Esta vez de la conspiración salió la más hermosa de la obras. En el empeño, las autoridades locales sumaron a los lugareños, y fueron “los locos chiquitos”, los más entusiastas protagonistas, y ya nadie pudo evitar que esta vez fueran los “príncipes enanos” los encargados de organizar para el Maestro  el mejor de los homenajes.

En una conjunción de muchas voluntades, los hijos del reparto Aldabó, en el municipio Boyeros, rescataron el Rincón Martiano de la barriada: sembraron rosas blancas, las preferidas del Héroe Nacional cubano, y, junto al busto que le representa plantaron también algunos de los especies de árboles que mencionara en su diario de campaña.

Foto: Elías Argudín Sánchez

En respuesta a la convocatoria, la intersección de las calles 100 y  Aldabó se colmó de patriotismo. A la cita acudieron estudiantes y trabajadores de escuelas y centros laborales de los alrededores, y muchos vecinos.

Y a Martí le cantaron y le declamaron quienes en él encuentran una fortaleza, que nos hace fuertes, nobles, desprendidos, cultos y solidarios… para él ofrecieron su arte el dúo Peregrino, del Proyecto Comunitario Teatro Barco Antillano, dirigido por el maestro Julio Cordero; pero sobre todo, fueron jóvenes y niños quienes más fuerte y claro alzaron voces y dialogaron con quien para ellos escribiera el mejor de los libro: La Edad de Oro.

Foto: Elías Argudín Sánchez

Miguel Gutiérrez Lara y Eddy Betancourt Escobar, secretario del Partido y presidente de la Asamblea del Poder Popular en  Boyeros, respectivamente, acudieron a la cita, en la cual se reconoció a dos vecinos por el impulso y apoyo en la materialización de tan noble empeño: Vicente Sánchez Junquera y Pastor Sánchez Betancourt.  

Foto: Elías Argudín Sánchez

Y como colofón, una certeza: Por repugnante que pueda resultar no habrá vileza que mancille ni el nombre ni la obra de quien tanto brillo tiene, que todavía hoy, 167 años después de que llorara su primer llanto aquí en La Habana, es ese eterno y vitalísimo “misterio que nos acompaña”.