Irasema Cruz Bolaños es una poetisa y actriz habanera, graduada de Instructora de Arte en la Especialidad de Teatro, y licenciada en Español Literatura. Ha publicado Morir sin muerte (2013) y
Mujer en los andenes (2017). Pertenece a los grupos literarios Ala Décima, Movimiento de Poetas por La Paz y Movimiento Poetas del Mundo. Obtuvo el Premio Farraluque de Poesía Erótica (2010). Ostenta múltiples galardones en certámenes provinciales y nacionales. Su poesía está publicada por la revista Alma Mater y en las antologías Unidos por la poesía (2008), Otras islas (2008), El ojo de la luz (2009) y Espacio mínimo (La Habana, 2009).
VI PRECIPICIO
Pide la lluvia saltar… Temo a la caída y a sus ojos.
Rodeada de mar por todas partes soy isla asida al tallo de los vientos. Me cuesta la nube y el principio de toda indagación es cortarse. Ochenta y una ventanas sacuden la risa de la muerte.
Cuánto demora el pordiosero en quemar la luz del circo si el león sostiene el castillo ensangrentado.
A veces me arriesgo a sentir; la ciudad tiembla y un niño espanta mi boca del holocausto. A veces ruge el mar y revienta la ola en la noche negra contra la roca y me ofrezco en sacrificio al vagabundo solapado en su angustia. Los altares recorren ochenta cielos sin respuestas.
Cuánto demora parir el mundo. No alcanzan los vientres en la espera y el olor a sangre recién cortada no son más que un presagio de setenta y nueve horcas en el camino de la luz.
Estoy vieja el castillo inexorablemente se derrumbará setenta y ocho viernes sin que mi madre escuche el grito y las ganas de salvarme.
Déjate llevar Te conozco, de mil formas desconocidas; eres la mujer con alas que aparece en los sueños de los viajeros perdidos, espejismo real que nadie alcanza a retener, estás llena de conjuros olvidados, y aún cuando lo intentes, no puedes engañarme, soy el viajero sin rumbo que te persigue cada mañana, conozco de viejos caminos, de los antojos de tus manos, indiscretas guardianas con que oteas el horizonte; eres musa perdida en medio de la ciudad; diosa de labios inalcanzables, camino contra el desasosiego de un tiempo sin marcha atrás. Ten mi mano, heredera de lazarillos; deja que se mezcle con tu voz, cada palabra que en mis dedos danza es un camino a la espera del mañana, síguelos en silencio, al amparo de la noche, al borde mismo del horizonte de tu sombra. Toma mi mano, soy un chiquillo avejentado por los años; déjate llevar a donde cayeron las primeras lágrimas por tu ausencia, déjate llevar, sin miedos, a donde el horizonte se funde con tus palabras. Yoscar 24/6/2020
Hola amiga mía. Al fín te encontré. No eres facil de olvidar ni de encontrar apesar de estar siempre donde más se te necesita. Eres artista, poetiza y declamadora por excelencia. Gracias por existir.