A menudo nos quejamos con razón de lo caro que están los alimentos en el mercado, en especial las frutas y vegetales, sin embargo, muchos padres y abuelos se desviven por complacer a sus niños y desde edades tempranas les brindan confituras y refrescos, que no aportan valor nutricional.

Una dieta sana fortalece el sistema inmune, el cual combate entre otras cosas, las intoxicaciones alimentarias y las alergias. Pero si está debilitado padecerá de resfriados e infecciones frecuentes, problemas digestivos, fatiga, dolor de articulaciones, debilidad muscular y problemas cutáneos.

Las vitaminas C y E tienen un efecto antioxidante, la A es antivírica, las vitaminas B son importantes para la actividad de los fagotitos (*), al igual que el calcio, y el selenio favorece la producción de anticuerpos. Las proteínas fortalecen la inmunidad, son importantes para la producción de las células, incluidos los anticuerpos y las enzimas del sistema inmune.

La fibra, que se encuentra en los alimentos integrales, frutas y vegetales, es vital para el sistema digestivo, mantiene limpio el colon, contribuye a la eliminación de toxinas y evita la proliferación de bacterias dañinas. Los ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 reducen las inflamaciones y fortalecen la inmunidad en general.

Siempre es importante una buena alimentación pero en la infancia y adolescencia, etapa del desarrollo del organismo, es imprescindible mantener una dieta saludable. Por ello, resulta ventajoso conocer los valores nutricionales y medicinales de los alimentos que generalmente podemos encontrar en el mercado.

La cebolla es un potente antioxidante y anticancerígeno. Tiene propiedades antiinflamatorias, antibióticas y antivíricas. Ayuda a reducir el colesterol, diluye la sangre y previene la formación de coágulos.

El ajo tiene excelentes propiedades terapéuticas, se usa para combatir problemas digestivos e infecciones respiratorias. Protege contra las bacterias, parásitos, hongos y virus. Es antioxidante, anticancerígeno y refuerza la salud del corazón. Se dice que las personas que toman medicamentos contra la hipertensión deben consumirlo con precaución, pues potencia sus efectos. Además, puede irritar las úlceras gástricas.

El boniato, menospreciado por algunos, es un alimento de un alto valor nutritivo. Contiene vitamina C y E, betacaroteno (variedad amarilla) que el organismo convierte en vitamina A. Es anticancerígeno, antioxidante, mejora la piel, ayuda a reducir el colesterol y fortalece las funciones digestivas.

La papa es fuente de vitamina C, su piel contiene fibra que mejora la digestión, reduce el colesterol. Además, tiene vitamina B6, la cual contribuye a la producción de aminoácidos, ayuda a eliminar las sustancias de desecho de la actividad celular.

La remolacha es desintoxicante y depuradora de la sangre, fortalece la inmunidad. Al ser rica en hierro estimula la producción de anticuerpos, facilita el suministro de oxígeno a las células; contiene manganeso, necesario para la producción de interferón (anticancerígeno): beneficia la salud del hígado y riñones. Su elevado contenido de fibra contribuye al buen funcionamiento del corazón y del sistema digestivo. Se puede consumir cruda o cocinada.

El tomate es rico en vitamina C, algo de E y betacaroteno. Tiene propiedades antivíricas y es fundamental para todas las funciones del sistema inmunológico. Contiene licopeno, potente anticancerígeno, en especial del cáncer de próstata.

El rábano tiene propiedades antiespasmódicas, facilita el flujo de la bilis y es bueno para combatir la sinusitis. Estimula el riego sanguíneo y facilita la digestión. Es antibacteriano, expectorante útil para luchar contra los resfriados. Contiene vitamina C, calcio, magnesio, fósforos y aceites esenciales. No es recomendable para las personas con hipotiroidismo.

La zanahoria es rica en betacaroteno, vitamina K que sirve para la coagulación de la sangre y cicatrización de heridas; fibra, que facilita la digestión y fomenta la salud del corazón; cromo, estabiliza los niveles de azúcar en sangre. Se recomienda comer ralladas para una mejor digestión.

La calabaza de pulpa anaranjada contiene una sustancia que previene algunas formas de cáncer y las enfermedades cardíacas. Rica en vitamina C y contiene fibra que ayuda a reducir el colesterol y promueve la buena digestión. Las semillas de calabaza ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre y son fuente de proteínas y de ácidos grasos Omega 3 y Omega 6. Contienen vitamina B6 y minerales como hierro, magnesio, potasio, selenio y zinc.
Son cruciales para la salud de la piel, coagulación, digestión y funciones nerviosas.

El aguacate es una fruta que contiene vitamina B1, B2, B3, B5, E, K, ácido graso Omega 6, entre otras sustancias. Reduce el colesterol, es antiinflamatorio, ayuda a destruir los invasores dañinos para el organismo y es muy beneficioso para la glándula prostática.

La col es rica en fibra. Es anticancerígeno, contiene vitamina C y folato lo cual contribuye a la capacidad de sanar. Además, vitamina B5, estimulante inmunológico que promueve la producción de anticuerpos.

El plátano contiene vitamina B, vitamina C y manganeso. Ricos en fibra y en potasio, este último regula los fluidos corporales y las funciones del sistema nervioso. El limón es muy rico en vitamina C. Es antioxidante y anticancerígeno. Tiene propiedades antisépticas para la eliminación de los gérmenes y también antifúngicas.

El pollo contiene selenio, potente antioxidante para combatir las infecciones. Vitaminas B3 y B6, fundamentales para el sistema nervioso. Fuente de proteínas y si se le quita la piel es bajo en grasa. Contribuye al crecimiento y reparación de las células del organismo.

Como puede verse hay muchos alimentos esenciales para el organismo que en mayor o menor medida tenemos a nuestro alcance. Por eso, desde edades tempranas, debemos fomentar su consumo y evitar la ingestión de comida chatarra.

Por otra parte, para una vida saludable también es importante realizar ejercicios físicos, lo que facilita el flujo del líquido linfático, el cual transporta las células inmunológicas por todo el cuerpo. La actividad física también contribuye al riego sanguíneo y al suministro de oxígeno a los órganos del cuerpo.

Otras recomendaciones son: dormir tiempo suficiente, recibir luz diurna (en los horarios de menor influencia de los rayos ultravioletas provenientes del sol), la relajación, masajes, establecer adecuadas relaciones sociales y por sobre todas las cosas mantener una actitud positiva ante la vida.

(*) Células blancas responsables de depurar las materias residuales del cuerpo (N.A.)

Referencia
Libro de Charlotte Haigh. 100 maneras de potenciar tus defensas