Quienes la ven por primera vez, tan joven y risueña, raramente imaginarían que la doctora Roxana Ruiz Marín sea la directora de un policlínico enclavado en pleno corazón de La Habana Vieja, sitio donde confluyen personas llegadas de todas partes del país. Sin embargo, pese a su juventud, Roxana no deja un solo momento de dar orientaciones, indagar sobre lo que se ha hecho, lo que falta por realizar, de organizar, planificar, en fin, de estar al tanto de cuanto ocurre en el Policlínico Diego Tamayo Figueredo, sito en Zulueta y Apodaca.

En visita realizada a esa institución médica para conocer acerca de las acciones que allí se ejecutan en la lucha contra el dengue, nos informó que en la semana 27, en el área que atiende ese policlínico, se identificaron 58 casos sospechosos, de los cuales 11 fueron confirmados con dengue, y se encuentran ingresados en el hogar, con seguimiento por la enfermera y el médico de la familia.

Doctora Roxana Ruiz Marín, directora del policlínico Diego Tamayo Figueredo, en La Habana Vieja. Foto: Oscar Alvarez Delgado

La doctora Roxana explica que la mayoría de los pacientes llegan a las consultas con síntomas leves como son cefaleas, fiebre, dolores en las articulaciones. Alerta que, no obstante, hay que tener en cuenta los signos de alarma, como son sangramientos, nauseas, vómitos, dolor abdominal, decaimiento marcado, los que indican que el paciente puede estar sufriendo complicaciones propias de la enfermedad.

Respecto al por qué del ingreso domiciliario, explica que el mismo “constituye una herramienta de la atención primaria de salud, y alivia a los hospitales". Agrega que "en estos casos, debe estar garantizado el recurso humano (médico y enfermera) para hacer el seguimiento, y los medicamentos para los síntomas leves que presenta el paciente”.

Refiere Ruiz Marín que los enfermos de dengue deben poner énfasis en las medidas preventivas, como son la realización del auto focal en la vivienda, tapar los depósitos que almacenen agua, abatizar los depósitos de agua (lo cual realizan los trabajadores de vectores), y hacer el reposo requerido. Agrega que al ser una infección viral no lleva medicamento, lo que sí se deben de tratar los síntomas que se tengan, como son dolor de cabeza y vómito.

Ramón Amor Valdés, Jefe de departamento de vigilancia y lucha antivectorial, en el municipio de La Habana Vieja. Foto: Oscar Alvarez Delgado

Desde 1981, Ramón Amor Valdés, quien en la actualidad funge como jefe del Departamento de Vigilancia y Lucha Antivectorial en La Habana Vieja, está vinculado al combate contra el dengue, lo cual dice a las claras la amplia experiencia que al respecto tiene. Y él comenta que se encuentran realizando las acciones de refuerzos planificadas para la segunda semana del mes de julio, las cuales consisten en abordar desde las primeras 24 horas el síntoma febril en específico, y hacer las acciones concretas en la vivienda del febril.

Ello implica hacer un tratamiento focal, un tratamiento perifocal residual en toda la vivienda y un tratamiento adulticida, acciones que se extienden a las viviendas que están alrededor del caso febril, todo con el objetivo de preservar la salud del enfermo y de los pacientes que viven en esa vivienda, atacando al mosquito Aedes aegypti, que es el transmisor del dengue. Lograr frenar el vuelo de estos insectos, mucho más que erradicar el molesto zumbido de sus alas, es apostar por la vida.

En cada visita se debe de realizar una inspección a fondo para asegurarse no existan criaderos de Aedes. Foto: Oscar Alvarez Delgado
En plena fumigación en casa de Marianne Ramírez Socarrás, en Apodaca 368B, donde se detectaron dos niñas con síntomas febriles. Foto: Oscar Alvarez Delgado
El policlínico Diego Tamayo Figueredo logra un vínculo armonioso entre las funciones que brinda y un ambiente acogedor. Foto: Oscar Alvarez Delgado

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