El embarazo es una condición natural que puede elevar la probabilidad de que las mujeres padezcan de anemia. Lo propician las condicionantes fisiológicas propias de esa etapa y los requerimientos nutricionales, tanto para la madre, como para este embrión primero y feto después en formación.

De ahí que en esa condición de la maternidad, resulte imprescindible el aporte no solo de alimentos, sino también de nutrientes, vitaminas y minerales, en virtud de que tales deficiencias no lleguen a desencadenar en la anemia, pues una vez presentada genera entonces un problema de salud.

La Dra. Jordanka Rodríguez aconseja a las embarazadas destinar su economía a productos naturales, para eliminar todo lo artificial que tanto daño hace. Foto: Lissette Martín

Para la Doctora Jordanka Rodríguez Morales, especialista de primer grado en Ginecología y Obstetricia en el Hospital Eusebio Hernández, “lo esencial es la prevención o profilaxis”.

La también jefa de Obstetricia en esa institución, popularmente conocida como Maternidad Obrera, explicó que dependiendo del género y del estado como tal, la anemia tiene varias clasificaciones.

“En una mujer embarazada se considera por debajo de 11 gramos por litro de hemoglobina. Y puede ser leve (inferior a 11, pero hasta 10 gramos); moderada (entre 10 y 8), y severa (menos de 8).

Igual se pueden manejar las cifras de hematocritos, que es la concentración de la hemoglobina; esta es otra condicionante hematológica muy útil para determinar si una paciente requiere ser o no transfundida. “Dicho tratamiento debiera ser el último eslabón en una cadena, nunca el primero”, advirtió.

La prestigiosa especialista hizo énfasis en que por las mismas condicionantes fisiológicas del embarazo ocurre una anemia dilucional, dado el aumento del volumen sanguíneo. Esto predispone a que el sistema inmunológico esté más deficiente, y a cualquier tipo de enfermedad viral o bacteriana.

¿En tal situación, cuáles son los posibles riesgos?

-Llegar a un parto o a una cesárea por debajo de 11 de hemoglobina incrementa los riesgos, incluso para la vida. El parto genera pérdidas hemáticas importantes, de ahí la necesidad de prevenir a tiempo.

¿Cuál es la tendencia actual y cómo encararlo?

-Alrededor del 70 % de las mujeres atendidas en nuestro hospital -es casi la generalidad en las demás maternidades de la ciudad-, arriban con 10 gramos, y muchas hasta con 8, por lo que debemos transfundirlas. Presentar esa situación a las 34 semanas acorta el tiempo para ofrecerles tratamiento.

Normalmente el sistema de Salud ha garantizado las tabletas prenatales (son gratuitas); ahora están deficientes y una alternativa es el Fumarato ferroso o también el Sulfato ferroso. Si bien su uso realmente forma parte de la terapéutica, los indicamos para no desproveer a la paciente de los suplementos de hierro que son imprescindibles durante el embarazo, y cuyas dosis se hacen corresponder a cada etapa”.

¿Desde la alimentación, cuáles podrían ser las opciones?

-Siempre hay alternativas para contrarrestar la realidad latente hoy en cuanto a la adquisión de variedades de productos o sus precios elevados. Siempre aconsejo no invertir el dinero en algo tan dañino como los refrescos, los dulces, helados, e incluso los jugos de caja. Es preferible destinar esa economía a frutas naturales, por ejemplo.

“Ideales también son los vegetales verdes. Es el caso de la col, el pepino, la espinaca, este último bajo un consumo regulado; existen maneras muy atractivas para combinarlos con el pollo y el picadillo, las proteínas más a la mano hoy. También la zanahoria, que puede ingerirse rallada al estar fresca, o adicionarse a otros alimentos como la berenjena, repleta de vitaminas, minerales y fibras.

Resulta erróneo pensar que la ingesta diaria de carne roja resuelve el problema. Y no es así. Es muy buena, pero en equilibrio, dos veces por semana, ya que de lo contrario obligamos a los riñones a funcionar el doble y eso impacta en los valores renales alterados, dígase el ácido úrico y la creatinina.

El seguimiento que con tanto desvelo ofrece el sistema de salud cubano a las gestantes, debe acompañarse de la responsabilidad individual. Foto: Lissette Martín

“Otras carnes de elección serían el conejo, el pato, la pechuga del pollo, más nutritiva que el muslo y el contramuslo; también el carnero, las vísceras como el hígado, el corazón y la lengua a quien le guste, pero siempre en un consumo regulado”.

De acuerdo con su criterio, el Sistema de Salud cubano está estructurado para que cada embarazo llegue a feliz término; sin embargo, la tendencia es a considerar que toda la responsabilidad, incluyendo la alimentación, recae sobre este. Hay una gran cuota desde lo individual, a partir del momento en que decidimos transitar por una de las experiencias más sublimes.

A juicio de la Doctora Jordanka Rodríguez, todo está concatenado y en ello es esencial el acompañamiento del médico de la atención primaria, eslabón fundamental para orientar y dar seguimiento desde el momento más temprano.

¿Qué aconsejaría a la mujer en edad fértil?

-Planificar su embarazo, para desde antes lograr que las cifras de hemoglobina y también nuestras reservas, sean las adecuadas, tanto a partir de los nutrientes y la dieta que aquí hemos hablado, como del uso de suplementos y vitaminas.

“Una vez embarazada acudir a su Médico de Familia para la captación temprana, que posibilita una orientación de los análisis y exámenes complementarios, los ultrasonidos de genética y demás, así como de las indicaciones precisas con respecto a la alimentación y sus horarios. Con esto tendremos la batalla ganada”.

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