Queridos lectores, cuando asumimos la responsabilidad de gestionar la correspondencia en este órgano de
prensa, alertamos acerca de normas elementales que deben cumplir quienes nos contactan.
Por ello, al final de aquella publicación enfatizamos: “Esta sección es suya y como contribución le pedimos que escriba sus cartas con letra legible, identificando sus datos personales y centro de trabajo, si es un tema laboral, pues no tramitamos ni publicamos anónimos, ni misivas a nombre de colectivos o grupos, ya que alguien tiene que responsabilizarse con lo que nos envían”.
Desafortunadamente constan en nuestro poder algunas cartas manuscritas que no responden a dichos requisitos, indispensables para publicar, y además para tramitar si fuese necesario; por cuanto
en cualquier organismo, entidad o institución también son válidos tales requerimientos, sin los cuales las misivas pasan a un archivo.
Algo parecido sucede con mensajes que nos dirigen por correo electrónico. Al menos en este caso, podemos reenviar pidiendo los datos que faltan, desde la dirección hasta el nombre de la persona afectada, en
ocasiones ha ocurrido que un intermediario tramita el problema, pero no lo hace con el mínimo de información.
Mención aparte para los manuscritos sin remitente y que al final afirman ser suscritos por un colectivo. Tampoco son válidos. Alguien tiene que asumir el compromiso, aunque haya anuencia de criterios de varios. No es el anónimo lo que aporta fuerza y validez, son los hechos respaldados con transparencia. Eso
lo proporciona quien acuña con su nombre las quejas y denuncias.
Y para no dejar insuficiencias identificadas en estos meses en la correspondencia, insistimos en que las cartas deben tener una extensión permisible. Entendemos que muchos de quienes nos contactan
cifran la esperanza de respuestas y hasta soluciones a partir de lo que publiquemos o tramitemos; sin embargo, contar hasta el mínimo detalle en diez y hasta 15 hojas no resulta la mejor solución. Esperamos que nuestros consejos no caigan en saco roto. Seguimos prestos para contribuir con el derecho ciudadano refrendado en el artículo 61 de nuestra Constitución.
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Hace ya dos años que trato de obtener la inscripción de nacimiento de mi esposo y todavía no lo he conseguido, me responden que no aparece o que está el libro destruido, pido por favor orientación para saber cómo solucionar el problema y no me contestan. El Registro Civil Oeste según los funcionarios del registro de 31 y 42 es el del Cerro. Un registro que ni siquiera tiene actividad en la aplicación de reservar turnos. Vivo en la Lisa y tanto mi esposo como yo pasamos los 65 años. Sólo quiero que contesten a mi preocupación y me digan que por ese motivo no puedo hacer ningún trámite donde se me pida ese documento a pesar de que mi esposo vive tiene Carnet de identidad y me imagino que una ficha de ciudadano.