El joven capitalino de 33 años Rajiv Sánchez Rojo, quien trabaja como informático en la Empresa de Promoción Artística Literaria ARTEX, nos comentó acerca de su experiencia con la COVID-19.

Dice no saber cómo se contagió con la enfermedad, aunque sí manifiesta haber estado en lugares con alta concentración de personas.Empecé con dolor de cabeza y fiebre hasta 38; no expectoraba ni perdí el olfato ni el gusto; me sentía con mucho decaimiento y dolor que se me reflejaba en la espalda, en la zona de los pulmones.

“Primero me hicieron un test rápido, el cual dio positivo, al igual que a mi mamá, quien también tenía síntomas. Nos trasladan para el centro de aislamiento en Casablanca, donde al llegar a eso de las dos de la mañana nos hicieron un PCR, el cual dio positivo a la COVID-19. La atención fue buena y la alimentación balanceada, pero había cierta dificultad con la higiene, sobre todo en los baños.

“De ahí nos trasladan para la Universidad de las Ciencias Informáticas –UCI–, donde cada dos días me hacían un PCR y en ese mismo tiempo me inyectaban en el hombro Interferón, el cual me dio síntomas similares a los de la enfermedad. Estuve en total 10 días ingresado, cuando salí tenía mucho cansancio, tos, decaimiento y a veces náuseas.

“A las personas, fundamentalmente a los jóvenes, les recomiendo que no pierdan la percepción de riesgo ante este virus y que no se confíen, pues puede haber complicaciones y secuelas, además del peligro de contagiar a alguien en la familia.

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