Llegamos. La expectativa estaba por los cielos, pues hacía mucho tiempo que no visitaba el Parque Lenin. Como el día amenazaba lluvia, ni el sol ni las grandes aglomeraciones en las colas fueron un problema.
Compramos tickets en la primera taquilla, sin embargo, estos solo servían para dos aparatos. Cuestionable, pero organizado. Los encargados de cada atracción nos explicaron los detalles amablemente. Todo iba bien.
De las ofertas gastronómicas, al menos ese día, no tuvimos quejas. El refresco, de varios precios, estaba frío y había buena variedad de panes, confituras y cafeterías especializadas en pizzas, espaguetis y pollo frito, además de una heladería y paleticas muy baratas y de excelente calidad.
La decepción fue camino a los Carros Locos porque, al quedar en el otro extremo del parque, atravesamos la triste realidad de los aparatos rotos, abandonados o inexistentes. Para quienes van con niños pequeños, opciones como la Ruta Fija o el Coco Bote quedaron en el olvido y yacen víctimas de la corrosión.


Lamentable fue ver uno de mis preferidos, el Deslizador, el cual se sumerge en la maleza alta y con pocas oportunidades de revivir debido a su aparente abandono. Ojalá me equivoque.

La Estrella, las Sillas Voladoras y Don Sapo tampoco funcionaban, sin embargo, no mostraban síntomas de enfermedad grave, por lo cual nos alegró pensar que solo necesitaban mantenimiento de rutina o tal vez ese día no habían ido los responsables de su funcionamiento. Fuimos optimistas.

Lo “positivo” fue ver restos de los Delfines utilizados como asientos, porque así al menos se le dio utilidad a una atracción cuya muerte -al parecer- fue inevitable. Coincidimos además con un extinto ranchón, el cual deberían considerar reparar pues sería otra opción para la gastronomía.

Al Columpio Gigante solo lo recuerdo roto y sufrí mucho al ver la deteriorada Ola -así le decíamos-, pues era uno de mis preferidos.


Sin embargo, lo peor de todo no fue ver el deplorable estado de algunos aparatos, sino enfrentarse a la desesperanzadora imagen de la Montaña Rusa y el Cosmonauta… de la primera solo quedan viejos asientos y el segundo se fue en viaje sin retorno al espacio.


Es triste ver que un lugar tan bonito e importante para la recreación y el sano disfrute esté tan deteriorado, sobre todo ahora que los niños están vacaciones y gran parte de la población no lo podamos disfrutar.
Es una lástima que un parque tan reconocido esté en esas condiciones. Ojalá que el fotoreportaje llegue a ojos y oídos adecuados y se logre restaurar. Muy buen trabajo.
siempre me pregunto, porque cada cosa en que nuestro estado invierte cuantiosas cantidades de dinero siempre su destino es fatal, de quien es la culpa? por que ? Es una pena que este parque insignia de nuestra ciudad este en tan malas condiciones. Es que acaso no esta dentro del programa de los 500 de La Habana? pues deberia.. esto es parte de nuestra ciudad.. emblema de nuestra ciudad y por no mencionar la importancia historica que tambien tiene. si asi esta el parque lenin, no quiero iamginar como estaria la Isla del Coco pegada al mar.
La isla del Coco recién fue remodelada y está muy bien. Con una heladería y sala de juegos. Le aconsejo que vaya. Triste lo del parque lenin. Ojala lo arreglen pronto
Yo estuve la semana pasada en Las Tunas. Fui al parque de diversiones del cornito. Mi sorpresa fue que vi todos los aparatos funcionando. Me hizo recordar mi infancia cuando mi abuela me llevaba de vacaciones escolares. Ese parque tiene los mismos aparatos de siempre y los que estan funcionan. Creo que es mas compromiso de quienes trabajan allí que cualquier recurso o inversion. Felicidades a los trabajadores de ese parque en las tunas.
Es una pena que este parque se encuentre así. Toda instalación lleva mantenimiento. Esperemos que algún día puedan nuestros niños disfrutar de este parque nuevamente. Y que el próximo reportaje sea para hablar de lo maravilloso que está