beneficiar a la población: debe incrementarse la producción y el rendimiento, mayor periodicidad y cantidad, esa es la aspiración”, apuntó.
Los socios, un total de 96, pueden obtener créditos personales que ayuden a financiar parte de la producción e incrementarla, dijo y sostuvo que, a partir del mejor aprovechamiento de las áreas, la Cuba Socialista tiene rentabilidad y utilidades que se emplean en el desarrollo, en potenciar inversiones, impulsar procesos investigativos en las casas de cultivo e incursionar en la acuicultura.
“Hace falta un cambio de mentalidad en el sector, con la mirada puesta en el rendimiento y el que antes aportaba 40 quintales, ahora necesitamos que aporte 60”, enfatizó, citando una frase martiana: “Si el hombre sirve, la tierra sirve”.
Aunque los criterios son positivos, tal vez todavía queden brechas que requieran nuevas miradas. En varias ocasiones, por ejemplo, se ha criticado el paso lento de la implementación y se ha llamado a revertir el desconocimiento de los beneficios de las medidas entre las y los agricultores. Urge, la mesa espera.
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