Todos los lugares atesoran una historia, y este no es la excepción. A principio de la década del 80 del pasado siglo, Cuba fue azotada por una epidemia de Dengue, que afectó a muchas personas y cobró la vida de otras tantas, sobre todo niños.

Este hecho conllevó a la necesidad de habilitar disímiles lugares para la atención de los enfermos y a una gran movilización del personal de salud. Al frente de esta, estaba Fidel, quien recorría todos los lugares donde hubiera pacientes.

Cuentan que en uno de los intercambios realizados en el Hospital Pediátrico de Marianao, uno de los médicos que laboraba en el lugar le sugirió la necesidad de construir un hospital Pediátrico que brindara atención a la población infantil del oeste de la capital.

Ese médico, quien llegaría a ser director de ese hospital, le explicó que esa zona era atendida por dos instituciones pequeñas, la sección de pediatría del hospital Militar Carlos J. Finlay y aquella pequeña clínica, y que juntos no contaban con 300 camas.

Poco tiempo después comenzó la construcción de la obra. El terreno seleccionado también tiene su historia, pues antes del triunfo revolucionario allí acamparon los regimientos de marines del distrito de Columbia en la segunda intervención norteamericana, donde antes se concentraba la mayor fuerza represiva.

Los años de construcción fueron duros, pero los obreros contaron con el apoyo de las organizaciones de masas del municipio y de la capital, junto con el personal de salud que luego integrarían la plantilla del Hospital. Dicen que Fidel, junto al entonces secretario de la OMS, cortó la cinta una tarde lluviosa de noviembre, quedando así inaugurada la tan esperada obra. 

Foto: Oilda Mon

En la actualidad, esta institución está diseñada para atender a más de 400 mil niños y adolescentes, fundamentalmente de los municipios de Marianao, Playa y La Lisa, y la provincia de Artemisa. Es centro de referencia provincial y nacional en varias especialidades, como politraumas, quemados, y neuropediatría.

Han recibido numerosos premios nacionales como el que otorga la Academia de Ciencias de Cuba, el Anual de Salud, la Medalla José Tey y la Giraldilla de La Habana. Y entre los internacionales: Premio en el Congreso Ibero Americano de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica en España, y el Premio del Gobierno de Ucrania. Chernobil 2009. Las autoridades sanitarias del país lo han identificado como un centro de excelencia tanto en asistencia médica como en docencia, investigación y gestión.