Maltrato animal con impunidad es el tema de la sentida carta enviada a esta sección por el marianense Alberto Ambrosio Domínguez, quien expone hechos acaecidos en su entorno del consejo popular Zamora-Coco Solo, que merecen no solo el repudio sino la actuación consecuente de las autoridades
pertinentes.
Lástima que su carta, fechada en febrero, llegara hace pocos días a nuestra redacción, pero el contenido y la enseñanza siempre son válidos, pues hurga en una llaga abierta para cuya cura no basta la obligación constitucional de: “son deberes de los ciudadanos cubanos proteger los recursos naturales, la flora y la fauna (…)”. Tampoco es suficiente la consecución de dicho mandato con la puesta en vigor, en julio del año pasado, del Decreto-Ley No.31/2021 “De Bienestar Animal”, y su Reglamento, el Decreto No.38/2021.
Por sí sola no cobra vida ninguna medida legal, y ello queda claro en el artículo No. 61 del citado reglamento, que precisa los agentes acreditados para aplicar las disposiciones, proceso que se inicia “cuando la autoridad facultada detecta la comisión de la conducta infractora o llegue, por cualquier vía, a su conocimiento”.
Aunque jubilado, Ambrosio Domínguez se mantiene informado y lo demuestra en su misiva, cuando cita las penalizaciones que pueden recibir quienes dejan morir un gato en las fauces de un perro o ultrajan a otro, en un remedo del ambiente más salvaje.
Elementales limitaciones de espacio impiden exponer siquiera las ideas principales contenidas en dichas normas jurídicas, que van más allá de circunscribirse al maltrato animal, con un abanico de contravenciones, contentivo de multas desde cuatro mil hasta 500 cup, según los tipos de violaciones.
Ni los animales “deben ser abandonados, ni sometidos al maltrato y acciones degradantes”, ni los perros medianos y grandes pueden ser sacados a los espacios públicos sin arreo y bozal.
¿Cuántas veces se viola esto último en nuestros barrios? Qué decir de quienes permiten que sus mascotas hagan pis y defequen en calles, parques, aceras… y dejan los desechos sólidos. Para esta infracción, que vemos y padecemos de manera cotidiana se contemplan penalidades de mil pesos. Solo que no hay o escasean las denuncias, así como las supervisiones periódicas en aras de disfrutar todos de un mejor entorno.
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