Tras la aparición de la COVID-19 en el mundo la importación de alimentos se ha complejizado en extremo. De ahí que producir la mayor cantidad posible de alimentos para la población sea, en estos momentos, un desafío para el cual los agricultores cubanos buscan diversas alternativas.

Como apoyo al reclamo que la dirección del país hizo a garantizar la alimentación del pueblo, los campesinos del municipio de Cotorro trabajan de forma intensa y sostenida en todas sus cooperativas. Un ejemplo de ello lo constituye el Consejo Popular Alberro, donde en sus patios, parcelas y pequeñas fincas se trabaja de forma ardua.
Así se puede ver por doquier diversas siembras de ciclo corto, como son el caso del boniato, la calabaza, habichuela, y un incremento en la siembra del plátano, entre otros cultivos. Se trata de incentivar en la población el rescate de lo aprendido en los años 90, cuando en pleno periodo especial, se fomentó la agricultura urbana. Recuerdo que en esos momentos no pocos aprendieron a sembrar, incluso en los balcones. El poner a producir los patios y pequeñas parcelas, son elementos que contribuyen a que los alimentos lleguen a la población.
En la imagen brindada por los miembros del Consejo Popular Alberro, en el municipio de Cotorro, se puede apreciar a madre e hijo, trabajando a la par. Ello constituye una muestra fehaciente del quehacer de los hombres y mujeres en La Habana en pos de garantizar la alimentación de la población.