
Cada año mueren más personas por enfermedades cardiovasculares (ECV) que por cualquier otra causa. Más de tres cuartas partes de las muertes relacionadas con cardiopatías y accidentes cerebrovasculares ocurren en países de ingresos medianos y bajos. En el mundo mueren alrededor de 17 millones de personas anualmente, y se estima que para el 2030 ascenderán a 23 millones.
Las ECV constituyen la primera causa de muerte a nivel mundial y en la mayoría de los países de Las Américas, donde provocan alrededor de 1.6 millones de muertes al año; el 30 por ciento de ellas son prematuras, en personas entre 30 y 69 años. Para concientizar sobre este problema de salud, cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, a fin de sensibilizar a la población sobre la importancia de su cuidado.
Cuba no está exenta de esta situación mundial, por ello, se sistematizan esfuerzos durante para su prevención, control y tratamiento. Existe un Programa Nacional de Atención Cardiovascular que brinda atención de manera integral a las ECV para lo cual se invierten importantes recursos humanos, científicos y materiales.
La estrategia adoptada por el Ministerio de Salud Pública establece primero el riesgo cardiovascular en la población y luego realiza acciones de manera individual, para contribuir a mejorar su calidad de vida y evitar la aparición de esas dolencias en un futuro.
Aunque no todos los problemas del corazón son prevenibles, también se plantea que la mayoría de los fallecimientos se podrían evitar con un adecuado modo de vida y la educación de las personas en cómo actuar cuando un miembro de la familia presenta síntomas de infarto en el hogar.
La COVID-19 y las ECV
La COVID-19 suele presentarse con síntomas respiratorios leves, algunos pacientes padecen neumonía y, en casos severos, se observa un síndrome de distress respiratorio agudo (SDRA) y shock.
No obstante, algunos estudios han demostrado que los pacientes con comorbilidades cardiovasculares (CV) subyacentes, como hipertensión arterial (HTA) y enfermedad arterial coronaria, son más propensos a sufrir una infección grave por coronavirus, que requiere ingreso a unidades de cuidados intensivos (UCI) y se asocia con mayor mortalidad.
En una gripe común puede presentarse cuadros con fiebre por encima de los 38°C, en los que aumenta la frecuencia cardíaca, con taquicardias. Esta situación normalmente es tolerada por un organismo muy sano, mientras que a algunas personas con problemas cardíacos, de las válvulas, infartos previos, operados, con insuficiencias cardíacas, o arritmias, les puede generar una descompensación.
Eso es lo que ocurre en general con la gripe, lo cual podría ser equivalente con la COVID-19, que además puede provocar más complicaciones a nivel respiratorio y de oxigenación, lo que eleva el riesgo de los pacientes con problemas CV.
Tienen mayor riesgo de complicaciones pacientes con comorbilidades como la enfermedad coronaria (algunos tienen una enfermedad coronaria muy controlada y otros tienen cuadros más inestables); los que han padecido o no un infarto previo, que han recibido cirugía de bypass, o que han recibido angioplastias o stents en las arterias del corazón. También enfermedades de las válvulas del corazón, sobre todo cuando hay valvulopatías o los que tienen insuficiencia cardíaca.
El nuevo coronavirus descompensa a los que presentan más complicación cardiovascular pero genéricamente se puede decir que todos los pacientes con cardiopatías tienen más riesgos cuando son sometidos a una infección de este tipo. En este caso, la infección podría afectar al corazón y los pulmones. El músculo del corazón tiene que trabajar más porque es probable que los pulmones, los principales afectados por el virus, no puedan llevar suficiente oxígeno.
Por su parte, la hipertensión es una enfermedad de las arterias, que puede o no comprometer el corazón, no todos los hipertensos están en la misma categoría. Algunos hacen referencia que utilizar enalapril, perindopril, olosartán, valsartán, telmisartán, etc, medicamentos para controlar la hipertensión arterial, puede constituir un factor de riesgo para tener complicaciones graves.
Sin embargo, las sociedades científicas, la Sociedad Europea de Hipertensión Arterial, la Sociedad Argentina de Cardiología, hasta hoy no avalan modificar ninguna conducta en cuanto al uso de estos medicamentos. Es decir, los pacientes tienen que seguir utilizándolos para mantener su presión y eventualmente los médicos, según el curso de la enfermedad, si correspondiera, podrían decidir suspenderlos o no.
Nunca es tarde para prevenir
Entre los factores de riesgo para desarrollar enfermedades del corazón están la edad, antecedentes familiares, el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de actividad física, el consumo de alcohol, la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Muchas formas de enfermedades del corazón pueden ser prevenidas o tratadas manteniendo un estilo de vida saludable.
Por lo general existe una falta de prevención en la población, quienes no valoran la importancia de una dieta sana, sin exceso de grasa, sal y azúcar; realizar ejercicios físicos y evitar el abuso del tabaco y el alcohol, para así cuidar sus corazones.
Una alimentación poco saludable contribuye a la obesidad y el sobrepeso, los cuales a su vez son factores de riesgo para las ECV. Algunas personas no consumen frutas y vegetales por su elevado precio, o por la carencia de estos productos. Sin embargo, muchos prefieren gastar su dinero en bebidas alcohólicas o cigarro, muy dañinos para la salud.
Se recomienda medir la presión arterial, el azúcar y los lípidos en sangre, pues la hipertensión (que puede ser asintomática), la diabetes y el colesterol alto, pueden ser causa de infartos de miocardio (1) o accidentes cerebro vasculares.
Las personas que no hacen actividad física suficiente tienen entre un 20% y un 30% más de probabilidades de morir prematuramente que aquellas que hacen actividad física suficiente. Por tanto, la inactividad física es un factor de riesgo clave para la aparición de las ECV, cáncer y diabetes. Se estima que la exposición a productos derivado del tabaco es responsable del 10 % de todas las muertes ocasionadas por ECV.
A su vez, la Organización Panamericana de la Salud reconoce la importancia de trabajar en la creación de políticas efectivas para reducir la ingesta de sal, fomentar la actividad física y avanzar en la prevención y control del tabaquismo. Estas son algunas de las medidas que promueve el Plan de Acción regional para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles.
Reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares es ineludible para lograr disminuir en un 25 por ciento la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el año 2025, según el compromiso adquirido en el Plan Mundial de Prevención y Control de Enfermedades No Transmisibles.
Referencias
Coronavirus y sistema cardiovascular
Sitio web de la OPS

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