Melissa Alvelay Cué nunca pensó que su primer año como estudiante de Medicina sería tan ajetreado. Pero la aparición de la COVID-19 vino a cambiarle la vida, al igual que al resto del mundo. De esa forma, la joven de 18 años que vive en el habanero municipio de Cotorro, comenzó, como otros estudiantes de primer año de esa especialidad, un trabajo intenso en la pesquisa de posibles casos de sospechosos de la enfermedad.

Sobre las experiencias vividas durante estos largos meses conversamos con ella, mientras preparaba todas las condiciones para el inicio del segundo año de la carrera. Sobre lo atípico de este curso para los estudiantes, en especial los de Medicina, y su inserción en la batalla contra la COVID-19 expresó: “Mayormente, a los estudiantes de primer año, no nos dieron las mismas labores que a los de cursos superiores. A nosotros nos incorporaron a una posta médica, según el policlínico de la zona donde vivimos, para realizar pesquisas en los hogares”.

“Pesquisábamos seis días a la semana. A diario se recogía un parte sobre las casas visitadas, la cantidad de personas, y reflejábamos, en caso de encontrar alguna persona con alguna sintomatología, la dirección de la casa, nombre completo y número de carné de identidad, y se entregaba al policlínico, para que el médico de la familia la visitara”.

¿En tu caso particular, encontraste alguna persona con sintomatología?

- Sí, una persona, la cual se mantuvo en su casa hasta que la doctora, la chequeó y dictaminó que no era la COVID-19, sino un resfriado. Existen muchos síntomas de esta enfermedad que son parecidos al catarro, de ahí el celo con que se tratan las personas con problemas respiratorios. Esa señora de la que hablo, también era asmática, alérgica y presentaba mucha coriza.

¿Cómo valoras la aceptación, o no, por parte de la población, al trabajo que han realizado?

- A mí me resultaba muy difícil que alguien me dijera tener una sintomatología. Por lo general niegan cualquier síntoma. La persona que te hablaba, la vi por el hecho de estar tosiendo durante la pesquisa y la reporté. Pero, aunque tengan fiebre o catarro, mayormente prefieren guardarlo, mantenerse en casa o no decir nada.

“En mi caso, la posta médica donde me tocó trabajar, hasta este momento, no ha tenido casos positivos. Sin embargo, sí hubo personas, de las mismas que había pesquisado, que fueron ingresadas en centros de aislamiento por ser sospechosos”.

O sea, que podemos decir hay personas que aún no comprenden la importancia de no esconder síntomas.

- Te voy a poner un ejemplo ocurrido con la aplicación de auto pesquisa mediante los teléfonos celulares. Muchos muchachos ponían que tenían todos los síntomas, como si se trata de un juego, tomándolo poco en serio. Para otros, es como si a ellos no les fuera a tocar y ocultan si tienen catarro u otro síntoma.

“La percepción de riesgo, en lo jóvenes fundamentalmente, es muy baja. Al punto de enterarme del caso de un antiguo compañero de clase del pre, quien había puesto en la aplicación que tenían todos los síntomas cuando ello era mentira. En su caso, este muchacho se encontraba en el servicio, y se reunió con otros compañeros suyos que tenían la aplicación y pusieron tener todos los síntomas, pensando que eso era un juego.

Con tanto ajetreo, ¿qué tiempo tuviste de vacaciones?

- El curso se detuvo en marzo, momento en que comenzamos a trabajar en las pesquisas. El mes de agosto fue el único que tuvimos, antes de ese, siempre podíamos elegir un día de vacaciones, y después de agosto, los días que teníamos eran los domingos.

“Sí, el trabajo de la pesquisa es importante, lo que más agradezco de lo realizado, es cuánto he aprendido en la posta médica. Allí una puede ver personas a diario, la doctora me enseñó desde hacer una receta, hasta cómo inspeccionar a un paciente. Fue como una especie de adelanto de lo que voy a enfrentar en los próximos años de la carrera, y eso se agradece mucho”.

“La presencia en una posta me demostró el cariño de los pacientes de ese consultorio con su médico. Ahora hay personas que al verme, me saludan, invitan a tomar un poco de café, y me permitió relacionarme más directamente con ellos”.

Ahora comienza el curso escolar, ¿cómo valoras esta etapa, teniendo en cuenta sobre todo el tema del transporte?

- Creo va a ser muy riesgoso, por la cantidad de personas en el transporte público, donde muchos no respetan ni el uso de la mascarilla. Creo que esta etapa va a ser de alto riesgo, sobre todo para las personas mayores. De ahí que ahora sea necesario tener un cuidado extremo”.

Algo que te haya impactado durante el tiempo que llevas estudiando Medicina

- En una oportunidad, en medio de una guardia, llegó un hombre sintiéndose muy mal. Venía acompañado de su esposa y una niña de tres o cuatro años; la menor estaba llorando porque tenía hambre. Parece que la habían sacado de la cama porque el padre se sentía muy mal y ella estaba muy intranquila. Recuerdo que tenía unos refrescos, y le di uno.

“Poco después el hombre se mejoró y se fueron para su casa. La casualidad quiso que al día siguiente, con el tema de la pesquisa, me tocara trabajar en las petrocasas. De pronto, el hombre, que yo no había visto, se me acerca y me abraza. Me invitó a su casa. No sabía qué hacer. Eran personas humildes, pero que brindaban de corazón lo que tenían”.

“Estábamos pesquisando casos de la COVID y aunque quisiéramos, no podíamos aceptar su invitación. Pero ese gesto me llegó profundamente. Saber que uno con un simple gesto puede aliviar una dolencia, e incluso, algo más que el dolor físico, no se puede olvidar. Son cosas que me reafirman que esta carrera que escogí es la correcta”.