Lina de Feria es una poetisa y ensayista cubana que, desde su primer volumen, Casa que no existía (Premio David), trazó un estilo propio con una voz particular en el amplio paisaje de la poesía contemporánea cubana.

Ha recibido varios premios, el de Poesía Raúl Hernández Novas, el Nicolás Guillén; además, varios de sus poemarios obtuvieron, en diferentes ediciones, el Premio Anual de la Crítica. Este poema pertenece a La belleza de lo entendible; expresa la intensa emoción, producto de su dolor y esperanzas, a tenor de la situación mundial actual.

Espejismo XI

Cuando existía un tiempo

al que llamábamos anciano y moribundo

se enfrentaron los pueblos luchando por

la tierra.

Se mezclaban las razas y el hombre se

olvidaba

de la hermandad y de la mansedumbre.

No voy a cantar con sencillas palomas

lo que debe ser alarido del mundo

por el choque de fuerzas que serían

hermanas

en un solo cesto recogido por una piadosa

mano

bien hecha por el ser que vive.

Palestina no tiene el sitio para el dátil

no tiene la palmera de los sueños

no tiene el niño que no sepa ya lo que es

el cuerpo

masacrado

la extraña bestialidad de los cinceles

fustigantes de la guerra

y por él es que entono el brote de las flores

evito las discordias para soñar sin fuegos.

Protejo los silencios de los que están

callados

para siempre

con unas canciones de otros timbres

en los que el hombre adquiere su belleza.

Fuente: “La belleza de lo entendible”, Ediciones Unión, Lina de Feria, 2020