Recorrimos La Habana, y aún se veía el Sol, pero nubes de tormenta la acechan. En nuestro Malecón, al contemplar el horizonte es más visible la peligrosa cercanía de la tormenta tropical Elsa.

Sus estatuas, Capitolio y avenidas presagian el mal tiempo, y se toman medidas para preservar lo que tenemos.


Aunque sumidos en un cruel bloqueo y con la COVID-19 aún agazapada y atacando, seguimos en la batalla seguros de superar todos los obstáculos, los de la terrible pandemia y las agresiones de los fenómenos de la naturaleza.

Por diversas callejuelas, edificios y avenidas, ya se puede apreciar la urgencia por preservarlo todo, y, por supuesto, la vida humana.


Sitiada por el bloqueo, atacada por la pandemia y a pesar del huracán, La Habana sigue luciendo esa dama encantadora a la mirada de sus hijos que cada día entregan su mejor esfuerzo por ella.



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