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La menopausia no es el final, sino el comienzo de una etapa que ocupa casi la tercera parte de la vida femenina. Este nuevo periodo es experimentado y asumido  de manera diferente por cada mujer.

Cada 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia debido a que se estima que en pocos años habrá en el mundo más de mil millones de mujeres con cincuenta años o más, lo que implica un tratamiento mucho más especializado para este colectivo, así como un mejor servicio de ginecología.

El objetivo principal de este día es educar a todas las personas, pero principalmente a las mujeres, sobre esta etapa, indicándoles cual es el estilo de vida que deberán llevar, los síntomas que puede provocar y sobre todo, las enfermedades más frecuentes que se desencadenan debido al cambio hormonal.

¿Qué es la menopausia?

Se entiende por menopausia al cese de la actividad de los ovarios, es decir, la falta de producción de óvulos en la mujer. Por lo general, este final de la vida reproductiva se suele identificar después de un año sin menstruación, si no tiene un cuadro biológico que lo justifique, como por ejemplo un pólipo en el ovario. Antes de los 40 años, su aparición se denomina menopausia precoz.

La menopausia se diferencia del climaterio, ya que es una fase de este, pero el climaterio comprende todas las etapas por las que atraviesa una mujer hasta terminar su vida fértil.

Aunque muchas veces se usan de manera indistintas, menopausia y climaterio no significan lo mismo. La primera se refiere a la desaparición definitiva de la menstruación por un periodo aproximado de 12 meses, producto del fallo de la función ovárica. El climaterio se conoce como el tiempo durante el cual se pasa de la vida reproductiva a la no reproductiva.

Según criterios actuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Sección de Climaterio y Menopausia de la Sociedad Cubana de Ginecología, esto ocurre entre los 45 y 59 años de edad. Se inicia unos años antes de la menopausia (perimenopausia) y se extiende unos años después (posmenopausia). Otros estudios entienden por posmenopausia todo el tiempo de vida de la mujer con posterioridad al cese de la función reproductiva del ovario.

Nada puede impedir que la mujer climatérica sea capaz de ser mental y sexualmente sana. Esta es una etapa en la que la mujer puede vivir con menos tensión, pues ya no tendrá el riesgo o temor del embarazo, no requerirá métodos anticonceptivos, puede despreocuparse ya de la planificación familiar, cesan las molestias menstruales, ha disminuido la atención a los hijos, que por lo general se valen por sí solos, puede compartir con los nietos y mostrarse como una adulta mayor, dispuesta a disfrutar de su vida familiar, laboral y social a plenitud.

El primero de los síntomas, el más indicativo de todos, es el cambio progresivo de la menstruación. Antes venía cada mes, más o menos regular, pero ahora parece que tarda mucho más (o mucho menos) de lo habitual, los sangrados son más escasos o abundantes, puedes tener sangrados entre reglas o pasarte dos meses sin que aparezca.

La razón principal de que esto suceda es que el descenso de estrógenos y progesterona, y los ciclos se vuelven muchísimo más irregulares aunque, de momento, no desaparezcan del todo. Ante cualquier duda o cambio en la menstruación, se recomienda acudir al médico.

Durante los primeros años de la menopausia una mujer puede quedar embarazada, porque solo existe una bajada de las hormonas y ciclos irregulares, pero todavía es una persona fértil.

La disminución de estrógeno durante la fase inicial de la menopausia conocida como perimenopáusico y la menopausia en sí, puede afectar la memoria de las mujeres haciendo que olviden donde dejaron las cosas y qué iban a hacer.

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De manera general los síntomas de la menopausia son:

1.- Sofocos: Es el síntoma más común y conocido, caracterizado por una sensación repentina de calor en la parte superior del cuello que se intensifica en cara, cuello y pecho, y que puede dar lugar a sudoración. Estos sudores pueden ser tanto nocturnos como diurnos y generan malestar. Algunos datos sugieren que un mayor número y gravedad de los sofocos están relacionados con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

2.- Falta de libido: La falta de deseo sexual es probablemente lo que más preocupa a las mujeres que pasan por esta etapa. Así mismo, alguno de los cambios que pueden verse a nivel físico en la mujer (sequedad, pérdida de sensibilidad y elasticidad o reducción del canal vaginal) pueden derivar en problemas en las relaciones de pareja.

3.- Osteoporosis: La pérdida de masa ósea y la disminución en la producción de estrógenos están relacionadas con la llegada de la menopausia. Así, los estrógenos cumplen un papel importante en el fortalecimiento de los huesos, por lo que su decrecimiento da lugar a un deterioro de la calidad del hueso y a una pérdida de masa ósea, lo que puede incrementar el riesgo de fracturas.

4.- Ansiedad e irritabilidad: Los cambios hormonales más o menos radicales que se suceden durante esta época, y que hasta entonces habían sido cíclicos y pasajeros, pueden influir en gran medida en el estado de ánimo de algunas mujeres. Estos procesos hormonales, se revolucionan y acentúan provocando una serie de consecuencias en la percepción que tienen de sí mismas y en su autoestima. Durante la premenopausia y cerca de la menopausia se sentirá irritabilidad, ansiedad, estrés, enfado o se puede estar más nerviosa de lo habitual.

5.- Falta de vitalidad, cansancio e insomnio: Los cambios hormonales que suceden durante la menopausia intensifican los problemas para conciliar el sueño, incrementándose las posibilidades de despertarse y desvelarse durante la noche. Esto, afecta al rendimiento, la calidad de vida y el bienestar.

6.- Envejecimiento de la piel y crecimiento del perímetro abdominal: Son dos de los cambios físicos más característicos de la llegada de la menopausia en las mujeres. Piel seca, tirante y sin brillo son algunas de las características que surgen a partir de un descenso de las reservas de agua y del nivel de colágeno.

La menopausia y la salud sexual

Los cambios que sufre la mujer durante la menopausia pueden hacer que dejen de mantener relaciones sexuales. Los sofocos, la sudoración nocturna, el insomnio, las alteraciones en el estado de ánimo, son algunos síntomas asociados a esta fase de la mujer que, en mayor o menor medida, repercuten en que pierda las ganas de tener cualquier tipo de acto sexual sola o en pareja.

No obstante, con la menopausia se puede seguir disfrutando de la actividad sexual, ya sin el miedo a un posible embarazo no deseado. En esta etapa se recomienda mantener una vida sexual estable y placentera pues resulta beneficioso para la salud física, sexual y emocional.

En la esfera ginecológica, como consecuencia de la pérdida de hormonas, a nivel del área genital y urinaria ocurre un adelgazamiento de piel y mucosas que implica una disminución de la lubricación lo que llega a provocar dolor durante las relaciones. Esto puede hacer que se rechace cualquier tipo de acto sexual ya que no son agradables.

Se dice que la sequedad vaginal debida al síndrome urogenital es la causa de la disminución de la libido en la gran mayoría de las mujeres posmenopáusicas y en un elevado por ciento de las perimenopáusicas.

Es importante tener en cuenta que ahora la mujer necesita una fase más larga de intimidad antes de comenzar a excitarse y empezar a lubricar; es decir, más tiempo de caricias y preparación antes del acto sexual, algo que es fundamental que lo conozca la pareja.

En lugar de interrumpir la actividad sexual lo más conveniente es continuarla, adaptadas a las nuevas circunstancias, ya que las relaciones sexuales y la masturbación estimulan el riego sanguíneo del área vaginal, aumentando la lubricación.

Asimismo, las contracciones durante el orgasmo de los músculos que rodean la entrada de la vagina son enormemente beneficiosas para la vagina y para la salud en general. Este es un buen momento para descubrir otro tipo de actividad sexual, en el caso de que no pueda realizarla de la misma manera que antes, ya que el sexo es fundamental en esta fase de la mujer.

Se dice que la supresión de las relaciones sexuales en esta etapa también tiene que ver con el tipo de relación emocional y sexual que venía manteniendo con su pareja, con quien tenía una relación afectiva mala o sus relaciones sexuales no eran en absoluto satisfactorias, y venían respondiendo exclusivamente a un modelo sexual masculino, a los gustos de su pareja.

Sin embargo, se asegura que en aquellas parejas en que la relación afectivo-emocional es buena, se quieren, y su vida sexual es satisfactoria para ambos, se observa que no interrumpen sus relaciones sexuales.

También se plantea que el 35 % de las mujeres de más de 70 años siguen masturbándose. Luego, si no tienen relaciones sexuales no es por razones hormonales, sino consecuencia de una mala relación afectivo-emocional. De hecho, las que tienen una vida afectiva y sexual saludable, continúan teniendo una vida sexual activa y placentera.

Los consejos de los expertos para tener sexo durante la menopausia pasan por modificar o mejorar el estilo de vida. Evitar tóxicos, fundamentalmente alcohol y tabaco. Además, las mujeres deben tener precaución con fármacos como diuréticos, antihistamínicos o antidepresivos que, en general, agravarían la sequedad vaginal.

Otra recomendación es realizar ejercicios del suelo pélvico (Kegel) y de ser posible, usar hidratantes vaginales diarios o en días alternos, así como lubricantes vaginales en cada relación sexual.

Practicar ejercicio con regularidad, al menos dos veces a la semana, dormir lo suficiente, así como seguir una dieta equilibrada y un orden en las comidas, todo lo cual aumentará la sensación de bienestar. Esto ayudará a que mejore mucho la autoestima y repercutirá positivamente en la calidad de la vida sexual.

La sexualidad es algo natural y así se debe contemplar con independencia de la edad. El cerebro es uno de los principales órganos sexuales, por lo que imaginar posturas y recrear momentos son actividades que resultarán útiles. También ayuda a despertar el deseo y el interés imaginar y organizar encuentros sexuales con la pareja. Además de los encuentros espontáneos, también pueden resultar efectivas planear citas románticas. Cambiar de ambientes o de lugares hará que la imaginación contribuya a despertar el deseo sexual individual y en pareja.

Para la salud íntima, es importante la higiene al igual que la hidratación en situaciones de sequedad vaginal, comunes en esta etapa de la vida de la mujer. Reducir la irritación, inflamación o molestias previas al sexo o tras las relaciones sexuales contribuye a una mejor salud vaginal y, en consecuencia, a una mayor conciencia sobre el cuidado del cuerpo.

La menopausia no debe concebirse como una etapa negativa, sino como un periodo que conlleva cambios en el cuerpo. Identificarlos y tratarlos ayudará a seguir disfrutando de las relaciones sexuales y de una vida placentera de manera general, aunque no sea igual que en las épocas anteriores, vea siempre el lado positivo.

Referencias

Sitio web Scielo. Revista cubana de Medicina General Integral

Sitio web diainternacionalde.com

Sitio web de abc

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