Piedra sobre piedra, los nuevos constructores interpretan el significado de la fortaleza a la cual devuelven su antiguo rostro en un entorno diferente. Sin embargo, en cada hendija descubren lo impensado, aquello requerido de un estudio previo para entender el cómo hilvanar la caliza y devolver la imagen de sus antiguas torres donde la soldadesca vigilaba, desde la conveniente altura, la profundidad de la bahía y sus alrededores, protegiendo la entrada de piratas y corsarios a través de los afluentes que llevaban tierra adentro, más allá de intramuros.

Foto: Joyme Cuan

Precisamente y después de casi un año de la ocupación de La Habana por los ingleses, los españoles comprendieron la vulnerabilidad de la ciudad como principal puerto de contacto entre las américas y la península; convertir este enclave en una plaza inexpugnable obligó a edificar tres nuevas fortalezas: La Cabaña –en la zona este del canal de la rada habanera– y dos nuevos castillos, entre ellos el de Santo Domingo de Atarés (en honor al entonces Gobernador de la Isla), en 1763 y concluido en 1767, bajo la dirección del ingeniero Silvestre Abarca y la intervención del ingeniero belga Agustín Crame; pero nunca llegó a entrar en combate.

Foto: Joyme Cuan

Su forma de hexágono irregular, sin baluartes y coronado en sus vértices por garitas de igual figura geométrica, corresponde al diseño de estas edificaciones militares del siglo XVIII, en las cuales destaca una pequeña plaza de armas (en el centro) y seis bóvedas a prueba de bombardeos, en las cuales se previó alojar a los soldados, almacenar víveres, pertrechos, armería y servicios propios de este tipo de instalación.

En derredor del foso, los obreros, sobre las máquinas herramientas, despejaron la maleza que, como hiedra del olvido, escala a lo más alto, mientras la lluvia, el viento y el tiempo se encargaron de derruir las garitas de piedra caliza que ahora vuelven a ocupar el lugar prominente en las manos de los nuevos maestros. El oficio hace gigante al hombre cuando no olvida cómo sus manos hurgan, para encontrar la belleza, en la profundidad de la historia.