Vemos sus ojos, no los rostros completos, los necesarios nasobucos tapan las líneas de su cara; pero, en esas miradas, algo tristes por la pandemia que nos azota, se refleja la esperanza, el coraje de esta ciudad capitalina.

Gente sociable y amigable, capaces de conversar con cualquier persona, y, tal parece que pasan la gran mayoría de su tiempo interactuando con otros. Al caminar por las calles de nuestra Habana, usted podrá ver personas conversando, pero en estos momentos con sus mascarillas.

Extrañan, por supuesto, el cotidiano abrazo, ese saludo entrañable de “chocar los cinco”, o el beso, al que son tan dados, pues es característica muy propia, el presentarse o saludarse con esa muestra de afecto en la mejilla. Pero, conocen con certeza, que la victoria sobre este virus, es segura. Y a esa esperanza están aferrados con todas las razones que les otorga la confianza en científicos y médicos.
Siempre hay algunos sin percepción de riesgo y que esquivan acatar las medidas, pero serán menos cada día.
Las vacunas, la disciplina y la precaución se esgrimen como poderosa saeta, en aras de obtener la libertad que les devolverá la eliminación de la COVID-19.

Los habaneros adoran a su país, como todos los cubanos, y sienten una alta lealtad por su tierra natal.
Si le pregunta a cualquier habanero, por qué ama tanto a Cuba, le contará sobre la amistosa cultura del país, los hermosos paisajes, y el tentador clima; sobre el Malecón, El Morro y las hermosas canciones dedicadas a esta Habana. Orgullosos de su historia batallan día a día, sabiéndose vencedores, a pesar del cruel bloqueo.
Sentados en un parque, moviéndose en una bicicleta, recostados en un portal, o sencillamente andando, bajo un sol que ya empieza a arder, andan en pos del futuro.




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¿Optimismo? ¿Disciplina? ¿Donde es eso? !En Playa no serà, por lo menos en lo que respecta a la disciplina...!
Es cierto que hay muchos habaneros que observan las medidas de seguridad para evitar el contagio,pero hace varias semanas es muy frecuente ver en la calle Obispo, parque el cristo y otras calles de mi Habana Vieja, aglomeraciones de personas en colas,en tiendas en mn o en mlc,que despiertan a los locales a las cinco de la madrugada en Oreilly,Obispo,etc. Una practica diaria,entre las cinco y ocho de la noche,niños hasta patinando por Obispo,sin que se percaten los padres que los pavimentos y aceras están contaminados en una calle muy transitada,además de juegos de futbol. Debemos cuidar mas a los niños,aunque para algunos padres,sea una válvula de escape al prolongado encierro.
Ciertamente hay muchos que mantenemos la disciplina y el nasobuco en todo momento, tanto q ahoga pero por nuestra salud todo, pero hay otros... que distan mucho del cuidado que hay que tener, celebrando fiestas, reuniones, por casi cualquier cosa, sobre todo se ve mucho en los pasillos, ciudadelas, edificios etc de nuestra Habana, se sienten con todo el derecho a perjudicar al vecino porque "no hay mas na", "estan obstinados" "tengo que especular con la bocina mas alta" y otras muchas absurdas justificaciones, hasta cuando nuestras autoridades van a estar permitiendo esa irresponsabilidad, en ocasiones se llama al 106 y no vienen, esto no rpt no puede suceder, pues en estos momentos y precisamente por la falta de percepción del peligro, las autoridades deberian acudir para penalizar estas situaciones no se puede andar con chiquitas, hay que penalizar económicamente y hasta confiscar los equipos, tenemos que reeducarnos no queda de otra, amargas experiencias tengo de esto.
Debemos seguir mejorando pero ha sido un gran acierto para disminuir las aglomeraciones en las tiendas en el municipio de Guanabacoa vender los productos de forma controlada por el núcleo familiar y vinculado a una tienda, garacias por aplicar esta medida ya que somos más beneficiados los trabajadores.