En el Día Mundial contra la Hepatitis, Cuba trabaja por eliminar las causadas por los virus B y C en consonancia con la iniciativa lanzada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de poner fin a más de 30 enfermedades infecciosas en la región para 2030, entre ellas, las hepatitis virales.
El organismo internacional refiere que cada año ocurren en la región 10 000 nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B y 23 000 muertes; solo el 18 % de las personas llega a diagnosticarse y de ellas, apenas el 3 % reciben tratamiento.
De igual forma, las estimaciones más recientes de la Organización Mundial de la Salud indican que en las Américas ocurren cada año 67 000 nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C y 84 000 muertes; solo el 22 % de las personas con hepatitis C crónica llega a diagnosticarse y de ellas, solo 18 % reciben tratamiento.
La nación caribeña cuenta con un Plan Estratégico Nacional para la prevención y control de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ITS, por sus siglas en inglés), el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y las hepatitis y también trabaja de conjunto con la OPS para certificar que se eliminó la transmisión de la hepatitis B de la madre al hijo.
Cuando se habla de hepatitis se alude a la inflamación del hígado causada por varios factores y los más frecuentes están asociados a infecciones con los virus A, B, C, D y E, además pueden ser provocadas por fármacos y alcohol, enfermedades autoinmunes, trastornos metabólicos e infecciones por otros virus y bacterias.
La doctora en Ciencias Médicas Mirtha Infante Velázquez, presidenta de la Sociedad Cubana de Gastroenterología, explicó a la Agencia Cubana de Noticias que los virus A y E son los responsables de las hepatitis agudas epidémicas, transmitidas a través del agua o alimentos contaminados, y en la mayoría de los casos los pacientes se recuperan sin presentar secuelas y en un pequeño porcentaje desarrollan formas graves.
Expresó que el virus A se transmite en el momento de la incubación y cuando aparecen los síntomas la persona ya no es capaz de enfermar a otras, de ahí la importancia de mantener las medidas higiénicas en todo momento, principalmente el lavado de manos, la higiene de los alimentos y no compartir artículos personales.
Mientras que los virus B, C y D provocan tanto hepatitis agudas como crónicas, por lo que algunos pacientes evolucionan hacia una cirrosis o un cáncer de hígado, siendo la cirrosis la novena causa de muerte en el país y según reportes internacionales las complicaciones asociadas a este padecimiento han elevado la mortalidad durante la pandemia de la COVID-19, señaló.

La también Investigadora Titular y especialista del Instituto de Gastroenterología dijo que los virus B, C y D se transmiten fundamentalmente a través de transfusiones de sangre, instrumental médico y artículos de uso personal contaminados, de la madre al hijo y por relaciones sexuales no protegidas, aunque estas últimas vías son más eficientes para el virus B.
Aunque, en Cuba desde hace varios años se analizan las transfusiones para que la sangre sea segura y evitar posibles infecciones, acotó.
La profesora Titular manifestó que en la nación existe una vacuna propia contra la hepatitis B, Heberbiovac HB, resultado más relevante de la Ciencia cubana en la especialidad.
El fármaco, desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, reconocido por la Organización Mundial de la Salud y que integra el Programa Nacional de Inmunización, protege a toda la población menor de 40 años de edad.
A pesar de que muchos pacientes transitan la enfermedad de manera asintomática, la gastroenteróloga enumeró que pueden manifestar cansancio, malestar general, náuseas, pigmentación amarilla de la piel, orinas oscuras y deposiciones blancas o amarillentas.
En algunos casos, mencionó, se identifica la hepatitis a partir de la realización de ultrasonidos, a través de pruebas del hígado elevadas o análisis por causas ajenas a este padecimiento.
Asimismo, en todas las regiones del territorio nacional existen laboratorios para confirmar la enfermedad a través de pruebas de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) por vía sanguínea y estuches de diagnóstico desarrollados por el Centro de Inmunoensayo con la tecnología SUMA.
(Tomado de ACN)
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