Recorrimos La Habana, y aún se veía el Sol, pero nubes de tormenta la acechan. En nuestro Malecón, al contemplar el horizonte es más visible la peligrosa cercanía de la tormenta tropical Elsa.

Vista del Capitolio desde el Paseo del Prado. Foto: Alejandro Basulto

Sus estatuas, Capitolio y avenidas presagian el mal tiempo, y se toman medidas para preservar lo que tenemos.

Las densas nubes dejan entrever los últimos rayos del sol. Foto: Alejandro Basulto
Desde el Paseo del Prado, mirando hacia el Morro, se observa la estatua del célebre poeta Juan Clemente Zenea. Foto: Alejandro Basulto

Aunque sumidos en un cruel bloqueo y con la COVID-19 aún agazapada y atacando, seguimos en la batalla seguros de superar todos los obstáculos, los de la terrible pandemia y las agresiones de los fenómenos de la naturaleza.

Las últimas luces marcan el final del día. Foto: Alejandro Basulto

Por diversas callejuelas, edificios y avenidas, ya se puede apreciar la urgencia por preservarlo todo, y, por supuesto, la vida humana.

Escenas de cotidianidad en el malecón habanero. Esta vez un desperfecto en su moto es la causa de su receso. Foto: Alejandro Basulto
Malecón habanero. A lo lejos se divisa la tormenta. Foto: Alejandro Basulto

Sitiada por el bloqueo, atacada por la pandemia y a pesar del huracán, La Habana sigue luciendo esa dama encantadora a la mirada de sus hijos que cada día entregan su mejor esfuerzo por ella.

El hospital Hermanos Ameijeiras se erige imponente sobre el paisaje capitalino. Foto: Alejandro Basulto
Detalles de la llegada del anochecer. Foto: Alejandro Basulto
Una joven pareja se escurre rápidamente al muro para contemplar el mar. Foto: Alejandro Basulto

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