Un ambiente sanador es el que se respira en la Sala de Fisiatría del Policlínico Turcios Lima, donde se atienden los Consejos Populares Sevillano y Víbora, del municipio de Diez de Octubre.

A solo unas cuadras del centro comercial multifacético Mónaco, la concurrida instalación atiende un promedio de 130-150 personas diariamente desde las 8:00 de la mañana y las 4:30 de la tarde, a las cuales les ofrece los servicios de Podología, Defectología, Logopedia y de Rehabilitación propiamente, que incluye tratamientos de fisioterapia y Medicina Natural Tradicional.

Foto: Tomada de ACN

En síntesis, me describieron el inmueble como un complejo multidisciplinario de consultas para rehabilitarse, que dispone de gimnasio y cubículos para ofrecer electroterapia, termoterapia, magneto y terapia ocupacional.

Para atender lo mismo a pequeños, jóvenes y adultos mayores, allí se encuentra un colectivo de unas 15 personas, donde se conjugan juventud y experiencia, siempre deseosos de mejorar la calidad de vida de sus pacientes.

Conocí de esta Sala de Fisiatría primero como acompañante-cuidadora de mi progenitora, a quien en varios ciclos la atendieron con mucho amor por varios departamentos. Ahora al paso de algunos años soy yo quien acude de nuevo a ellos para aliviar mis secuelas pos COVID-19.

Tras pasar por consultas con especialistas en Ortopedia, Medicina interna y Fisiatría me asignaron sesiones de calor y ejercicios físicos y respiratorios combinados, con acción acumulativa y encaminados a darme alivio a los dolores musculares que me dejó el SARS-CoV 2 como convaleciente.

Cada día todos somos recibidos y despedidos allí con sonrisas y buen trato, lo que indudablemente ayuda a la recuperación. Con el paso de las jornadas los concurrentes ya nos conocemos, saludamos y pasamos a ser parte de una familia, conforme lo es ya en sí el equipo que trabaja con los enfermos.

Con orden y respeto a las medidas higiénico-sanitarias en la recepción esperamos por la llamada, a cargo de Estela, quien muy pronto nos interpela por nuestro propio nombre como muestra de eficiencia también desde la misma entrada.

En el área de Termocalor dos jóvenes- Susy y Camila- aplican sus saberes y aunque declaran que no son magas, en realidad sí hacen maravillas con su talento y modo atento y cariñoso con que manejan los medios técnicos y a sus beneficiarios.

Foto: Tomada de ACN

De este lugar me dirijo hacia el gimnasio y allí, bajo la mirada experta de Juan Miguel, hago mis rutinas y escucho sus consejos, en mi caso particular referidos a la postura que debo adoptar, sobre todo, cuando estoy frente a la computadora, donde paso mucho tiempo porque no voy a ocultar que mi oficio- el de periodista- me ocupa por horas en esa posición.

En esa misma locación conversé con Yulier Correa Tur, jefe del Departamento de Rehabilitación, quien me presentó las generalidades del lugar, donde se advierten organización, limpieza, disciplina y una gran dinámica entre todos sus trabajadores, quienes durante la campaña contra la pandemia se sumaron al contingente de Valientes, que dieron la talla como bien se ha reconocido dentro y fuera de fronteras.

Este elogio en letras lo expresé antes a sus protagonistas verbalmente, quienes con humildad respondieron a mis palabras fraternales.

Mi experiencia en esos predios en dos etapas diferentes y siempre por motivos de salud, aunque solo ahora soy yo el objeto de atención, me dio la visión en el tiempo del vital papel de las Salas de Fisiatría, adonde siempre se va con esperanzas y en la del “Turcios Lima” se hace mucho por todos y con evidentes muestras de amor. Es su razón de ser, pero reconocerlo constituye también un deber que he cumplido con gusto.

(Tomado de ACN)

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