Este 14 de febrero, cuando en el mundo se celebra el Día del amor y la amistad, Caridad Carballo Ceballos, una de las Marianas de estos tiempos, enjugará sus lágrimas mientras contempla como el Consejo Popular de Jesús del Monte cura las heridas dejadas por el tornado que el 27 de enero recorrió varios municipios de La Habana.

A ella le faltará este día el beso amoroso de su hijo mayor, Yerandi Lázaro Gómez, quien falleciera el 30 de enero cuando apoyaba en las tareas de limpieza de un centro médico cercano a su vivienda.

Foto: Joyme Cuan

No sé de dónde esta mujer saca fuerzas para contarnos cómo ocurrieron los hechos: “Él se encontraba apoyando en las labores de saneamiento del consultorio, intentando quitar un tanque, cuando se cayó de cabeza. Duró una hora nada más. Cuando llegué al hospital, a los cinco minutos el doctor me llamó. Allí había una enfermera que me conocía, me abrazó y me dijo: No se pudo hacer nada”.

En la visita realizada a casa de Caridad Carballo, quien trabaja de enfermera en el Policlínico 14 de Junio, en el municipio de Diez de Octubre, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la capital,  la reconoció como “una enfermera patriota y una guerrera, una persona con unos valores extraordinarios. Ojalá todos fuéramos como ella”.

A lo que poco después agregó: “Diez de Octubre no puede nunca olvidarse de tu hijo, ni de ti, de tu actitud, que es la más digna que yo he visto en este tiempo”.  

Lo anterior lo ratifica el accionar de esta mujer que parece resurgir de las cenizas del dolor. No le pide explicaciones a nadie, no culpa al mal tiempo, ni a los santos, ni al destino, mucho menos al Estado.

Por el contrario, Carballo -quien cumplió misión internacionalista en Venezuela, donde vivió los momentos de la muerte de Chávez- comenta: “Aunque perdí a mi hijo de 24 años, estoy muy agradecida con esta Revolución, con todas las personas que han venido, que me han dado mucho apoyo”.

“No tengo palabras porque la pérdida de un hijo es lo más grande. Mas tengo consuelo pues sé que mi hijo murió cumpliendo con la Patria. Doy gracias a la vida, porque me dejó una madre y otro hijo. Aquí me tienen para lo que necesiten. El dolor es mío, y lo comparto con ustedes”.

Pero, si grande es el agradecimiento que Caridad Carballo Ceballos le da a la vida por tener a su lado a su madre y su otro niño de 14 años, mayor es el que le brindan a ella sus vecinos del barrio, sus compañeros de trabajo, y todas aquellas personas con un humanidad en las venas.

Este 14 de febrero, por el beso del vástago que no tendrá a su lado, ella habrá de recibir el de los millones de agradecidos que desde ya le abrirán sus corazones para llorar juntos, para reír juntos, y para seguir avanzando juntos hacia un mundo mejor.