Con la pretensión de estimular a los países a mejorar el bienestar de las personas mayores, tanto mientras dure la pandemia de COVID-19 como después, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado la década 2021-2030 como la del Envejecimiento Saludable.

Dedicarle un decenio a este particular significa entonces contribuir a fomentar y mantener la capacidad funcional de nuestros mayores y permitirles su bienestar en la vejez.

Ubicada entre las naciones más envejecidas de América Latina y el Caribe, el hecho debe constituir un derrotero para Cuba, donde el 20,8 % de su población suma 60 años o más, mientras que para 2030 se espera sea el 30 %.

“Con el aumento de los años a vivir, las oportunidades que puede brindar la vida dependen, en gran medida, del envejecimiento saludable, visto como algo que no es estático; muy por el contrario, se trata de un proceso que abarca toda la nuestra existencia, llega a todas las personas, sanas o con enfermedades, y a cualquier edad”, asegura el Secretario de la Sociedad Cubana de Gerontología y Geriatría, doctor Jesús Menéndez Jiménez.

¿Cómo se encuentra la Isla para afrontar este decenio?

-Primero recordemos que desde hace algunos años en Cuba las personas mayores superan a los niños. El envejecimiento está declarado por el gobierno cubano como un área estratégica para la sostenibilidad del país, teniendo en cuenta la disminución de quienes están en edad laboral, unido al aumento de gastos en salud y en pensiones, entre otros aspectos. Desde hace algunos años se realizan acciones concertadas con los diferentes actores sociales y se le da seguimiento, cuatro veces al año, por la máxima dirección del Gobierno.

La provincia más envejecida es Villa Clara ( 24 %de su población con 60 años o más), y le sigue La Habana con el 21,9 %. Foto: Tomada de Trabajadores

“No puede desconocerse cuánto repercute el envejecimiento poblacional en todos los aspectos de la sociedad, en particular los mercados laborales, la demanda de servicios, como educación, vivienda, salud, atención a largo plazo, protección social, transporte, información y comunicación, así como en las estructuras familiares y los lazos intergeneracionales.

Si la comparamos con otros países, Cuba se encuentra preparada. El hecho de tener un sistema de salud universal, gratuito y con equidad, y una seguridad social que no deja desamparado a nadie, nos pone en mejores condiciones; no obstante, queda camino por andar”.

A juicio de Menéndez Jiménez, el trabajo mancomunado de toda la sociedad permitirá ofrecer una respuesta armonizada, concertada y sostenible ante este gran desafío que obliga a mirar con mayor profundidad las necesidades de ese grupo poblacional, y un enfoque hacia a la plenitud en todos los sentidos, que le asegure autonomía y calidad de vida.

Según el Estudio Nacional de Envejecimiento Poblacional de 2017, el 86% de nuestros mayores padecen al menos una enfermedad crónica y el 50,1% dos o más. Asimismo, la esperanza de vida ronda los 78 años y medio, y la mayoría de las personas mayores cubanas son independientes para poder satisfacer las actividades de su vida personal. Sin embargo, en lo referido a su vida de relación, a partir de los 75 años el 43% de los hombres y el 53 % de las mujeres tienen al menos una limitación para mantener una existencia plena.

¿Qué permitirá a Cuba participar en un decenio sobre este tema?

-Nos permitirá visibilizar más el fenómeno, identificar nuevas áreas en las que los ministerios, gobiernos locales, sociedad civil, academia y el sector no estatal puedan intervenir para entre todos construir, junto a las personas mayores, nuestra respuesta al envejecimiento poblacional.

“La pandemia que ha azotado al mundo y la llegada de la “nueva normalidad”, caracterizarán esta etapa que para Cuba constituye una oportunidad de aprender y enseñar de forma exitosa sobre este imperativo”.

El Decenio del Envejecimiento Saludable, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), llama al cambio de nuestra forma de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento, además de asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores.

Igualmente, propone ofrecer una atención integrada y centrada en las personas, y servicios de salud primarios que respondan a sus necesidades, sin dejar de proporcionarles acceso a la atención a quienes padecen enfermedades crónicas.

El doctor Menéndez Jiménez comentó que Cuba tiene identificados esos ámbitos y se ha comenzado a trabajar en ellos. Por ejemplo, a partir de las gestiones realizadas por el Proyecto Integral de Envejecimiento Saludable y el Gobierno de Plaza de la Revolución (PIES-Plaza), ya ese municipio figura como el primero incluido en la Red Mundial de Ciudades Amigables y se prepara para incluir en esta red a otros territorios.

También se dan los primeros pasos para capacitar al personal sanitario de la atención primaria de Salud a favor de brindar atención integrada a las personas mayores, dirigidas a fomentar su capacidad intrínseca.

Más adelante comentó que los cuidados a largo plazo no estuvieron concebidos inicialmente en el Sistema Nacional de Salud pues la población cubana era joven en sus inicios, pero al revertirse obligó a comenzar a trabajar en este sentido.

“Como suelo remarcar, lo que es bueno para las personas mayores, es bueno para todos”, insistió el Máster en Salud Pública y Envejecimiento, quien se desempeña como especialista en el capitalino Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (CITED).

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