Aunque todavía por asfaltar, la comunidad de tránsito 26 de Julio, de Alberro, ya tiene carreteras de acceso. Era uno de los anhelos mayores de sus habitantes, antes obligados a entrar y salir por trillos abiertos en medio de la tupida maleza. 

Los vecinos de La Cabillera entegados a la higiniezación del barrio. Foto: Elías Argudín Sánchez

Al margen del apelativo oficial, La Cabillera es el nombre por la cual la gente nombra al lugar. Responde a una antigua industria que estuvo, pero dejó de existir para ceder espacios a grandes naves, con divisiones y acondicionadas como pequeños espacios habitacionales: Alrededor de 30 núcleos de familias y cerca de 150 habitantes, en medio de una suerte de islote, rodeado de monte por los cuatro costados, y cuyos moradores están precisados a trasladarse varios kilómetros para acceder a cualquiera de los más elementales servicios. 

Los poblazdores de La Cabilla ya no tienen que recorrrer varios kilómetros para comprar la vianda. Y el punto de venta para tales productos ya está listo y pronto abrirá sus puertas. Foto: Elías Argudín Sánchez

Cuentan que la noche del 28 de enero, de 2019, el tornado-huracán que azotara la capital pasó por la zona y acabó. Entonces, fueron restaurados los daños, prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, con el empuje de otro tornado humano, que también sopló con aires huracanados, pero en sentido contrario; es el mismo que ahora ha regresado a aquí, a tres barrios más de La Habana del Este, y a un total de 62 en toda la capital, considerados los de mayores desventajas. 

Las máximas autoridades capitalinas conversan con los vecinos (La Cabillera). Foto: Elías Argudín Sánchez

Ha vuelto, como continuidad de aquel extraordinario esfuerzo restaurador que –en solo un año- borró las heridas dejadas por el aquel devastador rabo de nube, y tuvo antecedentes cuando, a principios del 2020, fueron abanderados los contingentes, llamados a transformar en viviendas dignas las comunidades de tránsito, que existen en la capital, a mediano plazo.

Al rememorarlo, en intercambio con los pobladores de la comunidad, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Comité Provincial del Partido, significó que lamentablemente unos pocos meses después apareció la COVID-19, y el bloqueo se recrudeció para obligarnos a disminuir el ritmo.

Pero, al mismo tiempo congratuló, que en un extraordinario esfuerzo del país, la capital vuelve a estremecerse ante un nuevo empuje constructivo, ahora acompañado de un profundo trabajo social.

Y aquí en La Cabillera se palpan los frutos. Junto a los recién estrenados caminos han venido a cambiarle los colores a la vida de sus vecinos la bodega, una juguera, el punto de venta de viandas, además de cuatro cachumbambés y un tiovivo, llegados como adelanto de un futuro parque infantil, con todas las de la ley.

Para el disfrute de la chamacada, un adelanto apresurado de lo que será el futuro parque infantil. Foto: Elías Argudín Sánchez

En un empeño imposible de la obra por superar a sus protagonistas, ya está proyectada, para empezar y terminar en breve, una carnicería, la escuela, puesto médico, un organopónico, las acometidas de agua, una nueva red eléctrica, en sustitución de la vieja y deteriorada, que soterrada, ahora resuelve el problema, sin dar la debida respuesta a las exigencias.

Llegará también lo más esperado: el mejoramiento del fondo habitacional. Los “cuartos” en las naves serán redimensionados, y convertidos en apartamentos con sala, cocina-comedor, baño y dos o tres habitaciones, para lo cual a algunos núcleos le entregarán viviendas nuevas, construidas desde los cimientos, en la cercanía o a partir de la adaptación de locales, que cubiertos por la maleza, permanecían olvidados.

El hecho de que un barrio haya crecido bajo el manto de la ilegalidad, en el orden urbanístico y desoyendo las regulaciones de la Ley de la Vivienda, no significa que sus moradores deban vivir privados de los servicios elementales; principio esencial a defender por la Revolución según Díaz-Canel, y que citara Torres Iríbar, para ser de las cosas más aplaudidas por los vecinos, a lo largo de todo el recorrido.

En el Consejo Popular Campo Florido, la comunidad Tierra Brava, es otro de los escenarios sometido al proceso de transformación, en La Habana del Este. Torres Iríbar y Reinaldo García Zapata, Gobernador de La Habana, fueron al encuentro de su gente. 

Torres Iríbar y García Zapata dialogaron con los vecinos de Tierra Brava. Foto: Elías Argudín Sánchez
Las máximas autoridades capitalinas conversan con los vecinos (La Cabillera). Foto: Elías Argudín Sánchez
Con los vecinos en diálogo. Foto: Elías Argudín Sánchez

Aquí, la mayoría de las añoranzas soñadas están por materializar, pero ya se trabaja: escuela, área deportiva, organopónico, consultorio médico, y tres viviendas (ya en fase de cimentación), y después otras y otras más, hasta completar las aspiraciones de los necesitados.

Confundidos con los vecinos y en diálogo permanente con ellos, las máximas autoridades recorrieron buena parte del barrio, y escucharon cuántos planteamientos les hicieron.

“Una farmacia”, fue la respuesta a coro ante el interés de Torres Iríbar acerca de qué otra casa le hacía falta al barrio, además de lo ya pensado.

E indicó buscar respuesta racional a una añoranza que le pareció muy legítima, “quizás con un local al lado del consultorio, para aprovechar una de sus paredes y las instalaciones hidrosanitarias, precisó”.

Otras muchas cosas se han hecho, de esas que no demandan grandes recursos, pongamos por ejemplo, el hogar biblioteca; también las miniferias de artesanías y espectáculos artísticos-deportivos, a partir del aprovechamiento del talento local.

Volvió a ser esta una jornada en la que las autoridades capitalinas insistieron en el imperativo de hacer las cosas con el corazón, bien y sin chapucerías, con el concurso de todos.

Foto: Elías Argudín Sánchez

Y todos en La Habana del Este son el Grupo AZCUBA y sus entidades –organismo designado por la dirección del país para apadrinar al municipio, en este empeño-, el Partido, Gobierno y las empresas de la localidad, pero sobre todo, su gente, en un esfuerzo común llevado hasta el fondo, obligados a demostrar que no por gusto, desde el punto cardinal que identifica en el nombre al territorio, es por donde el Astro Rey sale al mundo, todos los días.

Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez
El talento artístico local, en Tierra Brava ofeció su arte a los visitantes. Foto: Elías Argudín Sánchez
Foto: Elías Argudín Sánchez

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