En medio de lo cotidiano y las complejidades de la vida, cuánto cuidamos los cuerpos y las mentes, le dedicamos realmente un espacio al bienestar, al descanso, buscar la paz interior…?

Sobre esos temas reflexionó un grupo de profesionales de la psicología, el derecho, la docencia y personas dedicadas al trabajo en comunidades en el taller Estrategias de autocuidado en ámbitos institucionales, continuidad de ediciones anteriores que han abordado diferentes aristas del autocuidado, una necesidad para las personas y la sociedad.

Con el objetivo de reflexionar sobre la autoimagen y el autocuidado y explorar el concepto institución y su relación con el autocuidado, el encuentro fue convocado por el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR) y contó con la facilitación de las profesoras Consuelo Martín Fernández e Isachy Peña Pino.

Con trabajo en equipo, reflexiones colectivas, intercambios, dinámicas y escenificaciones, entre otras técnicas, se analizaron los malestares, las vías para transformar hábitos y modos de hacer, buscando construir una estrategia, acciones y prácticas que, en una primera fase, las personas participantes puedan llevar a sus instituciones, a partir de sensibilizar a directivos sobre la necesidad del autocuidado.

De manera general, existe una comprensión de esa necesidad, sin embargo, dar el primer paso para llevar a cabo acciones de autocuidado se aplazan ante otras urgencias. En los intercambios, por ejemplo, se valoró cuán mejor podrían asimilar momentos complejos y estresantes profesionales del derecho o la psicología, que deben enfrentar juicios o casos relacionados con situaciones de violencia, que se suman a las dificultades cotidianas, generadoras de estrés.

Esencias

Foto: Raquel Sierra

Según la psicóloga Beatriz Torres Rodríguez, profesora, titular y consultante del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana, estos talleres sobre autocuidado, una temática imprescindible, necesaria y muy invisibilizada, parten de un proyecto con la agencia sueca Diakonía, que en diferentes talleres se ha tratado de crear un grupo de formación de especialistas, identificados desde la época de la pandemia de la Covid-19, que estaban sometidos a un gran estrés, primero porque se enfrentaron a la pandemia y, posteriormente, por las características de trabajo acuden ante disímiles situaciones de emergencia y trabajan con poblaciones en situación de vulnerabilidad.

Entre ellos, algunos que trabajan en centros comunitarios de salud mental, particularmente, el de Diez de Octubre, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), el Cedem, la Facultad de Sociología de la Universidad de La Habana y medios de comunicación, entre otros, dijo Torres Rodríguez, vinculada también a OAR.

“Hemos identificado un grupo de especialistas, primero, con alta vulnerabilidad por el tipo de trabajo que realizan, y con ellos hemos desarrollado talleres trabajando el autocuidado después de la covid, identificando cuáles eran las situaciones y desafíos que enfrentaron y qué mecanismos adoptaron como grupos de trabajo para enfrentar este tipo de situaciones, incluso sin tener una propuesta teórica ni metodológica”, explicó.

Con posterioridad, agregó, crearon el grupo de formación, donde reflexionaron sobre el concepto de autocuidado, el cuidado como competencia profesional, y en este último se consideró muy importantes trabajar una propuesta de estrategia para las instituciones. “El objetivo más inmediato es aplicarla en las instituciones en las que trabajamos, OAR, Cedem, CIPS, Centro Comunitario, y después, hacer una propuesta metodológica general que le pudiera servir a un grupo grande de instituciones que trabajan con esas características y cuyos actores claves también son poblaciones en situación de vulnerabilidad y en los territorios”, destacó.

Nos parece que este es un trabajo muy importante, porque el Sistema Integral para el cuidado de la vida, especialmente con la Red de Estudio sobre Cuidados, coordinada por la profesora Magela Romero, ha hecho muchísimo en los últimos años, pero el tema del autocuidado tiene todavía muchos pendientes y eso lleva a que las personas que trabajen con poblaciones, vulnerables o no, no tengan un sentido del autocuidado y cómo esto tiene implicaciones para su salud, para sus relaciones interpersonales, incluso para la propia productividad en su trabajo, enfatizó.

En el taller, “se hizo una propuesta de una estrategia general con determinados pasos, que lleva diagnóstico, coordinación con los directivos, entre otros aspectos, eso habrá que aterrizarlo a los contextos de las instituciones, porque no es lo mismo, por ejemplo, una facultad de la Universidad de La Habana, que un Centro Comunitario de Salud Mental o una organización de la sociedad civil como es el centro OAR”.

Con independencia de las peculiaridades organizativas y de la misión de sus centros, puntualizó, todos estos especialistas tienen en común que trabajan con estas temáticas de alto estrés y necesitan del autocuidado para ellos y sus instituciones, porque estamos hablando de una sola salud, que implica no solo a los individuos también sino la salud de las instituciones y que demanda sensibilizar y capacitar a los directivos y al personal para que estas estrategias sean flexibles y sostenibles.

Sobre la continuidad de la iniciativa, comentó que piensan mantener este grupo de profesionales como un grupo de formación, con la idea de lograr a través de proyectos entre OAR, Cedem y otras instituciones, un grupo de formadores de formadores, porque 20 personas no pueden cubrir todas las necesidades y vamos a tratar de replicarlo mediante la formación de formadores, de manera que se pueda extender mucho más.

Utilidad

Según Dilcia Abreu Martínez, licenciada en psicología, máster en salud mental comunitaria y al frente del Centro de Salud Mental Comunitaria de Diez de Octubre, esta experiencia ha sido única, “porque me ha dado las herramientas para mejorar las condiciones de trabajo en nuestro centro y potenciar el autocuidado en los trabajadores”. A su juicio, el taller le ha brindado la posibilidad de abrir campos y comenzar a hacer incidir directamente desde la institución y herramientas de cómo llegar a una solución “para ejercer, tener mejor calidad de vida, como profesionales y como personas, lo que tributa a mejores resultados, porque cuando se trabaja de manera armónica, entusiasta y con cariño, el trabajo fluye mejor”.

Para Tania de Armas Fonticoba, doctora en Ciencias Jurídicas y profesora titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, quien ha participado en varios de los talleres, destacó que este dedicado específicamente al ámbito institucional, le brindó herramientas para poder influir en las instituciones donde laboran para lograr el autocuidado de las personas que trabajan. “Fue muy interesante el intercambio de experiencias de personas que se desempeñan en distintas profesiones, la adquisición de conocimientos teóricos y también prácticos, que nos van a servir de mucho en nuestra actividad cotidiana, en lo individual y en las instituciones”.

De acuerdo con Ana María Cano, del Cenesex, psicóloga y máster en sexualidad, entre las diferentes herramientas que facilitan el autocuidado están la meditación, la relajación y dedicarte espacios personales. Para Cano, es posible hacerlo, todo depende de sensibilizar a los directivos y a los compañeros que te rodean para que tomen conciencia de la necesidad de tener espacios de autocuidado, sobre todo porque existen técnicas que no llevan mucho tiempo y que te disponen a comenzar el día diferente.

Foto: Raquel Sierra

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