Las lluvias recientes hacen pensar a muchos en una recuperación de las fuentes de abasto de agua en la capital, con la consiguiente certeza de que la agobiante y tenaz sequía debe haber cedido y los déficits en el abasto solo responden a operaciones inadecuadas, o peor aún, capricho o mala fe.

Sin embargo, el MSc. en Ciencias, Leonel Díaz Hernández, director general adjunto de la empresa Aguas de La Habana, se apresura a  poner los puntos sobre las íes.

Ha llovido, pero, al menos en lo concerniente a La Habana, no lo suficiente como para garantizar la recuperación de los acuíferos, enfrentados a una persistente y severa sequía, que en algunos casos casi llegó a colocarlos al borde del colapso”.

En opinión de Díaz Hernández tampoco precipitó en las zonas más indicadas. El agua cayó alejada de las cuencas, con frecuencia,  aguaceros copiosos, de corta y mediana duración, lo cual propicia escurrimiento, pero no favorece la infiltración, imprescindible alimento cuando de los bolsones hídricos subterráneos, se trate.

Tras explicar que para la recuperación de los reservorios resguardados en el subsuelo, lo ideal es la “lloviznita”  persistente y prolongada, justo sobre la superficie de las zonas donde se ubican, el especialista ilustró la situación de La Habana, con un ejemplo elocuente:

Leonel Díaz Hernández, director general adjunto de la empresa Aguas de La Habana Foto: Roly Montalván

Vento, una de las principales fuentes de suministro a la ciudad, ha experimentado cierta recuperación, es cierto, pero todavía insuficiente. Digamos que, ahora mismo, su aporte ronda los 531 l/seg. cuando, teniendo en cuenta su comportamiento histórico, debería estar en 1 200 l/seg.

Hay otras con peor situación. Es el caso del campo de pozos de Ariguanabo, acuífero que beneficia a más de 232 000 personas, de Playa, La Lisa, y Marianao. Las restantes, si bien no están en su peor momento, tampoco han experimentado incrementos que impliquen  dejar de ser preocupación”.   

Y como aliados incondicionales a la falta de precipitaciones, los derrochadores pretenden hacer valer su indolencia, malgastando un recurso escaso, de costosa producción y finito, que dilapidado en manos egoístas no puede llegar a otras que también lo precisan y a las cuales les asiste ese derecho.

Leonel es de quienes consideran al ahorro como la principal reserva de agua. Por tal razón desde la entidad que dirige no escatiman esfuerzos, con el fin de buscar el afianzamiento de un uso racional, a partir de llamados a la conciencia, en esta o aquella variante o formato, además de la de socialización de prácticas y conductas a seguir, que impliquen freno al despilfarro.

Asimismo esgrime el criterio  de que aparejadamente también ha de amonestarse, pedirse cuentas, penalizar. Y para ello, primero es menester cuantificar consumos e identificar a negligentes e irreflexivos botarates.

“Metrar todos los clientes habaneros en un lustro -que nuestra proyección-, conlleva instalar, por lo menos, unos 40 000 contadores, al año. Nosotros llegamos a alcanzar un ritmo de alrededor de 20 000 anualmente, como promedio. A consecuencia de las limitaciones con los recursos fue preciso renunciar a esa cifra y reajustar el plan fijado para el 2020. Las cuentas y los análisis fijaron la meta en 6 000. Todo indica que podemos lograrlo.

“Eso, en el sector residencial. En el área estatal, nos propusimos llegarle a todas las entidades metrables. Ya peinados el 95 % del total. Tocar las puertas de los restantes, en apenas un mes y algo más, implicará mucho esfuerzo, mas, a estas alturas, es inadmisible otro nuevo reajuste y tampoco nos daremos el lujo de incumplimientos”.   

Sin lugar a dudas, las inversiones es la otra vía importante  para mitigar los efectos de la sequía, e incluso, mejorar el abasto, aumentar su calidad, y producirla y darle un uso, más eficiente.

Desde hace varios años el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) lleva adelante un ambicioso programa de desarrollo, renovación y rescate, que abarca  todos nuestros sistemas y actividades. La Habana, con un deterioro más acentuado y golpeada con saña por la sequía, aparece entre las provincias más afectadas, es verdad, pero también figura en el grupo de las más beneficiadas dentro del plan de inversiones, todos los años.

El enfrentamiento a la COVID-19, en coincidencia con una sequía severa, ha hecho del 2020, una etapa intensa y compleja para los trabajadores de AH.

“De enero a la fecha, los trabajadores de la entidad, prácticamente no hemos descansado un minuto en la ejecución de un plan ascendente a 30 millones de pesos, moneda total. Nos concentramos en la ejecución de inversiones, fundamentalmente dirigidas a la rehabilitación y mejora de los sistemas de abasto como Cuenca Sur, El Gato, Ariguanabo y Cosculluela, además de las zonas con abasto deficitario o que no reciben agua por redes.

“Hemos trabajado en redes de acueducto, la reposición de equipos de bombeo en diferentes fuentes de abasto, instalación de pequeñas desaladoras, y el montaje de metros contadores, hasta ahora más de 4 000”.

Leonel hace referencias a las labores en Cuenca Sur, una de las principales fuentes de abasto a la capital, donde, desde el campo de pozos se tendió una conductora a lo largo de unos 11 kilómetros, en medio del monte y por terrenos difíciles, hasta el canal que enrumba hacia la ciudad, con lo cual se beneficiaron significativamente los habitantes de los municipios del centro de la provincia.

Destaca que, aquí, por primera vez en la Isla, se emplearon tuberías de polietileno de alta densidad de 1 200 mm de diámetro, de factura nacional. La obra fue concluida en tiempo récord.

Entre los trabajos que, por su magnitud y repercusión, Leonel no quisiera dejar de mencionar están la recuperación de los campos de pozos de la fuente El Gato, la cual decide en las entregas a las localidades del este de La Habana, y que incluyó la recuperación de un enorme tanque depósito (ubicado en las cercanías de la Universidad de Ciencias Informáticas), la construcción de una tubería desde la presa Maurín para inyectar líquido a la tubería que va desde el acuífero hasta los mencionados territorios del occidente capitalino, y planta potabilizadora, también de factura criolla.

El directivo de AH significa que ahora mismo llevan adelante otras dos grandes obras: un grupo de acciones para recomponer el drenaje de la zona del Pontón (Cerro), una de las más afectadas por inundaciones ante intensas lluvias, con lo cual también darán solución, en buena medida, a situaciones de desbordamiento en zonas bajas de La Habana Vieja.

La otra ejecución ponderable, en curso, informa el especialista, es una conductora, a lo largo de unos ocho kilómetros de zanjeado, por la arteria más renombrada y bella de la capital: Quinta Avenida.

Una vez concluido, los habitantes (y clientes estatales) de las zonas bajas de esta parte del municipio de Playa, tendrán el agua en casa, con solo abrir el grifo.

Asegura Leonel que en ambos lugares se mantiene buen paso y se han ido por delante a los plazos establecidos en el cronograma.

Asimismo subraya el directivo que la actividad de saneamiento no ha quedado relegada, en modo alguno:

“Se han reparado más de 600 líneas de alcantarillado y unos 800 entronques, aporte significativo, sin dudas, a la eliminación de vertimientos. Ya rondamos las 10 000 desobstrucciones en los sistemas de alcantarillado y las 600 en los sistemas de drenaje.

“Avanzamos en la consolidación del programa de tratamiento de escombros domiciliarios, proyecto utilísimo, con tremenda aceptación e impacto, por cuanto implica en la recogida y eliminación del material que generan derrumbes y demoliciones, en las calles de los territorios donde se aplica”.

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