Las estadísticas apuntan que para 2050 Cuba se convertirá en el noveno país con más población anciana del mundo, siendo este uno de los factores de riesgo más conocidos para desarrollar el Alzheimer.

Se estima además que hoy, una de cada 10 personas en la nación caribeña sufren Alzheimer y para 2030 esta cifra podría aumentar a 273 mil personas con esa enfermedad, la primera causa de discapacidad en los adultos mayores.

Por tanto, el Estado cubano crea estrategias con el objetivo de demorar ese proceso degenerativo y mejorar la calidad de vida de esa persona enferma, y de la familia.

A ese empeño se suma hoy el recién inaugurado Centro de Alzheimer y otros trastornos cognitivos, único de su tipo en el país.

La Jefa de esta institución sanitaria, Niurka Cascudo, aseguró que la misma formará parte de los servicios del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (Cited) fundado el 7 de mayo de 1992, por iniciativa del Líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.

En declaraciones a Prensa Latina, Cascudo explicó además que tendrá la función de capacitar a los cuidadores y familiares e impulsar investigaciones que tributen al perfeccionamiento de la atención a estos pacientes.

La demencia es un síndrome discapacitante a nivel mundial -ratificó- y si nosotros lográramos hacer diagnósticos tempranos con métodos que ralenticen el proceso sería muy importante para el centro y para la población cubana en general.

"Para ello apostamos por un tratamiento integral tanto para los pacientes como para los familiares, a través de servicios de enfermería, geriatría, de valoración social, neuropsicología y de terapia grupal", dijo la especialista.

Terapia para manejar los primeros síntomas

De acuerdo con el geriatra, Damián Varona, en la actualidad no existe una cura para el Alzheimer y aunque no hay un tratamiento específico, son recomendables pequeñas rutinas que podrían retrasar o prevenir esta afección.

Varona, quien forma parte del equipo de especialistas del Centro de Alzheimer, manifiesta que esta enfermedad provoca una disminución adquirida, gradual, progresiva y persistente de varias funciones intelectuales como la memoria, el lenguaje, la orientación, el pensamiento abstracto y la capacidad de juicio.

Estos déficits interfieren con las funciones sociales y ocupacionales del paciente por lo que resulta importante realizar un diagnóstico diferencial mediante la aplicación de exámenes médicos complementarios, explica Varona.

Por su parte, la especialista en enfermería Maydolis Pérez, refiere que cuando el paciente llega a la institución sanitaria, su especialidad es la primera en atenderlo.

"Hacemos una entrevista, aplicándole varias escalas para medir el funcionamiento diario de su vida, cómo se desempeña, lo pesamos, le tomamos los signos vitales y luego lo remitimos a las diferentes consultas".

Es importante destacar que aquí no solo se diagnostica, sino que se prepara al cuidador, porque lo más importante es enseñarlos a vivir con esa enfermedad y con esos pacientes, reitera la enfermera.

El cuidador, clave importante para el diagnóstico temprano

Estudios sobre este tema confirman que el alzhéimer borra la identidad, desaparece del cerebro lo que se ha aprendido, lo que se ha vivido, esa montaña de recuerdos que constituye la propia vida.

Los pacientes asumen rasgos característicos de recién nacidos y el cuidador en cambio se ve obligado a interpretar otro papel en sus vidas.

La psicóloga Elaine Hernández, asegura que en la medida en que el familiar asimile y entienda la enfermedad, mejor será el manejo que se haga de la misma y del paciente.

"Esto evitaría por ejemplo el uso de psicofármacos, que irremediablemente provocan reacciones secundarias y empeoran la calidad de vida del enfermo".

Desde aquí intentaremos promover terapias asociadas a la realizacion de actividades intelectuales como jugar ajedrez, la lectura; o actividades fisicas y reacreativas como caminatas, bailar, es importante ademas que el paciente, en la medida de lo posible, realice alguna actividad domestica, señala la especialista.

Los objetivos de este centro en la parte asistencial y de orientación a la familia van encaminados hacia dos modalidades ?revela- la orientación psicológica individual con el cuidador, que nosotros determinamos que está agotado o que en muchos casos demande de esa orientación.

De igual manera, trabajamos en las intervenciones psicoeducativas -dice Hernández- que consisten en programas donde se le brindan herramientas a este cuidador como, información sobre la enfermedad, a lo que se van a enfrentar con su familiar, cómo debe ser el cuidado del paciente en cuanto al baño, a la alimentación, entre otros aspectos.

"Intentaremos, a través de talleres y conferencias, ayudar a familiar y paciente, a manejar esos sentimientos casi en el olvido que aparecen en esta etapa".

Para Hernández en este tipo de padecimiento la comprensión puede ser la mejor cura, pues, aunque al final de la enfermedad solo queden algunas reacciones primitivas, y el paciente, en la mayoría de los casos, no pueda hablar, será capaz de reaccionar ante una muestra de cariño.

La nueva epidemia del siglo XXI

Varios organismos internacionales han mostrado su preocupación ante el avance de este padecimiento considerado la nueva epidemia del siglo XXI.

En la región de las Américas más de 10 millones de personas viven con demencia, una cifra que aumenta cada tres segundos, de acuerdo a los informes emitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS celebró en 2015 la Conferencia Mundial contra la Demencia en la que los ministros de salud se reunieron en Ginebra, Suiza, para discutir por primera vez los problemas mundiales derivados de esta enfermedad.

Por aquel entonces se estimaba que solo 19 países contaban con un plan nacional contra la demencia, por lo que la OMS consideró necesario el establecimiento de iniciativas centradas en la sensibilización sobre el padecimiento y sus factores de riesgo.

Cuentan que Aloysius Alois Alzheimer, neurólogo y psiquiatra alemán, identificó por primera vez los síntomas de lo que luego se conocería como enfermedad del Alzheimer, al observar a una paciente en 1901.

No fue hasta 1906 que publicara los resultados al terminar el estudio post mortem de su cerebro.

(Tomado de Prensa Latina)