El saludo casi diario con Raudel Marrero a través del teléfono que acerca distancias, es: ¿llueve o no llueve por la tierra?,… Así, el joven campesino habla de los avatares con la naturaleza y de cómo se comporta por su terruño natal esa bendición: la lluvia.
Los de mi generación aprendimos a llevar una capa de nailon hecha por la vieja, porque en aquellos tiempos de escasez eran muy pocas, casi raras las sombrillas. Eso sí, jamás nos ausentábamos al aula, ni los padres al trabajo, a causa de lloviznas.
Los de mi edad heredamos de los abuelos el agradecimiento por el agua que nos llega gratis y por sorpresa. Aprendimos a usarla en siembras de patios, jardines e incluso a reciclarla, para el lavado de ropa o la limpieza de la casa.

Lo cierto es que las precipitaciones no solo garantizan el abastecimiento de embalses donde nacen afluentes que llegan a hogares, centros sociales e industrias; sino que también alimentan el suelo agrícola, contribuyen a ahorrar combustible al evitarse el regadío y refrescan los pastos y fuentes de abastecimiento para el ganado.
De ahí que hay que aprovechar al máximo estos tiempos, remover la tierra, sembrar, fomentar áreas, que al final se convierten en el imprescindible alimento.
La misión es vital en organopónicos de la capital o patios, donde algunas veces existen limitaciones con la irrigación.
Fue en momentos como estos, que un campesino habanero comenzó a crear condiciones en la zona del Este para concebir una pequeña represa donde hoy crecen centenares de alevines de tilapias.
Incluso, en muchas ciudades hay quienes salen a limpiar aceras y su pedacito de calle, aprovechando la menor precipitación.
La lluvia es buen pretexto para el trabajo, y lejos de refugiarnos en una alcoba, sirve de reto a la osadía de empinarnos, crecer, crear.
Cuentan que los hombres primitivos trataban de atraerla con cánticos y rituales, porque desde entonces comprendieron que significa vida.
La experiencia y el legado para estos tiempos es que nunca nos perdonaremos dejar de aprovechar al máximo la actual época del año, que es más favorable para la producción de cultivos, cuando –incluso- hasta el ambiente favorece el cultivo de hortalizas, casi imposibles de lograr en otros momentos de mayor agresividad de las temperaturas.
¿Llueve o no llueve por la tierra?, es un saludo cordial, emotivo y que usamos los guajiros para dar pie a conversar acerca del reto que nos impone la naturaleza, para hacer parir la tierra.
Otras informaciones:
Respecto al servicio de agua las autoridades deben exigir a los responsables de acueducto que informen cuando restablecerá el servicio a los pobladores de Guanabacoa campo que llevan varios días sin agua después que solo la pusieron unas pocas horas. La población debe ser informada y deben respetarse sus necesidades de este servicio vital e imprescindible.