Salvador García Agüero fue un pedagogo, escritor, periodista, diplomático y sobresaliente orador. Su proyección profesional y experiencia laboral le permitieron defender el magisterio como elemento fundamental en la formación ética y moral de las nuevas generaciones de niños y adolescentes que pasaron por las aulas en que él ejerció la docencia. Desde que era estudiante cultivó la poesía con naturalidad y destreza. Estos fueron publicados en la página Ideales de una raza, en el suplemento dominical del Diario de la Marina. Durante la dictadura de Gerardo Machado, integra la redacción de La Palabra y Resumen. Ante el golpe de Estado dado por Fulgencio Batista mantuvo una posición contraria y firme. La figura de Antonio Maceo, su vida, pensamiento y acción, fue tema recurrente en la literatura y la oratoria del intelectual cubano. El poema de hoy, al decir de Ángel Augier, es uno de los sonetos de su juventud que “logró trazar otra bella estampa del Morro habanero, en la cual se unen la imagen plástica y el simbolismo patriótico”.

EL MORRO

Bello, como un David petrificado frente al Goliath inmenso y clamoroso yergue el faro su gesto de coloso tal un desdén ante el peligro alzado

Sobre el abrupto pedestal, golpeado por las olas con ruido fragoroso, finge su luz venablo poderoso en las escamas de un dragón clavado

En las noches calladas y sombrías, atisba en las norteñas lejanías la amenaza de un sórdido apetito…

Pero si ve la sombra de una garra, lo mismo que una entraña se desgarra la piedra fiel se partirá en un grito.

FUENTE: AUGIER, ÁNGEL: “LA POÉTICA HABANA CIEN POEMAS”, COLECCIÓN SUR EDITORES, LA HABANA, 2018.

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