Siempre faltarán palabras para agradecerles, pero esta vez mucho más, porque los 1 250 trabajadores eléctricos de nueve provincias del país, incluida la capital, lograron restablecer en tan solo cinco días el servicio, tras el tornado que azotó a La Habana el 27 de enero último.
Este sábado sus rostros están relajados, denotan felicidad, hay muchas risas y abrazos. Cantan junto a los trovadores invitados a la despedida. Es el resumen de haber enfrentado bien y sin contratiempos los estragos de un evento sin precedentes aquí.
Los hay muy jóvenes y también con muchísima experiencia; unos ya conocían la capital; otros la pisaron por vez primera. Pero en todos hay un denominador común: saben cómo edificar proezas y de eso, estoy segura, por mucho tiempo se hablará entre la gran familia de la Unión Eléctrica.

Ante la presencia del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, miembro del Buró Político y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; de autoridades del Partido, del Gobierno y otros invitados, se reconocieron a las empresas que junto a linieros y el resto del personal involucrado, devolvió la tranquilidad a más de 200 000 hogares afectados.
Faltan allí los habaneros, pues aunque se resolvió la totalidad de los circuitos primarios y secundarios, sigue dándose solución a casos muy puntuales de averías en el servicio, que entran en el rango de las afectaciones cotidianas.
“Cuba se ha sentido en La Habana”, aseguró Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Comité Provincial del Partido en el territorio, a esa tropa de luz que sin demora entró a la ciudad cuando ésta había quedado a merced de las estrellas.

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Eso sucede en un país donde la voluntad política de su gobierno es estar siempre junto a su pueblo y además, la solidaridad es uno de los valores que tenemos y que nos hace fuertes e invendibles.