Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, que este año tiene una connotación diferente, pues las personas han visto afectadas notablemente su vida cotidiana, a consecuencia de la pandemia de la COVID-19, que azota a la humanidad desde marzo de 2020.
Los últimos meses han traído muchos retos en todo el mundo, y Cuba no ha estado exenta de esta realidad, que afecta primeramente, y de manera directa, al personal de salud, que presta sus servicios en circunstancias difíciles y atípicas, los cuales deben cumplir su deber con el temor de llevar el virus a casa y contagiar a sus familiares.

De igual manera los estudiantes de primaria, secundaria y preuniversitaria, han tenido que adaptarse a estudiar a través de las teleclases, sin el contacto directo con profesores y compañeros de estudio, con la consecuente ansiedad por su futuro. Y mucho más difícil aún para los universitarios.

Las consecuencias económicas afectan a todos de una manera u otra. Ejemplo de ello son los trabajadores por cuenta propia, quienes han visto amenazados sus medios de vida o han tenido que prescindir de ellos, debiendo cerrar, al menos temporalmente.
Algunos viven hacinados, en espacios estrechos, con las consecuentes discusiones generacionales, o de cualquier índole. Con un incremento de la violencia doméstica. Y aquellas personas con afecciones de salud mental, o discapacidades mentales, han tenido que vivir mucho más aisladas socialmente.
Muchos han dejado de ver a sus seres queridos, por cumplir con el necesario distanciamiento, o por imprevistos de la vida, estaban en otra provincia o en otro país; algunos perdieron a un ser querido, sin poder despedirse. Los amigos no pueden abrazarse ni besarse, ni siquiera un apretón de manos.

Debido a estas circunstancias, la Organización Mundial de la Salud, así como la Panamericana, prevén un incremento en las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental, por lo que exhortan a todos los países a invertir en estos programas de salud, ahora más que nunca.
Referencias
Sitio web de la OMS/OPS
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Estoy plenamente de acuerdo con lo que ha expresado la periodista en este comentario, pero considero que hay otros aspectos que no se han mencionado , como por ejemplo el uso de forma inadecuada de los equipos de audios donde la música se deja escuchar con un volumen tan alto que ensordece y resulta muy desagradable. Realmente quisiera que esto se divulgara más, sobre todo para los jóvenes que no se dan cuenta del daño que esto ocasiona, sobre todo a las personas de la tercera edad. Gracias por permitir que podamos expresar nuestra opinión.